karina es una Omega exitosa, logrando tener su propio negocio, aunque pequeña su cafetería y economía iban de maravilla, el único problema eran los prejuicios de la sociedad al seguir soltera y su madre quien la obliga a asistir a citas a ciegas, cansada de todo decide contratar un Alpha para que pueda aparentar frente a su familia y puedan dejarla tranquila.
Jade es una Omega exitosa, trabajando en la empresa de su padre, aprendió el negocio de la familia, llegando a ser una parte importante de la compañía, por años estuvo enamorada de forma unilateral de su mejor amigo, sentimientos que nunca expreso y que ahora la atormentaban al enterarse que el hombre se casaría y ella debía ir a su boda, al verse en esa situación se le ocurre la idea de contratar un Alpha para que la acompañará a la boda y poder hacerle frente a su corazón herido.
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CAPITULO 6
Tal vez había exagerado saliendo de esa forma, pero no sabía que más hacer en ese momento, se sentía como una estúpida y no supo lidiar con aquella situación, lo peor era que no acepto respuesta alguna de Jonathan, tampoco lo dejo explicarse, una ráfaga de emociones la invadió en ese instante haciendo que estallará frente a todos y luego huyera. Debía pensar como actuaría de ahora en adelante frente al hombre, había hecho el ridículo y además su actuación fue la de una niña que no sabe aún como lidiar con los problemas, ahora lo sabía y lo entendía, que no tenía el derecho alguno en reaccionar de tal manera.
Todo eso lo meditó mientras tomaba una ducha, su cuerpo se sentía cansado y algo alterado por la situación que acababa de vivir, quizás solo necesitaba tomar un descanso, el estrés la afecto mucho, se vistió y decidió dormir un rato, cerró sus ojos y luego de unos minutos logró conciliar el sueño.
Sus caricias eran suaves y sus besos húmedos, recorrían todo su cuerpo llenándola de sensaciones placenteras que causaban una gran corriente hasta llegar a su entrepierna, sus gemidos podían oírse por todo el lugar, rebotando en las paredes, su respiración era agitada y su corazón latía con mucha fuerza, sintió como su feminidad era tocada por el hombre, tocando sus puntos más sensibles, sin poder detenerlo siguió gozando de esa placentera sensación hasta lograr el placer, sentirlo mientras se introducía lentamente en su interior abriendo paso para él, con cada estocada podía llegar tan adentro que sentía se podía romper en cualquier instante, el calor en su interior y sus respiraciones se fusionan creando una atmósfera de desenfreno, lo miro a la cara por primera vez, la mirada de Jonathan era de lujuria y pasión, la beso y luego de eso, Karina despertó de aquel extraño sueño.
- ¿Por qué estaba con Jonathan? - coloca su mano en su pecho, tratando de calmar sus latidos y su respiración acelerados, sentía que podría salir por su boca en cualquier momento, su cuerpo caliente y empapado en sudor provocaba qué su ropa se pegara a su piel, su entrepierna dolía y dentro de ella una sensación de querer algo dentro. Ya sabía lo que era, estaba en celo, debía hacer algo, de lo contrario no podría calmarse, luego de estar una hora buscando consuelo con diferentes medios, nada era suficiente – Dios, quiero que para esto – el dolor iba en aumento - mas, necesito algo mas – suena el timbre, pero no podía atender a quien fuera estando en ese estado, primero debía encargarse de calmar ese problema, los supresores no habían hecho nada y tomar más de la dosis era peligroso – Por favor – no aguantaba, quería sentir alivio, mientras el timbre seguía sonando una y otra vez - ¿Por qué simplemente no se marchan? – al cabo de unos minutos ya no solo era el timbre, la puerta siendo golpeada una y otra vez, hicieron que Karina perdiera la paciencia y saliera a ver de quien se trataba - ¿podría dejar de ser tan insistente, cuál es su problema? – dijo molesta mientras abría la puerta, luego se sorprendió al ver a el hombre parado allí, justo frente a ella- Jonathan, ¿Qué haces aquí? Y ¿Quién te dijo donde vivo? – que mal momento para estar en celo.
- Necesitaba hablar contigo – le dice
Ahora ¿Qué debía hacer?, debía llevar a la mujer con sus padres y no tenía ni idea de cómo lograr hacerlo, además también estaba el hecho de que ella no quería saber nada de él por el momento, había ocultado información sobre su estatus social, aunque no pensó que lo tomaría de esa forma, demostrándole que no conocía ni una pizca de la mujer, era alguien impredecible para él, quien nunca ha visto una mujer con esas actitudes.
- Necesito encontrarla – pensó, en ese momento se encontraba frente a la cafetería, aún se encontraba cerrada.
- El día de hoy está cerrada – escucho a sus espaldas, la voz era de una mujer, se dio la vuelta - ¡Hola! – le dice la mujer de forma alegre – es bueno verlo, incluso en los días libres – sonríe.
- No lo sabía – sonríe, la mujer frente a él se llamaba Amanda, una joven Omega hermosa.
- ¿Quieres que te invite una taza? – le dice la mujer
- ¿Disculpa? – le dice mirándola
- Tu café – le responde – siempre vienes a tomar un americano fuerte, con uno de azúcar – sonríe de forma coqueta – yo soy quien te lo prepara, así que solo necesito una máquina para hacértelo – acomoda su cabello, dejando ver su cuello, no tenía collar a pesar de ser una Omega – tengo una en mi casa, ¿quiere venir conmigo? – sonríe, sus feromonas olían a menta, algo que no era muy atrayente para Jonathan, además debía conseguir a Karina.
