Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.
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GRETEL
...Santos:...
Estábamos en la oficina de presidencia, ahora era la oficina de Reachel.
— Ya no debe tardar de llegar el cliente.— Le Dijé.
— De acuerdo. — Ella tenia la mirada en su computador. — Nececitare mucho de tu ayuda Santos, no se nada sobre arquitectura.
— Tranquila aprenderás en el proceso.
— No entiendo nada de estos planos. — Dijó Frustrada.
Rodeé el escritorio, me coloqué detras de ella observando la pantalla.
Coloqué una mano en el respaldo de la silla y la otra en el escritorio y me incliné para ver.
Por un momento inhale su aroma.
— Si son bastante complicados para ti.
— Como voy aprender todo esto, por eso quería estudiar arquitectura primero.
— Tranquila, me tienes a mi y no te dejaré sola.
— Muchas gracias. — Giró su rostro hacia a mi, la observé.
Quería besarla.
Mi respiración comenzó o acelerarse.
Estaría bien besarla y que sepa de una vez por todas lo que siento.
La puerta se abrió, era Gema la secretaria de Recahel.
— Señorita Reachel, el cliente se encuentra aquí.
Una mujer entró detrás de ella, era una mujer que yo conocía bien.
— ¡Gretel!
— Santos, que gusto verte.
Me sorprendí al ver que tenía el vientre abultado.
Fui hacia ella y le di un abrazo.
— ¿Como has estado?
— Pues que te digo, muy cansada ya apunto de dar a luz.
— Me imagino. — La ayude a tomar asiento.
— Hola Reachel. — Le dedicó una sonrisa risa.
— Hola Gretel .
Gretel era mi exnovia, estuvimos juntos un par de años, pero nos separamos por que ella quería casarse y yo obviamente te no estaba listo.
— Cuando me dijeron que Reachel era la nueva presidente, me sorprendi muchísimo.
— Si bueno mi hermano no está entre nosotros. — Mencionó mi esposa.
— Lo lamento mucho de verdad, espero pronto haya noticias suyas.
— No hablemos de cosas tristes. — Corto Recahel. — ¿Dime Gretel en que puedo ayudarte?
Me estaba sorprendiendo la actitud de Reachel, recuerdo que cuando era mi novia, la trataba con respeto, pero era muy cortante con ella.
— Como verán mi bebé está apunto de nacer, su padre dijó que quería estar completamente involucrado en la crianza, por lo que él quiere llevar su trabajo a casa. El esta de viaje ahora, me había comentado que cuando volviera, agrandaría un poco la casa, para tener un lugar donde realizar su trabajo. Esta ya es bastante grande, pero no hay un lugar en donde él pueda realizar su trabajo. Así que quería saber si ustedes podían hacerse cargo. — Relajó su expresión . — Se que ustedes se dedican a realizar proyectos impresionantes, pero quiero que sea algo especial, es por eso que estoy aquí.
— No te preocupes Gretel, no será problema. — Reachel me dirigió una miradaada que no comprendi.
— Eso es genial.
— Gretel, por favor ponte de acuerdo con Mara para acordar una hora para ir a ver tu propiedad y ver de qué manera podémos realizar lo que deseas.
— Muy bien, me despido.
— ¿Tienes cómo irte a tu casa? — Ella estaba embarazada, debia tener cuidado andando sola en la calle.
— No te preocupes, mi chofer viene conmigo. Nos vemos Reachel. — La ayude a ponerse de pie. — Gracias.
Se despidió de mi y la acompañé hasta la puerta.
— Bien este será tu primer proyecto yo como presidente y podrás ejercer tu área. — Le dedique una sonrisa.
— Eres un… — No terminó de decir la frase. — Casi te le vas ensima a la pobre mujer, se nota que aun te mueve cosas.
— ¿Que? — Ahora de que rayos me estaba hablando. — ¿De que hablas Recahel?
— ¿Tienes en que volver? Claro que si no hay problema, nosotros podémos con eso. — Imitó mi voz. — Aceptaste demasiado rápido. No crei que te gustaran las mujeres casadas.
