MENTIROSO AMOR

#LIANA

Siento que me voy a desmayar, de los nervios, la comida no pude tragarla, se me cayo el tenedor de la mano al oir a mi padre en el almuerzo.

-Hable con Francisco y vas a ir con él a la capital para cerrar el negocio con esa empresa.

-¿Qué?... Yo, ¿Por qué?... Siempre va con...

Casi no pude pronunciar el nombre de la secretaria, se quedo atorado en la garganta y no pude ni decirlo.

-Es importante, tu conoces muy bien la empresa, no puede fallar, últimamente hay una baja en las ganancias y con este contrato nos mantendremos en la lucha un poco mas.

Comento mi padre.

Sentia como si hubiera sido golpeada en el estómago. No podía creer que mi padre me estuviera haciendo esto.

¿Cómo podía pedirme que viajara con Francisco? Este no era Francisco, era Paolo, podia dicimular un par de horas, pero estar con él dos semanas, eso no podria soportarlo.

De Francisco no quería saber nada, lo aborrezco. Pero no podia desenmascararlo ante mi padre, sabiendo que Francisco era un mentiroso y un engañador. No podia decirle eso a mi padre, lo lastimaria y podria hacer que sufra un paro cardíaco, eso no me lo perdonaria.

Miró a Paolo, que estaba sentado a mi lado, con una mirada de preocupación.

Sabía que no podía contarle la verdad a mi padre, no podía decirle que el hombre que estaba conmigo no era mi esposo, sino un suplente que se le parecía y que fue Francisco quien le contrato para divertirse a sus anchas con su amante Silvia que resulta ser su secretaria y no es capas de cumplir con sus obligaciones.

Ni yo logro aún creer todo esto, ni en mis mas locos sueños imaginé nunca algo asi.

-Está bien, papá. Al final acepte con una voz temblorosa.

-Iré con él. Solte suavemente el aire de mis pulmones.

Mi padre asintió, con una sonrisa de satisfacción.

-Bien, hija. Estoy seguro de que cerrarás el negocio con éxito.

-Por los chicos no te preocupes, quedan conmigo. Agrego Carlos.

Le sonrei asintiendo y relojee a mis hijos que se los veia entusiasmados por pasar tiempo con su tio, con él jugaban a la play y les dejaba comer todo lo que quisieran.

Llego el vehículo que nos llevaría al aeropuerto, mi padre tenia todo preparado, quería que estemos temprano lúcidos para la reunión.

Me puse de pie, con una sensación de desesperanza. No sabía cómo iba a hacer esto, no sabía cómo iba a fingir que era la esposa de Francisco cuando en realidad estaba con Paolo.

Un remolino de emociones me arrollaban, caminaba como zombi, pero algo tenia en claro, hablaria con Paolo, no podria soportar mas todo esto, no soy buena mintiendo como lo es mi esposo.

Paolo se levantó y me siguió, con una mirada de apoyo.

- Se que esto es difícil para ti y estoy dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ayudarte. Escuche que me dijo Paolo.

Me gire a mirarlo, lo decia como Paolo, se salio de su papel de fingir ser Francisco, porque mi esposo es de los que dicen que hacer y seria capaz de tomar las decisiones sin dejarme hablar, por mas que mi padre dejo en claro que yo debia ser quien haga el negocio.

En el camino al aeropuerto, no podia negar que me sentía como si estuviera en un sueño. No podía creer que estuviera haciendo esto, no podía creer que estuviera con Paolo que fingia ser mi esposo.

Cuando llegamos al aeropuerto, Francisco (o mejor dicho, Paolo haciéndose pasar por Francisco) ya me maree con todo este lio. Me tomó del brazo y me llevó hacia el avión.

-Vamos, querida. Dijo, con una sonrisa.

-Tenemos un negocio que cerrar. Me saco de mis pensamientos, yo parecia que flotaba, aun no queria aceptar que estaria con Paolo dos semanas, solo los dos, como esposos y de seguro compartiendo habitación.

Senti un escalofrío recorrer mi cuerpo. Sabía que estaba en una situación peligrosa, sabía que en cualquier momento podía ser descubierta, no soy buena ocultando cosas.