- Lo siento, tengo algo que hacer – sonríe - ¿podría ser otro día?
- Ok – sonríe apenada, se había mostrado totalmente accesible y la habían rechazado sin más – entonces, adiós.
- Adiós – la mujer dio la vuelta para marcharse - ¡espera!
- Si – se voltea a verlo
- Lamento molestarte – se acerca – pero necesito ayuda, ¿tú tienes la dirección de la dueña de la cafetería?
- Mmm, podría tenerla, quizás – su rostro mostraba que si sabía sonde vivía la dueña - ¿para qué quiere saber? – lo mira a los ojos
- Me debe algo, prometió pagarme y aun no lo ha hecho – sabía que si le decía la verdad la mujer no le daría la información que necesitaba –la he llamado y no contesta, la cafetería ha estado cerrada, creo que se está escondiendo de mí, estaba pensando en enviarle un cobrador, pero no tengo su dirección a la mano – la mira fijamente - ¿podrías ayudarme? – sonríe
- Sí, creo que podría hacerlo – su mirada era provocadora – pero debemos ir a mi casa, la tengo anotada en un cuaderno - toma el brazo del hombre - ¿viene? – sonríe
- Te sigo – acomoda su brazo y la mujer se cuelga de él.
Llegaron a la casa de Amanda, no vivía muy lejos de la cafetería, a tan solo seis cuadras de allí, el lugar no era muy grande, pero suponía que estaba bien para una sola persona, la mujer saco las llaves y entraron.
- Creo que tengo la dirección en una libreta, está en la habitación – camina hacia la habitación – espérame un momento aquí, puedes sentarte – decidió quedarse parado mientras la mujer entraba en la habitación, al cabo de unos minutos comenzó a percibir el aroma a menta.
- ¿conseguiste la dirección? – le pregunta a la mujer luego de verla salir de la habitación en vistiendo solo una ropa interior de encaje color rojo y liberando sus feromonas.
- Si – se acerca al hombre y toca su pecho – pero pensé que antes, podríamos divertirnos un poco – lo mira fijamente, el aroma de sus feromonas rodeaba al hombre
- Claro, podemos divertirnos tanto como quieras – la besa y comienza a liberar sus feromonas volviendo loca a la mujer – pero antes, ¿podría decirme la dirección? - la mujer ya se encontraba totalmente cubierta por las feromonas de Jonathan, en su mirada podía ver que ya no le quedaba nada de cordura.
- No aguanto más, quiero tenerte – estaba empapada
- Yo sé, pero antes necesito la dirección- acaricia su cuello causando espasmos en la mujer-luego de eso podre complacerte tanto como quieras – su sonrisa era cautivadora y la mujer ya estaba perdida por él.
- Está bien – se acerca a una cómoda ubicada en la esquina de la entrada, abre la gaveta y saca una pequeña libreta, busca en sus páginas, se notaba que se esforzaba resistiendo el impulso de saltarle encima al hombre - aquí esta – arranca la página y se la entrega.
- Muchas gracias, has sido de mucha ayuda – toma la hoja- caíste del cielo – le sonríe
- Ahora, podemos continuar – salta sobre el hombre, pero este la aparta de inmediato.
- Cálmate un poco bella – la mira fijamente, sus feromonas eran más fuertes ahora, a tal punto en que a la mujer se le hizo imposible quedarse en pie, y cayó al suelo de rodillas – lo siento, pero en este momento estoy algo ocupado, fuiste de mucha ayuda – la mujer no podía verlo, respiraba de forma agitada y temblaba en el suelo – además tú debes tomar un supresor, gracias nuevamente – le sonríe y luego se marcha dejándola allí.
Se devolvió hasta su auto lo más rápido posible, subió y miro la dirección, “no esta tan lejos de aquí”, arranco el coche, de la guantera saco un spray para tapar las feromonas que la mujer le había dejado impregnadas, por suerte lo cargaba siempre para situaciones como esa, llego al sitio y salió del auto, entro al edificio, llamo al ascensor, marco el piso y busco la puerta del departamento de Karina, al llegar comenzó a tocar el timbre, luego de unos minutos de persistir y no recibir respuesta alguna, decidió comenzar a tocar la puerta directamente, tal vez ya había notado que se trataba de él y por eso no habría la puerta, así que no se rendiría, estaría así hasta que le abriera la puerta.
- ¿podría dejar de ser tan insistente, cuál es su problema? - escucho gritar a la mujer mientras la puerta se abría de golpe - Jonathan, ¿Qué haces aquí? Y ¿Quién te dijo donde vivo? – sus mejillas estaban rojas, la camisa que llevaba puesta no hacia un buen trabajo cubriendo sus senos sudados y su aroma era demasiado embriagador, la mujer estaba liberando una gran cantidad de feromonas.
- Necesitaba hablar contigo – le dice, observando a la mujer un tanto incomoda, obviamente se encontraba en su celo y seguro estaba tratando de satisfacerse antes de que le abriera la puerta.
- Este no es un buen momento – le dice, esquivando su mirada - ¿podrías venir en otro momento?
- No, lo que tengo que hablarte es urgente – la mira fijamente - ¿puedo entrar? – le dice dando pasos hacia el frente entrando en el departamento, mientras la mujer solo se iba hacia atrás con cada paso del hombre.
"🤞🏻que si lo haya echo"