El Hilo Negro Que Forja Mi Destino

El Conde Ross observaba el rostro lleno de comida de su hija, pero también observaba las ojeras oscuras, lo delgado de su cuerpo y su carne demacrada.

— Cof, Cof, Cof.

Anneliese comenzó a toser violentamente debido a la sorpresa que había causado el Conde. A lo que el mismo acercó un vaso de agua a su hija para que fuera bebido.

— Estate tranquila. Respira.

El conde pasó suavemente la palma de su mano por la espalda de su hija, consolándola, y ella mientras tanto bebía con rapidez el agua.

— Y-yo, ¿Qué pasó?

El conde suspiró ante su rápida pregunta.

— Has dormido por una semana. ¿Te sientes bien?

— ¡¿Cuánto?!

Anneliese grito de sorpresa, ¿era posible dormir tanto tiempo? Si era de esa forma entonces ¿Por qué se sentía tan cansada?

— ¿Qué pasó en el templo? Zack, ¡El príncipe Zack, ¿Está bien?

El conde acarició su Sien y tomó un respiro.

— Fue un atentado con el imperio. Su alteza Zack se hizo cargo de los daños. Probablemente el emperador y sumo sacerdote se hagan cargo de él.

El rostro de la mujer se fracturó de la sorpresa. ¿Él se haría cargo de las consecuencias? No era eso demasiado irónico, si no fuera por Zack habrían muerto en un abrir y cerrar de ojos, pero no lo estaba felicitando o premiando por su logro. Lo estaban reprendiendo.

— ¿Por qué?

Después de escupir esas palabras cubrió sus labios con sus manos. No debería preguntar aquello.

— Su alteza tiene prohibido usar magia fuera de orden imperial. ¿No lo recuerdas, Anneliese?

— N-no.

— Ah\~

El conde se veía extremadamente fatigado, sus ojos llebaban consigo enorme bolsas oscuras y en su cabeza se apreciaban mechones blancos debido al estrés.

Ella había perdido su memoria días atrás y no recordaba absolutamente nada sin importa el tiempo y distancia que llevaran las situaciones, ¿era tan malo acaso?

— Su alteza Zack… ¿qué sucederá con el?

Su vista fija en el plato de comida, Anneliese sintió pena por el trato que recibía el hombre.

— Probablemente sea reprendido por el sumo sacerdote. Su alteza no debe usar más allá de lo necesario.

— P-puedo, ¿puedo escribirle una carta?

— En realidad, su alteza te ha enviado una carta.

Su rostro se iluminó. ¿Una carta de ese hombre? Parecía ser inconsciente de su ser, porque el corazón latió rápidamente y su mente no dejaba de pensar en el.

— La enviaré con Emily en la mañana. Descansa por ahora, Anneliese.

— Muchas gracias.

Anneliese sonrió a su padre antes de que la figura del hombre desapareciera. Seguidamente durmió profundamente hasta que el cielo ocupó la mitad del cielo.

......................

...‘Querida señorita Ross....

...Eh escuchado que sigue reposando en cama. Y no puedo estar más agradecido con usted. Bien ahora. Conozco a la señorita desde años atrás, debe tener curiosidad, explicaré brevemente todo lo que ha sucedido....

...Fuimos atacados por una clase de Glouthen*, quizás sea una advertencia para Reckless acerca de una guerra cercana. Según algunos libros pasados, los Glouthen solo pueden ser manejados por aquel que posee un poder espiritual, lo cual es irónico si lo piensas correctamente....

...La mujer que nos atacó parece ser quien maneja estos seres, quizás sea una extraña coincidencia. El poder espiritual no se puede combinar con magia prohibida, y como consecuencia se crean los Glouthen....

...Dejando eso de lado, no te preocupes por mi, princesa, espero que una vez les está carta esté mucho mejor. Estaré sancionado con poder espiritual un tiempo, nada malo pasará....

...Descanse correctamente....

...Con aprecio. ...

...Zack Edir.’...

Edir.

Anneliese saboreó ese nombre en sus labios.

¿Quizás era ese su nombre de bendición?

Podría ser el caso pero el nombre de bendición dado por Dios solo es posible decirlo a tu futuro Cónyuge. Una pareja, un matrimonio de por vida y un amor infinito. ¿Por qué él diría semejante cosa a ella?

Anneliese soltó un suspiro cansado y se recostó en la silla. ¿Debería responder a su carta?