— Solo es trabajo Reachel, lo más seguro es que me haya buscado por que quedamos en buenos términos. Además ella está felizmente casada.
— Solo te digo de una buena vez que no vas a ir a su casa solo. — Advirtió.
— ¿Cual es tu problema? — La cuestione molesto. — Si tienes algo que decirme hazlo ahora.
— Solo te digo que también estás casado ahora, me debes fidelidad aunque sea de mentira.
Maldita sea, te he sido fiel desde hace años.
— No me interesa tene una relación extramarital con nadie Reachel, por favor relájate.
— Ni siquiera me altere.
Menos mal.
Esa misma tarde acordamos la cita con Gretel por lo que por la tarde salimos hacia allá.
...****************...
...Reachel:...
Estábamos en casa de Gretel, la exnovia de Santos, estaba enojada, obviamente celosa, siempre he sabido que Gretel es una buena y bella mujer, y eso me saca de mis cabales.
Me enteré que ella lo había terminado en aquel entonces, me había sorprendió, ella era la novia perfecta y no entendía por que dejaría a alguien como Franco.
Me causaba incertidumbre saber si el todavía sentía algo por ella. La manera en que la trataba tan amable y se ponía tan servícial con ella me hacían sospechar echar eso.
Necesitaba calmarme o terminaría explotándo. Siempre he sido impulsiva y de poco genio, creo que viene de familia, aunque no puedo comprarme con mi hermano Franco, el está desquiciado.
Santos comenzó a observar los planos de la casa, también el terreno. Observaba con mucho detenimiento. Al final dejo su vista en los planos. Era tan hermoso, verlo tan concentrado hacia que todo se me olvidara.
— ¿Es guapo no? — Escuche detras de mi. Gretel me sacó de mis pensamientos. Me axalte. — Discúlpame no quise asustarte.
— No te preocupes.
— No respondiste mi pregunta.
— ¿Cual ? — Me desconcerté.
— ¿Que si Santos te parece guapo? — Me vio expectante.
— ¿Santos? Eh si claro … — Dijé sin la menores dificultad.
— Bueno, si están casados claro que debe parecerte atractivo. — Me ténse, ¿como sabía ella que estábamos casados?
— ¿Como lo sabes?
— Llevan sortijas a juego, no creo que sea casualidad.
— Casi nadie lo sabe y me gustaría mantenerlo así por ahora.— Pedí.
— Claro no te preocupes, me alegra que Santos por fin se haya logrado encontrar el amor que esperaba.
¿El amor que esperaba? — ¿Por que lo dices?
— Cuando fuimos novios, el era lindo, muy atento, era el novio perfecto, pero ya llevábamos dos años y yo deseaba dar otro paso, el me decía que no se sentía preparado para tan fuerte compromiso.
— Lo siento. — Dijé. Comenzamos a caminar.
— No te preocupes, pronto me di cuenta que lo que sentíamos el uno por el otro no era amor, yo deseaba que él me mirara como veia a otra chica cuando estaba con ella, y yo, lo tenia idealizado de una manera que no era real. Decidí dejarlo por que ya no quería perder más tiempo en una relación que aunque era muy linda, no iba a ningún lado.
— Debió ser duro. — Nos detuvimos antes de llegar con Santos.
— Al principio lo fue, pero por fin encontré a alguien que me mira como tanto deseaba, que además es un amor real, en el que si hay conflictos, pero que eso es lo que nos hace más fuertes.
— ¿Como te das cuenta que es real?
— Bueno siempre están ahí para apoyarse, buscas la felicidad de la otra persona a antes que la tuya, lo observas y te das cuenta ya que no hay nada que no harías por verlo bien. — Ella observaba un foto de sus esposo ausente. — No desperdicien el tiempo en no decirse lo que sienten, tal vez mañana no estemos en este mundo y lo único que te llevarás es lo que viviste con esa persona especial. —Observé a Santos. — Me alegro que se hayan encontrado.
