La Esposa Humana Del Vampiro

LAURA:

Apenas pude comer algo en ese carruaje tan incómodo y ya la desesperación me estaba matando cuando esa cosa se detiene.

—Al parecer por fin hemos llegado.

Murmuro mientras ya no siento mis nalgas y la puerta del carruaje es abierta.

—Ha llegado a su destino alteza.

Adrián sonríe tendiéndome la mano y yo la tomo con una sonrisa fingida.

—Gracias mi lord.

Soy la primera en salir y los niños los hacen detrás de mí con sus caritas de cansancio.

Levanto la mirada y observa el lujoso castillo de mármol frente a mí, la verdad es muy hermoso.

El duque se acerca a mí y sin mencionar nada me tiende su codo el cual lo tomo sin problema alguno.

Él lleva su mirada a los niños y con amabilidad les dice.

—No se aparten y sean respetuosos.

—Sí padre.

Dicen ambos niños con rostros serios y comenzamos a caminar por el largo pasillo hasta llegar a la enorme puerta del castillo.

Un sirviente nos hace una reverencia para luego abrir la enorme puerta junto a dos guardias que estaban parados como estatua.

Al ingresar dentro la verdad todo grita lujo y una mujer vestida muy sostificada con una sonrisa se levanta de su lujoso mueble donde varias doncellas le echaban aire con grandes abanicos de mano.

La mujer camina hacia nosotros y el duque le hace una reverencia, yo lo sigo y los niños siguen nuestro ejemplo.

—Es un placer volver a verlo duque Cortés, duquesa, es usted bienvenida.

La hermosa mujer habla con una sonrisa tranquila y sonrío asintiendo.

—Muchas gracias majestad.

Habla mi esposo con tono neutro.

—No hay que agradecer, mis chicas lo llevarán a sus habitaciones, todo está preparado para los niños, así que ustedes pueden disfrutar de su tiempo a solas.

La mujer sonríe y el duque hace otra reverencia.

—Se lo agradecemos majestad.

—El imperio le debe mucho duque Cortés, en unas horas al mayordomo lo buscará.

—De acuerdo.

Dice y luego comenzamos a seguir a las doncellas que nos guían por un amplio y lujoso pasillo muy hermoso.

Después de pasar varias puertas nos detenemos en una.

—Duques, esta es su habitación y al frente estarán las de los niños, si necesitan cualquier cosa no duden en avisarnos.

Dice la sirvienta mayor haciendo una reverencia y Victor le corresponde haciendo un asentamiento con la cabeza.

Las nanas de los niños entran con ellos a la habitación que está frente a la nuestra y ambos nos quedamos solos en silencio.

—¿Dormiremos juntos?

El duque entrecierra los ojos y camina dos pasos más cerca de mí.

—Estamos en el castillo imperial duquesa, no quiero escapaditas al bosque ¿Entendido?

—Sí.

Hablo con voz firme y a mi mente llegan los recuerdos de este cuerpo, cuando aprovechaba la oportunidad para escaparse con el barón Harrison al bosque.

Con un suspiro entro a la habitación detrás del duque y me encanta lo que veo.

Una gigantesca cama, un escritorio, dos muebles y un pequeño comedor con dos sillas... Me encanta lo espaciosa que es.

Solo miro como el duque entra a una pequeña puerta y cierra de golpe... Mmm, supongo que ahí está el baño.

Después de dar un paseo por la habitación tomo asiento en el mueble y suspiro agotada cerrando los ojos.

—Necesito un baño y una copa de vino muy fuerte.

—Una joven noble alcohólica... Es raro de ver.

Una baja voz me hace abrir los ojos y frente a mí observo un hombre vestido de negro con una sonrisa maliciosa.

Mi corazón golpea mi pecho fuertemente y la verdad si hubiese sido una anciana ya estuviera muerta.

Él individuo al ver mi miedo sonríe con maldad, pero actúo rápido y antes de que haga algo más golpeo sus partes nobles y salto del mueble corriendo hacia la puerta del baño.

—¡Victor!

Grito con todas mis fuerzas y golpeo la puerta varias veces mirando como aquel se retuerce de dolor.

La puerta se abre de golpe y observo al duque con el ceño fruncido, pero eso poco me importa y solo señalo hacia el hombre que se está levantando con una sonrisa.

Con una velocidad sobrehumana Victor me coloca tras él y eso me deja descolocada ¿Cómo se movió tan rápido?

Dejo de pensar al sentir su cuerpo tenso y me doy cuenta de que solo tiene una toalla que tapa de la cintura para abajo.

Oh cielos.

Mi mente trata de desviarse, pero no lo permito y solo me concentro en esta situación extraña y peligrosa.

—Akir... ¿Qué haces aquí?

La voz de Victor suena peligrosa y demandante.

—Oh Víctor, pero que sorpresa volver a verte después de tanto tiempo.

Dice él tal Akir con una sonrisa burlona.

—No has respondido mi pregunta.

—Amargado como siempre.

Dice el susodicho sentándose cómodamente en el sofá y luego con una sonrisa dice.

—Su alma es muy atrayente... Y la quiero para mí.

Abro los ojos sin poder creer lo que mis oídos están escuchando.

—Es mi esposa Akir.

La voz de Víctor es más amenazante y Akir vuelve a sonreír.

—No... Ella no es tu esposa Victor.