Era absurdo que lo pensara de esa manera, ya que incluso había pedido permiso al Conde y era grosero no responder una carta ya leída, y más de la familia imperial.

Pero, ¿Qué podría decir?

No entendí del todo su confianza y mucho menos comprendí del todo sus palabras. ¿Podría preguntarle el porqué le había dicho su nombre de bendición? ¿O debería decir sus consecuencias? ¿Sería muy egocéntrico hablar solo de su misma?

¡Bah! Todo lo que pensaba para responder la carta estaba mal en su pensamiento. Pero en sus recuerdos, ¡No recordaba haber escrito antes una carta! ¿Qué debería hacer entonces? Incluso para su mala suerte era la primera carta que recibía en su consciencia actual.

Piensa Anneliese, piensa.

El foco que ocupaba su mente se prendió y la pluma cargada de tinta comenzó a manchar el papel.

Ya sabía que podía responder.

...‘Su alteza Zack,...

...Es la primera vez en mis recuerdos que tengo la consciencia para escribir una carta....

...Espero su alteza se encuentre en buenas condiciones, el accidente anterior no creo que haya sido fácil de sobrellevar para su organismo. No creo que sea cortés de mi parte, pero espero el poder espiritual no tenga consecuencia en su cuerpo cargado de magia....

...Agradezco a su alteza, gracias por haberme salvado ese día....

...Atentamente: Anneliesee Ross.’...

Y finalmente concluyó su carta, quizás no era lo suficientemente larga para considerarse como tal, pero no tenía idea de que poder escribir.

— Lissie.

Una voz masculina se escuchó cerca. Alphonse se encontraba en su habitación.

— ¿Te sientes mejor?

El hombre a sus ojos no poseía gran apariencia. Se veía cansado y sus manos estaban lastimadas.

— Lo estoy. Mmm… tu- ¿te encuentras bien?

— Lo estoy. Después de que desmayaras tuve que encargarme de tal desastre. No esperaba que durmieras tanto.

Ella no contestó, porque tampoco esperaba haber dormido tanto.

— Ah- No sé qué sucedió. ¿Pasó algo después de aquello?

Alphonse acarició sus sienes, parecía cansado.

— Fue un atentado, Lissie.

— ¿Un atentado?

— Una advertencia para el imperio. Una nación desconocida quiere entrar en guerra con Reckless.

Una advertencia.

Era difícil pensar tan situación. Una guerra. Otra guerra, porque antes de la fundación de Reckless el continente había sido bañado en sangre. Seguidamente se habían formado las naciones dominantes del lugar y Reckless era el imperio más fuerte del continente.

Su formación había llevado consigo cadaveres y sangre, y el primer emperador Rupertt Redmin Reckless había sido la clave para el fin de la guerra, había firmado un tratado de paz y el pueblo lo había coronado emperador.

Esa era la historia principal del imperio, pero no era mentira que a medida de su formación hubieron más guerra y sacrificios, el tratado de paz era una mentira.

— ¿Habrá otra guerra?

Su voz fue silenciosa, algo más para sí misma. Era extraño, pero la palabra guerra causaba retorcijones en su estómago y creaba un miedo gigantesco en su corazón.

— No es seguro. Investigamos más a fondo la situación junto al emperador, incrementamos la seguridad en las fronteras, pero lo que nos atacó fueron Glouthens, y para empeorar la situación la mujer que estaba allí no era quien los manejaba.

Glouthen, era la segunda vez que escuchaba esa palabra tan oscura y siniestra.

— Será mejor que descanses. Lissie, te ha llegado una invitación del palacio imperial.

— ¿Oh?

— La emperatriz Lulyene quiére verte.

......................

Era increíble la rapidez que poseían las personas para convencerla. Quizás no estaba en perfectas condiciones pero la orden de una emperatriz era superior a la suya.

Entonces observando los lujos del palacio real fue guiada por un paladín al palacio de la emperatriz.

Un palacio con al que podrías acceder a través de un puente flotando que era rodeado por un lago congelado. Murallas exquisitamente decoradas lo rodeaban y el pecfeto Torreón resaltaba debido al brillo del sol.

Anneliese tomó aire escandalosamente, estaba un poco nerviosa. Demasiado a ser honesta, pero no podría ignorar tal llamado.

A la vez…

Si tenía suerte, podria encontrarse a Zac..

¿Qué cosas decía?

Se encontraría directamente con la emperatriz y estaba pensando en otra persona.

Que descortés de su parte.

