Etapa 2: Cupido

En cierto claro, en el cual había un lago de agua cristalina, se encontraban: Ramón, Nahum y Christopher, pasando el rato, platicaron sobre el juego que había ocurrido hace unas semanas, discutían sobre qué hacer con lo que ganaron en la apuesta contra el equipo rival, pero al final no llegaron a nada claro.

Pasaron un largo tiempo ahí hablando de cosas triviales de la vida hasta que decidieron que fue suficiente y se fueron del lugar hacia el pueblo.

Una vez ahí todos se despidieron y se fueron a un sitio distinto, cada uno; Christopher, a una tienda, Nahum, llegó con el resto de su grupo y Ramón, fue de vuelta al bosque a un claro pacífico en el que tenía un columpio en el árbol.

Ramón se sentó en este y empezó a columpiarse en él, cada vez con más velocidad hasta llegar lo más arriba posible y luego caer en una colchoneta que tenía preparada, esto lo repito varias veces cayendo de formas distintas.

Luego de cierto tiempo Ramón permaneció en el suelo recostado sobre la colchoneta, se levantó de forma casi automática cuando escucho los pasos de algo acercándose, Ramón se estaba preparando para cualquier cosa, pero, resultó ser solo, Azul que venía en su busca —baja la guardia, no vas a lograr tocarme en todo caso —exclamó, Azul con ese todo de seguridad y arrogancia.

Ramón solo sonrió de forma egocéntrica —cuánta seguridad, no puedo creer que pienses que no soy capaz de hacerlo, que no se te olvide que ya no soy el mismo niño.

—Puede que ya no sea un niño, pero, sigue siendo igual de crédulo que cuando lo eras de niño —menciono mientras reía.

Ramón solo la juzgo con la mirada, pero a esta no le importo en absoluto —bien, ¿Qué buscas? —pregunto dándose por vencido.

—Qué directo, apenas voy llegando, puede que solo venga a verte —menciono con una risa en el rostro.

—Te conozco lo suficiente como para saber que no vendrías aquí para verme, vienes con algo en mente —dijo Ramón con arrogancia.

—Todo un detective, el señor, bien, tienes razón, tengo mis motivos para venir a buscarte la verdad… —Azul solo pudo tragar saliva y ponerse roja —es que me gusta alguien.

—… —Ramón era incapaz de carburar palabra alguna con tantas ideas saltando en toda su cabeza.

—Me preguntaba si podrías ayudar a acercar a él, es un amigo tuyo, lo vi cuando estaban en el partido, rebosaba de alegría y animaba a todos para continuar, incluso sin dejar de temer por lo que estaba sucediendo —cada palabra que decía era una bomba en la cabeza de Ramón que explotarían si no le decía su nombre.

En este punto Ramón ya se encontraba demasiado ansioso por saber de quién se trataba —es… —la respiración de Ramón se volvía cada vez más rápida y pesada —Nahum…

Ramón estaba ante el shock de la sorpresa ante esta declaración —ya veo, esto es curioso, cuánto menos claro, puedo hablarle bien de ti si eso quieres —menciono con una sonrisa.

Azul solo asintió de forma afirmativa con emoción, platicaron durante un rato sobre el tema hasta aquel llegó el momento en el que se tenían que ir, Ramón guardo la colchoneta en el interior de un árbol y se marchó de vuelta al pueblo, esta vez se acercó al centro del pueblo.

Este camino durante un rato alrededor hasta que decidió sentarse, cuando estaba por sentarse en una banca se percató que esta tenía una colchoneta para hacerla más cómoda, le pareció buena idea, pero, él creía que él tenía las únicas colchonetas porque le había pedido ayuda a Lena para hacerlas.

En todo caso no quiso hacerle mucho caso y solo se sentó sin prestarle mucha atención, sin previo aviso unas manos se posaron sobre Ramón de forma sorpresiva evitando que esté se pudiera levantar y con una voz enérgica sonó —¡Ramón!

Ramón de forma instintiva volteo a ver de quién se trataba, Lucy estaba detrás de él con una sonrisa de malicia —válgame la redundancia, vi mi vida pasar por mis ojos por un breve momento —exclamo Ramón recuperando el aliento tras semejante susto.

Lucy se sentó junto a él con entusiasmo en sus ojos —vamos, no exageres tanto, solo fue un leve susto —menciono mientras se burlaba él.

Ramón solo acertó a mirarla, luego recordó sobre la colchoneta —oye ¿Tú fuiste la que coloco la colchoneta aquí? —pregunto con duda.