Pero no podía hacer nada, solo seguir adelante y esperar que todo saliera bien.

*Pensamiento de Paolo*

Estoy sentado en el avión, al lado de Liana, y no puedo evitar sentirme nervioso. Me estoy haciendo pasar por su esposo, Francisco, y no sé cómo voy a poder mantener la facha durante dos semanas.

Pero lo que más me preocupa no es la posibilidad de ser descubierto, sino mis propios sentimientos. Estoy enamorado de Liana, y no puedo evitar sentirme atraído por ella.

Me pregunto si ella siente lo mismo por mí, o si solo estoy siendo un tonto.

¿Se dará cuenta de que mis sentimientos son reales?

Despues de lo que pasamos anoche, como nunca la tuve entre mis brazos, no fueron breves minutos, fueron horas de lujuria desenfrenada. Ahi comprendi que todo lo que dijo Francisco de su esposa era mentira, siempre la trato de frigida, fria, que apenas duraba un par de minutos.

Anoche senti que no fue solo fisico, al menos para mi no fue asi, me entregue en alma y corazón en cada beso. Pero no debo ilusionarme, ella solo cree que es Francisco, su esposo.

¿Se dará cuenta de que estoy enamorado de ella?

No puedo hacerme esa pregunta, ella ni sabe que soy Paolo, el asistente de su esposo, ella cree que soy Francisco, su esposo fiel.

Me siento como un hipócrita, fingiendo ser alguien que no soy. Me siento como si estuviera engañando a Liana, aunque en realidad es Francisco quien la está engañando.

Pero no puedo evitarlo, estoy atrapado en esta situación. Francisco me paga para que haga esto, y no puedo dejar de hacerlo.

Miro a Liana, que está sentada a mi lado, y siento un dolor en el pecho. Quiero decirle la verdad, quiero decirle que la amo, pero no puedo.

Así que me quedo callado, fingiendo ser Francisco, y espero que no me descubra.

Tengo una lucha interna que me atormenta y las preguntas me invaden sin respuesta.

¿Por qué me hice esto a mí mismo?

¿Por qué me enamoré de la esposa de mi jefe?

No puedo evitar sentirme atraído por ella, no puedo evitar querer estar con ella.

Pero no puedo tenerla, no puedo tenerla porque estoy atrapado en esta mentira.

Me siento como si estuviera viviendo una vida que no es mía, como si estuviera siendo alguien que no soy.

Pero no puedo hacer nada, solo seguir adelante y esperar que todo salga bien.

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#LIANA

No pude hablar con Paolo en todo el vuelo, me coloque los auriculares y fingí dormir, porque no podia hacerlo, la preocupación que sentía me tenia en vela.

-Ya debemos bajar. Escuche que me dijo Paolo tocandome para que despierte.

Llegamos a media noche, fuimos derecho al hotel y como lo supuse debiamos estar en la misma habitación que era matrimonial.

Al cruzar la puerta ya no podia más, me iba a infartar en ese instante, sobre todo cuando Paolo se aproximo dandome un beso, me dio un escalofrio y me retire nerviosa.

-¿Qué pasa? Indago.

-Quisiera tomar un baño. Le dije solo para escapar, me sentia como una presa acorralada.

No se cuanto dure bajo la ducha, hasta que Paolo me hablo.

-No me gastes todo el agua caliente.

Recien ahi reaccione y sali envuelta en toalla, el me dio otro beso en los labios.

-Esperame despierta. Me dijo con un tono grave que me flaqueo las piernas, queria acción, en cambio yo queria salir corriendo.

Me puse un camison que parecia de la madre teresa, me sente en el borde de la cama, con la mirada fija al baño esperando a que salga Paolo. La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando mi rostro pálido por el panico que sentía.

Cuando escuche el metálico sonido de la puerta al abrirse y la luz del baño se colo hasta el pie de la cama iluminando mis pantuflas, lo nombre de manera automática.

-Paolo. Pronuncie con una voz suave pero firme.

-Si. Respondio acomodando la toalla en su cintura y al segundo levanta la cabeza con los ojos abiertos de par en par al darse cuenta que piso el palito que le tendi.

