Los días comenzaron a ser más callados desde ese día. Esta era una primavera bastante agradable, parecidos a las que se sentía en sus infancias, pero, algo había cambiado, ¿Qué fue lo que cambio? No recuerdo o quizás no quiero decirlo.
Solo te diré algo y es que, ese día, Alejandra estaba en el pueblo, ella se sentía un tanto inquieta ese día, sabía que había algo que no era normal, caminó por todo el pueblo, en las calles ya no se veían tantas personas como antes y las que se veían no tenían esa sonrisa que caracterizaba a sus habitantes, es lo normal, después de todo lo que pasó no había razón para estar sonriendo, tampoco había tiempo para estar preocupado.
Después de que, Alejandra caminara por un tiempo se empezaron a escuchar unos quejidos, el miedo invadió todo su ser, pero, incluso con eso recorriendo su cuerpo ella se acercó a observar la procedencia de este, unos jóvenes estaban abusando de alguien menor a ellos, Alejandra intento decirles que se detuvieran, pero, ni una sola palabra salió de ella, solo podía estar ahí parada viendo como el pequeño recibía una paliza, la sangre goteaba de su frente y las lágrimas brotaban de sus ojos, ver todo esto estaba quebrantando la sanidad de, Alejandra, intentó moverse de nuevo, pero, de nueva cuenta fue inútil, lo único que logro es hacer un poco de ruido lo que llamo la atención de los agresores, sus miradas llenas de odio cayeron sobre ella, se empezaron a acercar a ella con intenciones poco éticas, cuando, una figura imponente se apareció detrás de ella y con una voz dominante hablo —será mejor que se detengan o esto terminará mal.
Los agresores hicieron caso omiso y continuaron acercándose, está vez con intenciones de atacar a la figura, Alejandra cerro los ojos por un momento por el miedo, sin darse cuenta todo era silencio, abrió los ojos y ambos agresores se encontraban desmayados en el suelo con graves lesiones en su cuerpo, la figura que estaba antes en su espalda ahora se encontraba frente a ella, se podía apreciar que tenía unas vendas cubiertas de sangre en sus manos, la figura se volteó y al ver su cara no se podía apreciar ni una sola pizca arrepentimiento, pero, también se veía preocupado y con una voz más amable volvió a hablar —¿Estás bien?, Perdón por esto.
Alejandra estaba congelada por lo sucedido, no sabía que había pasado, lo único de lo que estaba segura era que él no quería hacerle daño, estuvo a punto de hablar cuando recordó a la joven víctima, se acercó a ella de forma apresurada, le dio un vistazo rápido para verificar que no había nada grave, parecía que solo eran unos cuantos golpes, cargo al joven como pudo y se dispuso a ir al hospital, la figura recogió a los agresores y también se puso en camino, cuando iban a medio camino, Alejandra volteo a ver a la figura para ver si lo reconocía, claro que lo hizo, era, Andrick, aquel niño se había convertido en un gran luchador mano a mano —te volviste muy bueno luchando, Andrick.
Andrick la miro y dijo —muchas gracias, ya llevo un tiempo entrenando, me alegro de que sirvieran de algo, estos dos años fueron duros, espero que todos los demás también estén bien.
Cuando, Andrick menciono sobre qué había pasado dos años algo resonó en la cabeza de, Alejandra, pero, no estaba segura de que fue, estuvo a punto de preguntarle qué era lo que había pasado, pero, frente a ellos paso, Ramón con un ramo de flores en sus manos, de forma rápida ambos pensaron que iba a una cita, pero, esa cara de póker dejaba mucho que desear, quizás solo estaba nervioso, eso también explicaría en parte esas ojeras que estaban bajo sus ojos, quizás no pudo descansar por esos mismos nervios, ambos tuvieron el mismo plan, seguirlo, dejaron a los heridos de forma apresurada y corrieron para alcanzar a, Ramón, pero sin que se diera cuenta —no puedo creer que tenga una cita ¿Con quién crees que será? —exclamó, Andrick sorprendido.
—No lo sé, pero tampoco puedo imaginar que tenga una, qué cara tan inexpresiva, debería estar alegre por este evento tan raro —menciono, Alejandra llena de curiosidad.
—Se le ha visto con muy pocas personas estos días o por lo menos yo no lo he visto mucho.
—No, si tienes razón, se la pasa haciendo otras cosas, pero aun así mantiene un mínimo contacto con algunas personas —Alejandra logra apreciar la funda de algo en su espalda —oye ¿Qué será lo que lleva en su espalda?
Andrick mira por un momento esto y responde —no estoy seguro, pero es una funda y el mango de algo, además también lleva una mochila y un lazo en su cintura, qué raro.
Lo que decía, Andrick era verdad, tenía una pequeña mochila poco visible y un lazo en su cintura —sí, parece que va bien preparado, la curiosidad me está carcomiendo por dentro, ¿Quién podría ser? —exclamo, Alejandra.
—Quizás… Alisa, Lena, Lucía… no sé, se relaciona con mucha gente, pero creo que esas tres son con las que más se lleva —menciona, Andrick ansioso.
Continuaron siguiéndolo por un rato hasta que entró al cementerio, Andrick se detuvo al ver esto, un escalofrío recorrió todo su cuerpo obligándolo no entrar a este y quedándose parado frente a la entrada, Alejandra estaba tan empeñada en ver qué pasaba que no se dio cuenta de que lo dejo atrás, Ramón llego hasta dos tumbas; en una, dejo el ramo de flores excepto por una, en la otra, se arrodilló en ella y empezó a dejar varias cosas, saco unas flores secas que estaban en un florero y puso la que había sacado del ramo, saco un par de veladoras, una comida que se veía deliciosa y un refresco, con todo eso empezó a hablar para la tumba con una sonrisa —sabes, mejore tanto en la cocina que ahora te mures por probarlo, también está el refresco, sabes que no tomo alcohol y seguiré con eso hasta mi muerte, pero usar refresco en esta comida sienta bien —después de decir eso, tomo: 2 vasos y 2 platos, sirvió una ración en cada una y luego se puso a comer.
Cuando se lo termino solo sonrió, guardo algunas cosas y dijo una última cosa —ya me tengo que ir, tengo que seguir vigilando para que nadie entre al bosque, ahora hay más motivos para hacerlo que antes, lo bueno es que la gente ayuda al no querer entrar, hasta luego —con eso, dicho se marchó del cementerio.
Cuando se había marchado lo suficiente, Alejandra se acercó a la última tumba, en ella estaba grabado:
Gracias por todo, Mark, te recordaremos con cariño.
Alejandra estaba estupefacta al ver la tumba —él murió ¿Cuándo paso esto? No pudo morir así nada más, era sano y feliz, no fue un suicidio ¿Qué pasó?
Andrick se acercó hacia ella aún tembloroso —esto ocurrió hace dos años, no fue una enfermedad ni un suicidio, alguien lo mato y deberías de recordarlo, después de todo estuvo en lo alto del poste que está en el centro de nuestro pueblo ese día —exclamo con la voz entrecortada.
Una serie de recuerdos empezaron a aparecer en su mente, todo ese caos volvía a ella, su mente lo había suprimido para evitar esa horrible escena, Mark fue asesinado hace dos años de una horrible manera.
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