Lucy no entendió al inicio la pregunta, pero logro entender a qué se refería al final —claro, esta colchoneta, es mía, sabía que llegaría tu atención, así que me asegure que estuviera a la vista, es que, verás, me gustaría pedirte un favor…

Al oír estas palabras, Ramón susurro algo para sí mismo —qué raro, un déjà vu.

—Quiero que me acerques hacia Nahum, verás, lo vi cuando jugaban en el torneo, perseverante, determinado, carismático y sabe cómo arreglar una situación desesperada, me gustó ver lo increíble que es.

A Ramón no le estaba gustando lo que estaba sucediendo —me ayudarás ¿Verdad?

Ramón asintió de forma insegura ante esta proposición —bien, en ese caso háblale bien de mí cuando lo veas.

Ramón solo se levantó, se marchó sintiéndose nervioso, por lo que está sucediendo, después de un rato se tropezó con una colchoneta —no puede ser…

Flor venía detrás de esta, cuando llegó vio a Ramón en suelo los nervios empezaron a nacer en ella —dime qué estás bien, perdón por eso —menciono de forma nerviosa.

Ramón solo se levantó —sí, lo estoy, en realidad nos pasó nada —menciono mientras sonreía.

—Ramón, ¿Puedo pedirte un favor? —pregunto nerviosa.

Ramón, previendo lo que iba a pasar, asintió y pregunto —¿Quieres que te ayude a llegar con Nahum?

Flor sorprendida, asintió, emocionada —está bien, ya me encargo yo, antes que nada, ¿De dónde sacan las colchonetas? Se suponía que yo tenía las únicas.

Flor se sorprende al oír esto a pesar de que ya sabía la respuesta —cuando mi hermana me contó que había usado unas colchonetas tan suaves, también me interesaron, de alguna forma conseguí saber que tú y Lena las habían fabricado, también las quería así que fue a pedirle una, pero, me dijo que no tenía el material que usaron con las tuyas así que no serían tan suaves.

Ramón se sorprendió al oír esa historia —ya veo, en todo caso es verdad, utilice un material que está muy adentro del bosque y es bastante difícil de conseguir, en todo casi ya me tengo que ir, ya le hablo a Nahum sobre ti —dicho eso, Ramón se puso en marcha.

La tarde ya se estaba acabando y la luna estaba saliendo, Ramón se subió a un árbol para acostarse en una de sus ramas, cuando, de pronto, una colchoneta le cayó encima de él, junto con ella una voz se escuchó —oye, me parece que es incómodo la rama, emplea la colchoneta para estar más cómodo ahí arriba —era Nahum que estaba en el suelo con una gran sonrisa.

Ramón irritado, preguntó —¿Quién te gusta?

Y Nahum en forma de burla respondió —tú…

Ramón ya estaba harto de todo lo que estaba pasando, así que eso le hizo sacar una leve sonrisa —si eso fuera cierto no lo dirías tan a la ligera, vamos, puedes decirme, no le diré a nadie.

Nahum se acercó al árbol y se recargó en él —ya lo sé, cuando se trata de amor eres el mejor para guardar silencio e incluso ayudas en lo que puedes, puede que te empiece a llamar cupido, según uno de los extranjeros es el que se encarga de hacer nacer el amor en una pareja.

Ambos estaban riéndose —en ese caso ¿no hay nadie? —pregunto Ramón.

—Claro que lo hay, solo que no estoy seguro de quien es, siempre que me acerco a ella, lo siento, pero, casi siempre, estamos todos juntos, así que no puedo identificar con exactitud quien es.

—Me imagino que es bonita y con hermosa voz, ¿No? —pregunto Ramón con una sonrisa sarcástica.

—Claro, su voz es como la de un ángel y al no saber con exactitud quien es, tampoco sé cómo es su cara, pero, no me importa en este punto.

—Ya veo, a ver si no va siendo Camila.

—Tranquilo, esa se la dejamos a Mark, parece que se lleva más con ella.

—Sí, tienes razón —Ramón cierra los ojos y se acomoda en la rama —sabes, en menos de 1 hora hubo varias chicas que me pidieron un favor para quedar bien con alguien y todo paso por estas colchonetas, nadie lo pudo haber predicho.

Nahum con curiosidad dijo —¿Quiénes fueron?

Ramón solo se quedó callado acostado mientras veía el cielo estrellado y así siguieron durante un largo rato hasta que cayó muy noche y ambos se fueron a sus casas.

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