-Liana. Se aproximo nervioso y se arrodillo ante mi tomando mi mano.

-Sé todo. Sé que eres el reemplazo de Francisco, que has estado haciéndote pasar por él durante años. Prosegui en mi relato con el corazón palpitante, no se si esto ultimo era verdad o no, pero lo dije segura, sin una gota de duda en mi voz.

Paolo se quedó paralizado, sin saber qué decir. Su rostro se tornó rojo de vergüenza y miedo.

Me sujeto las manos como si de eso dependiera su vida.

-Sí, lo sabía. Continue con una rísa amarga.

-¿Desde cuándo? En un hilo de voz pregunto.

-Lo sabía desde hace tiempo. Pero no me importaba. Me importaba la familia, la empresa, la vida que había construido con Francisco. Tonta crei que cambiaria. Menti como una loca, puras mentiras, no queria que sepa que fue hace poco, porque eso significaba que él podia decir que fue esa unica vez y que lo de anoche era porque estabamos tomados y podria usar eso en mi contra.

Paolo se sentó a mi lado, con la cabeza gacha.

-Lo siento, Liana. No quería hacerte daño.

Pronuncio esas palabras con dolor, no esperaba que diga eso, esperaba que lo niegue, que se defienda, que mienta que fue su primera vez, pero no, me pidio perdon.

Me volvi hacia él, con una mirada intensa.

-No te disculpes. No es a mí a quien debes disculparte. Es a ti mismo. ¿Cuánto tiempo más vas a seguir siendo un títere en manos de Francisco?

Le pregunte.

Paolo se encogió de hombros.

-No sé. Me paga bien, Liana. Tengo una familia que mantener. Se excuso.

¿A caso es casado? eso me aturdió.

-¿Estas casado? Pregunte con un nudo en la garganta.

-No, no estoy casado. Pero tengo a mis padres que dependen de mi y un hermano que esta estudiando. Respondio apenado.

Me puse de pie, estar sentada a su lado me quemaba y debia ser firme en lo que estaba por anunciar.

Con una determinación en la voz le dije.

-No te voy a juzgar, Paolo. Pero te voy a hacer una oferta. Ayúdame a recuperar la plata que Francisco desvió de la empresa y te dejaré ir. No te denunciaré a las autoridades por robo de identidad y complicidad.

Paolo se quedó sin aliento. Me miro con sorpresa al parecer no esperaba que supiera todo. No esperaba que lo chantajeara.

-¿Qué te hace pensar que te ayudaré?. Preguntó, con una voz temblorosa.

Acorte la distancia, me acerque a él, con una sonrisa en los labios.

-Porque, Paolo, tú no eres como Francisco. Tú tienes un corazón. Y sabes que lo que estás haciendo está mal. Le dije.

Queria persuadirlo que me ayude, no tenia quien lo haga, él solo él podia hacerlo, porque conocia todos los secretos de Francisco.

El silencio se hizo eterno, crei que no lo consegui, hasta que al final hablo.

-Está bien. Dijo, con una voz firme.

Solte el aire de mis pulmones aliviada.

-Te ayudaré. Pero, Liana, tienes que prometerme una cosa. Lo escuché decir.

-¿Qué es?. Pregunte, con una ceja levantada.

-Que me dejarás ir, sin importar lo que pase, dijo Paolo, con una mirada intensa.

No comprendía que significaba eso, pero ahora no había tiempo de analizarlo, solo importaba que acepto.

Asenti, con una sonrisa en los labios de satisfacción, logre lo que queria.

-Te lo prometo, Paolo. Te dejaré ir. Le respondi y nos estrechamos las manos.

Me sente a su lado suspire con las manos cubriendo mi rostro y sonrei al recordar lo que me dijo mi hermana.

-¿Por qué sonries? Escuche que me pregunto.

-Solo recorde lo que me dijo mi hermana. Le respondi en un suspiro.

-¿Qué te dijo? Indagó con curiosidad.

-Que te difrute en la cama. Le respondi.

Se produjo un silencio que se podia escuchar hasta un alfiler caer, los dos estabamos sentados uno a lado del otro y el aire pesaba.