Cierto día Mark estaba caminando cerca de una tienda, esta se estaba volviendo popular luego de que un rumor se empezara a esparcir por todo el pueblo, Mark decidió entrar al restaurante por una bebida, cuando entro vio a la protagonista del rumor, se acercó a ella para ordenar —hola, Seta ¿Cómo te va? —menciono con una sonrisa.
La joven la miro de forma detenida con una mirada que haría temblar a cualquiera, más este no se inmutó ni un pelo —ya vas a empezar con los sobrenombres de nuevo, cada día es uno distinto, a ver cuando me llamas por mi nombre.
Mark se rio de eso —lo haré cuando los cerdos vuelen.
Ella sonrió de forma segura y dijo —ayer vimos uno volar, así que olvida los sobrenombres.
—¿¡Qué!? —Mark no se podía creer las palabras que salieron de su boca —¿Quiénes lo vieron aparte de ti? Tengo que ir a confirmarlo.
—Deja lo recuerdo: Ramón, Nahum, Alan, Camila y Lucía, todos estábamos ayer en la granja y ahí vimos al cerdo volar.
Mark estaba que no se creía ni una sola palabra de eso —ya se lo preguntaré a los demás luego.
—Si quieres vamos ahora mismo, en todo caso estoy libre, mi turno se acaba en unos minutos, Ramón había dicho que estaría en el bosque hoy, cómo siempre.
Mark asintió ante esa propuesta —sería buena idea, si no fuera que tanto yo, como Ramón, tenemos cosas que hacer hoy.
—¿Qué cosas son tan importantes que tienen que hacerlo con exactitud hoy? —menciono en un tono frustrado.
—Tanto Ramón, como yo, seremos profesores por un tiempo para las siguientes generaciones, yo de: cultura y tradiciones, Ramón de: probabilidad y entrenamiento físico.
—Ya veo, de mera casualidad, ¿No hay clases de cocina ahí o incluso de independencia? —menciona, bromeando un poco.
—Pues no serían malas ideas, podemos ir y pedirlas, dependiendo de cómo se desarrolle el asunto, te pueden llegar a pagar, ya que son clases gratuitas.
Las palabras que Mark decía cada vez le parecían más llamativas —bien, eso suena interesante, puede que le dé una oportunidad, espera y te acompaño, solo una cosa antes ¿Querías ordenar algo?
—Pensé que no lo preguntarás, quiero un batido de plátano, además, quiero que me regales algo como le das a Ramón.
La joven sonrió de forma maliciosa y solo dijo —está bien.
Esta entro a la cocina y luego de un rato salió con un batido, Mark empezó a tomarlo, no pasó no un segundo cuando esté lo escupió —¿¡Que le echaste!? ¡Esto es horrible! —grito.
La joven solo le dio una sonrisa llena de maldad y dijo —solo fue el regalo, tal como se los doy a Ramón, no todos son buenos, he de admitir, tu ingrediente secreto es un chile.
Mark solo acertó a escupir lo que le quedaba en su boca —me compadezco de, Ramón, no entiendo cómo soporta el que le hagas esto, tú solo dámelo para llevar, ya veré qué hago con esto.
Eso fue lo que hizo, está entro a la cocina y salió con el batido en una botella y usando: pantalones y un suéter a rayas de cuello de tortuga —¿Nos vamos?
Mark asintió de forma afirmativa y se pusieron en marcha hacia escuela, cuando llegaron fueron directos a la dirección, ahí se encontraba el director haciendo papeleo, un viejo calvo con experiencia en su espalda, Mark y la joven entraron a su despacho y este hablo —buenos días, Mark ¿Puedo ayudarlo en algo? —menciono sin parar de llenar los papeles.
—Buenos días, señor director, vengo porque tengo una nueva voluntaria para las clases, ella es buena en varias cosas, su clase principal podría ser de cocina —menciono, Mark, mientras la presentaba.
La joven sonrió intentando dar una buena impresión —ya veo, en ese caso le haré un par de preguntas, si es capaz de responderlas de forma correcta puede dar clases aquí, solo tendríamos que ajustar los horarios. Si eso era todo y se puede retirar, recuerde que tiene una clase, los niños que tenía Ramón ya están volviendo.
Tras decir eso, Mark se despidió del director y se fue —muy joven, estás clases son gratuitas por lo cual no se le pagará, de acuerdo con su desempeño podríamos llegar a pagarle, pero eso viene después, primero le haré unas preguntas para verificar que usted podría hacerse cargo de los niños —menciono el director.
—Bien, usted haga las preguntas, ya las respondo yo —exclamo la joven decidida.
—Se las diré todas de un tirón y quiero una respuesta rápida: ¿Qué haría si hubiera una situación de peligro? ¿Tiene un horario libre? ¿Qué relación hay entre ustedes y Ramón?
Sin vacilar, ella respondió —dependiendo la situación es como reaccionaria, mi horario es libre cerca de esta hora y… ¿Qué tiene que ver eso con la escuela?
El director rio y dijo —nada, solo que aquí tenía a la principal protagonista del rumor que está circulando estos días y no quería perder la oportunidad de intentar saber lo que tenían, en todo caso, sus respuestas fueron lo suficiente como para contratarla, pero, aún hay una prueba más, tiene que hacer algo que me sorprenda.
Ni bien termino de decir estas palabras, se escuchó a Ramón —director, ya volví con los niños, ya se los di a Mark —menciono mientras abría la puerta.
—Bien, firma tu hora de salida y te puedes marchar —menciono el director mientras sacaba una libreta llena de firmas.
Ramón saludó a la joven de forma rápida y se apresuró a firmar —así que eres profesor, nada mal —exclamo la joven mientras le ofrecía parte del batido que tenía en su mano.
—Sí, es divertido —menciono sin dejar de anotar información en la libreta.
Una vez que terminó, acepto el batido que le ofrecían, le dio un gran sorbo y lo escupió todo hacia donde estaba el director —¡Ah…! —busco de forma apresurada algo para tomar, tomo la botella de agua que del director —¿Cuánto chile le pusiste a eso?
—Cuando me lo ordenaron era uno solo, luego le debí de haberle echado mínimo unos cinco más —menciono la joven.
Ramón volteó con el director que se encontraba limpiándose —bien, creo que sí va a ser una gran profesora, felicidades, me sorprendió, quien hubiera dicho que usaría a alguien más para hacerlo —exclamó el director riendo un poco.
—¿Quiere un poco de batido? —pregunto, Ramón, de forma crédula.
—No —menciono el director de forma rotunda.
—Vamos, solo un poquito.
—Que no.
—Que aburrido de su parte, ni siquiera está tan mal.
El director solo miró hacia su botella y la miro vacía —bueno… puede que si estuviera un poco enchiloso, pero no es para tanto —menciono Ramón intentando dar una sonrisa.
Y desde ese día una nueva profesora se unió a las clases.
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