— ¿Tu no crees que sea extraño? Por eso de que crecimos juntos.
— Esas son tonterías Recahel. Ustedes sean felices y no se rijan por lo que el mundo pueda pensar.
Santos se aproximó a nosotras.
— Muy bien con esto será suficiente para comenzar, te enviaremos los bocetos cuando estén listos.
— Muy bien, muchas gracias.
Ella nos despidió hasta la entrada.
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Después de estar con Gretel, volvimos a casa.
— Has estado muy pensativa ¿te pasa algo? — Me preguntó Santos.
— Solo pensaba en algunas cosas que me dijó Gretel... — Hice una pausa para observarlo. — Ella me contó por que terminaron. — Se puso incómodo. — ¿Esta chica de la que ella me habló? ¿Es la misma de la que euisiste hablarme hace tiempo?
— Si. — Dijó avergonzado.
— ¿Es Ceren?
— No, claro no.
— ¿Entonces por que la besaste?
Tomamos asiento y me tomó de las manos. — Ella me besó Reachel, cuando llegue a buscarte ella empezó a coquetearme, por Dios tú la conoces, sabes como es, trate de apartarla cuando empezó con sus cosas, pero de la nada se aventó contra mi, trate de apartarla pero estaba colgada de mi cuello.
El tenía razón, Ceren era una chica que disfrutaba mucho de relacionarse con los chicos. — Pero, entonces ¿Quien es esa chica de la que tanto estas enamorado?
— ¿De verdad quieres saberlo? — Me vio a los ojos. Se acercó más a mi.
— Si. — Respondí. Comenzó acercar su rostro.
Guió un mechón de cabello de mi rostro atrás de mi oreja.
— Esa chica… — Podia ver que le costaba trabajo decirlo.
No se como nuestras frentes se pegaron ¿seria posible que yo fuese esa mujer?
El timbre sonó, el suspiro frustrado.
— ¿Quien será? — Le pregunté cuando se apartó.
— No lo sé, no esperó a nadie.
— Señora Reachel la buscan. — dijó Ana.
— Pequeña Reachel.
Me sorprendi cuando le vi es rostro morado por golpes al señor Bolat.
— ¿Señor pero que le pasó? Por favor tome asiento.
— No te preocupes estoy bien, vine a hablar contigo por que me apena mucho no haber llegado a la boda mi pequeña. Unos hombres me asaltaron el día de ayer, fui dar al hospital, afortunadamente mis heridas no eran graves por lo que en cuanto me dieron de alta quise venir a verte.
— Señor Bolat no tenía idea, están bien.
— Si estoy bien, solo fueron unos cuantos golpes que esos rufianes me dieron.
— Ya habló con la policía.
— Ya, ya puse la denuncia.
— Espero que los atrapen.
— Eso espero, pero eso no es lo que me tiene preocupado.
Me giré a ver a Santos, el tenía las manos en sus bolsillos y una ceja levantada, evaluando la situación.
¿Desde cuando Santos y Elliot le habian perdido el respeto a este hombre ?
— Dígame señor Bolat, ¿que es lo que lo tiene preocupado?
— Me preocupa tu poca experiencia en el negocio, me gustaría que a pesar de no habernos casado seguirte ayudando a gestionar tu empresa.
— Eso no será necesario. — Interrumpió Santos. — Me tiene a mi y un muy buen personal.
— Creo que la decisión es de ella muchacho.
Observé a Santos el no estaba contento con su presencia. — Creo que por el momento estoy bien, pero si necesito de su ayuda no dudaré en pedirla. — Le asegure.
— Muy bien mi pequeña.
El hombre evaluó a Santos.
— No se te vaya a ocurrir forzarla a nada o te las verás conmigo.
— ¿Esta demente? — Se alteró Santos. — Nunca le tocaría un solo cabello.
¿Nunca? Algo en mi dolió.
— Me retiró. — Dijó el señor Bolat.
Lo acompañe a la salida.
Después de eso cenamos y cada uno de fue a dormir.