Debía aclarar sus pensamientos.

No podía tener tales ideas y menos de un hom…

— ¡Oh!, ¿Es usted la señorita Ross?

Una mujer de cabellos negros y ojos dorados se presentó a su persona. Un vestido lujoso y obstentoso de color negro llenó sus ojos.

— Gloria y bendiciones a la madre del imperio.

— No te preocupes por las etiquetas, señorita. Sígueme por aquí.

La mujer tomó su antebrazo y la jaló bruscamente a la sala de estar. En donde los candelabros de oro colgaban sobre su cabeza.

Y las finas tazas de porcelana perfectamente decoradas brillaban por los delgados rayos de sol que se colaban por la ventana.

— Oí acerca de sus hazañas hace una semana. Como emperatriz decidí hablar directamente con usted.

La mujer sirvió el té caliente acompañado de panesillos y postres dulces.

A simple vista lucía como una mujer agradable y dulce, sus expresiones eran lindas y maduras. Lucia tal cual como una emperatriz.

¿Cómo luciría ella si fuera emperatriz?

Quizás sería algo absurdo de pensar pero, Anneliese Ross no se sentía en condiciones para heredar algún puesto en la aristocracia, por más bajo que fuera su rango.

Porque no sabría qué hacer o administrarlo. Y para su buena suerte, había perdido conocimiento alguno acerca de estos temas.

— Agradezco infinitamente la ayuda que la señorita Ross brindó al imperio.

La emperatriz se inclinó en su asiento. Agradeciendo firmemente su ayuda.

— ¡Oh, Majestad!, no es necesario tal acto de agradecimiento, El hermano Alphonse y el príncipe Zack también me ayudaron demasiado.

— Pero señorita, soy la madre de este imperio y no pude hacer nada, es lo mínimo que puedo hacer por usted.

Había algo extraño.

— Soy un ciudadano de este imperio, es lo mínimo que puedo hacer.

Si, algo raro escondía la mujer a sus ojos. Porque sus agradecimientos no eran sinceros y sus ojos brillaban de manera macabra.

— Entonces tomaré su palabra, señorita.

Los ojos dorados poseían un reflejo impactante, y la idea de ser pequeña a su imagen le carcomía la cabeza.

Porque la mujer se había inclinado y agradecido. Pero sus ojos no dejaban de ser obstinados y orgullosos. Siempre su mirada era superior a la suya. Era como si más de un ojo la observara en ese lugar, y tenía la misma sensación desde que había llegado.

— ¿Qué quiere a cambio por su silencio?

— ¿Qué?

Anneliese se sorprendió ante su respuesta inesperada.

— El incidente del templo se mantendrá en secreto para el pueblo para su beneficio, ¿Qué quiere por su silencio, señorita?

La sonrisa macabra se extendió por sus labios y le generó una clase de escalofríos que recorrió su espalda. Porque su presencia era impotente y peligrosa.

Fue en ese momento que pudo darse cuenta de la situación en que se encontraba. Anneliese Ross había sido convocada al palacio imperial para darle una advertencia, no era un agradecimiento como decían los rumores.

Y la mujer de presencia imponente a sus ojos lo confirmaba.

— ¿Lo que sea?

— ¿Lo duda?

La emperatriz sonrió burlona, su egocentrismo parecía llenar el lugar.

— Entonces no quiero nada.

— ¿No piensa guardar silencio?

— Entonces deseo la joya de Odette.

Odette, una mujer que podía convertirse en cisne, un cuento de hadas al que le habían dado el nombre de una joya. El rubí más grande del mundo que no estaba en poderío de ninguna persona, porque era un joya perdida.

Según la leyenda, aquella joya poseía un pedazo del corazón de Dios, por eso su gracia era capaz de manifestarse en la persona.

Pero Odette era una leyenda, la joya no existía realmente, o no al ojo humano.

— ¿Conoce la leyenda de los espíritus, señorita?

La emperatriz no se daba por vencida, pero ella tampoco estaba dispuesta a responder.

— Los malos tiempos vienen desde su creación. ¿No es su cabello una muestra de ello?

¿Qué?

¿Qué estaba diciendo esa mujer?

.

.

Glouthen : Bestia con forma de bruja macabra. Son cadaveres de muertos vivientes, es posible su control al corromper su cuerpo con magia prohibida. Para su corrupcion se debe asesinar y abandonar el alma antes de Judethet, para seguidamente ser un Glouthen.

Atte: Amelie Ross.