El Juego Del Destino

Una vez que Elena estaba más tranquila Carolina se fue a su casa, al día siguiente tenían que ir a trabajar, Elena tenía que decirle a Patricio que estaba embarazada, pero no sabía ni como ni cuándo o si de verdad necesitaba decirle, si pudiera esconderse y pasar su embarazo sola lo hacía, pero era imposible Patricio tendría que enterarse...

Al día siguiente Elena se despertó muy temprano, se fue a trabajar, tenía que pensar bien qué hacer con su vida, ahora además de su vida también tenía la responsabilidad del bebé que venía en camino, Elena llegó y checo su entrada y después llegó Carolina, entre semana solo se tenían que encargar de preparar alimentos cuándo hubiera juntas importantes, así que tendrían una semana relajada hasta el fin de semana que hubiera un evento

Elena estaba revisando la agenda cuando le llego una notificación en la tableta

Paolo: Elena y Carolina, las espero a las 12 en la sala de juntas, hoy se presentará con ustedes mi socio

Elena sintió unos nervios que le recorrieron todo el cuerpo, le informó a Carolina y mientras se llegaba la hora prepararon unos bocadillos para llevar a la sala de juntas, que mejor manera de presentarse que con algo de comer

Se llegó la hora de la reunión, las dos se acomodaron la ropa y el cabello, siempre tenían que verse presentables, Elena tomó la charola y se fueron al elevador, subieron al último piso y rápido, Alexa se acercó

Alexa: pueden pasar a la sala de juntas, si gustan yo llevo eso (parecía algo amable, raro de ella y Carolina intuyo algo)

Carolina: No gracias, yo lo llevo

Alexa rodó los ojos y les dio el pase, en la sala de juntas aún no estaba nadie, aún faltaban 5 minutos, Elena puso la charola en el centro de la mesa y se sentaron

Carolina: ¿cómo será el otro jefe? Será agradable como Paolo o no, lo más seguro es que sea un tipo sangrón, siempre es así, en las empresas tiene que haber alguien más sangrón e intocable

Elena: no sé no tengo idea, pero tengo unos nervios, lo que si se es que veo que Paolo te cae muy bien verdad

Carolina: normal amiga ¿o apoco no se te hace que es buena persona?

Elena: si claro, pero no puedes negar que a ti te agrada demasiado más de lo normal

Carolina: hay bueno solo un poco

En eso voltearon la mirada a la puerta al escuchar que se abría, era Paolo

Paolo: buen día, chicas ¿cómo amanecieron?

Carolina: muy bien y usted

Paolo: ya lo veo dijo en voz muy baja para que no escucharan, pero por favor háblame de tú, también tu Elena, yo las tuteo así que ustedes pueden hacer lo mismo sin ningún problema, tampoco es que este tan viejo

Elena: Claro Paolo

Carolina: ¿cuántos años tienes Paolo?

Paolo: tengo 28 años

Carolina: estás muy joven

Paolo: gracias ¿y qué trajeron?

Carolina: unos bocadillos, les van a encantar

Paolo: perfecto solo ahí que esperar a que llegue mi socio

Mientras que Carolina y Paolo platicaban un poco Elena seguía hundida en sus pensamientos, no supo cuanto tiempo pasó hasta que escucho de nuevo abrirse la puerta

Elena volteó a la puerta y su mirada se encontró con la de su nuevo jefe, Elena sin pensarlo agachó la mirada mientras se hablaba ella sola

"Dios no me puede estar pasando esto a mí, el chico al que le hablé algo grosera en el evento ahora resulta que será mi jefe por 1 año ¿Algo más Dios?"

Elena se quedó sin mirarlo, El joven entró y llegó a la mesa, él la vio y claro que la conoció, de hecho desde el evento supo quienes eran las nuevas encargadas de la cocina, solo que ellas no sabían quién era él

Jefe 2: Buenos días señoritas

Carolina: Buenos días Joven

Elena: Buenos días (sin voltear a verlo)

Jefe 2: bueno, primero que nada quiero ofrecerle una disculpa por presentarme hasta hoy, Mi nombre es Leonardo Salvatore, también soy su jefe y estoy para lo que se les ofrezca

Carolina: Mucho gusto, mi nombre es Carolina Spencer, repostera

Se dieron la mano con una sonrisa

Carolina le dio un leve codazo a su amiga para que reaccionara

Elena: Mi nombre es Elena Harrison, la Chef, muchi gusto

Leonardo le dio la mano y Elena muy nerviosa también le dio la mano

Leonardo: el gusto es todo mío (le sonrió cuando ella lo vio y muy nerviosa y apenada también le sonrió)

Mientras discutían algunos, puntos disfrutaron de los bocadillos, Leonardo no dejaba de ver a Elena, eso a ella la ponía nerviosa

Paolo: bueno, eso es todo señoritas, pueden pasar a su trabajo

Leonardo: un momento, señorita Elena puede pasar a mi oficina por favor

Elena hasta temblorosa de la voz le dijo que si

Carolina: bien, te espero abajo

Elena: si, ahí te veo

Paolo: bueno, déjame acompañarte

Carolina: muy bien vamos

Leonardo se puso de pie, le dio el pase a Elena y después camino al lado de ella, sin sentir ella se fue quedando atrás y terminó siguiéndolo, de su cabeza no salía nada más que la iba a despedir o la cosa iba a empezar mal, seguro le diría que por ser grosera con las personas, pensara que soy una grosera con todo mundo

Carolina camino con Paolo, cuando pasaron por la oficina de la asistente, Carolina pudo ver como la mujer se ardía de coraje, la observo hasta que se cerraron las puertas del elevador...

Leonardo abrió la puerta y le dio el pase, Elena se sentía como un pequeño cachorro asustado

Leonardo: puedes tomar asiento

Elena: gracias, perdón por favor, no quiero perder el trabajo le juro que no soy grosera con las personas

Leonardo: tranquila, no vas a perder el trabajo, te hable para disculparme, tal vez te moleste y no quiero que tengas esa imagen de mí, trabajaremos juntos por 1 año y lo mejor es llevarnos bien

Elena: discúlpeme usted a mí, de verdad me agarro en un mal momento

Leonardo: bueno está bien, no te preocupes, por cierto háblame de tú, no me gusta que me hable de usted

Elena: Está bien

Leonardo: Bueno eso es todo, puedes pasar a tu trabajo

Elena se puso de pie de inmediato, Leonardo al verle la mano le vio los anillos

Leonardo: perdón Elena ¿eres casada?

Elena: si (no puso una cara de Felicidad que digamos)

Leonardo: está bien, puedes irte

Elena se fue y Leonardo se sentó en el escritorio

Leonardo: Dios que me pasa con esta mujer, es casada...