La Melodía De La Muerte

Irina Kiev

Estoy segura de que escuché el sonido de mi corazón quebrarse, eso solo significaba algo, afortunadamente esto apenas estaba empezando, y aunque ya me había entregado a él, hubiese sido más difícil si pasaba más tiempo, di media vuelta para salir del camerino, pero Adrik no me lo permitió, me tomó de la mano y me jaló estrellándome contra su pecho, luego me abrazó.

- Solo me lo dijeron, no significa que sea así, además de ser cierto, tengo que averiguar que es lo que está pasando-- me dijo, pero eso no me tranquilizó.

- y si todo está bien y están siendo víctimas de algo o de alguien, tú eres su esposo, tu recuperarías a tu familia, yo no voy a ser un obstáculo -- le dije, esas palabras bajaban por mi garganta como púas que iban lastimando a su paso.

- Irina, no nos adelantemos, aún no se nada-- insistió.

- no me estás comprendiendo, ¿y si espero que?, hay dos opciones, que me siga enamorando de ti y después estrellarme con la realidad, o detener esto de una vez, y esperar a que le des un orden a tu vida, y no pienses que esto que te estoy diciendo es fácil para mí, ya me había ilusionado contigo, me entregué a ti, y aunque no me arrepiento, me duele, por eso prefiero parar esto acá-- dije con lágrimas en mis ojos, arruinando mi maquillaje, él acercó sus labios y los junto con los míos.

Dejé que me besara, aunque por dentro quería apartarme de él, pero era imposible resistirse... Con toda mi fuerza de voluntad, logré separarme de él, limpié mis lágrimas y ante su mirada, retoque mi maquillaje, miré la hora, se había llegado el momento de presentarnos.

- ¿Estás listo?-- pregunté con naturalidad, él asintió.

Salimos del camerino, y antes de subirnos a la tarima, le pasamos la melodía al DJ, luego nos subimos, las luces se apagaron, y cuando se volvieron a encender, Adrik y yo estábamos en el centro del escenario, la música comenzó a sonar, y mis movimientos a fluir, él también iba haciendo su parte, lo estaba haciendo muy bien.

La música vibraba, grave y ondulante, que parecía surgir del mismo suelo, el club estaba envuelto en penumbra, salpicado por una luz carmesí y ámbar que acentuaban los cuerpos en movimiento, el aire olía a humo, a perfume caro, desde la tarima podíamos visualizar el público que estaba atento a cada movimiento.

Me movía como si mi cuerpo fuera líquido, como si cada parte de mi obedeciera a un ritmo interno más profundo que la música misma, Adrik me seguía, sus manos viajaban por mi cintura, por mis costillas, sin apuro, sin torpeza, mis caderas se alineaban, rozándose apenas, generando una tensión eléctrica que se extendía a su alrededor, haciendo que los espectadores siguieran el movimiento de nuestras manos, como un tipo de hipnosis.

Arquee mi espalda rozando su pecho, mi cabello deslizándose por su mejilla, Adrik bajó la cabeza, respiró mi aroma, un jadeo, apenas audible, escapó de su garganta.

Giré de golpe, enfrentándolo, nuestros rostros a escasos centímetros, deslicé una pierna entre las suyas, elevándola con gracia, y nuestros cuerpos se fundieron en un vaivén que era más insinuación que movimiento, ahí nos dimos cuenta de que no necesitábamos ensayar, nuestra coreografía era química pura, el deseo contenido que encontraba salida en el lenguaje silencioso de la piel.

Nos separamos para ir por la silla, la arrastré por el escenario de forma sensual, la dejé en el centro, luego pasé las manos por su pecho, por su cuello, le acaricié la mandíbula con mis nudillos, y luego lo empujé hacia atrás, el cayó sentado en la silla, me acerqué tomándolo de su corbata y acercandolo, mis labios rozaron los suyos, pero no nos besamos.

El último compás llegó, deslicé mis dedos por el abdomen de Adrik y luego me alejé un paso, lo mire con añoranza, él se levantó de la silla y se acercó a mí, puso sus manos con firmeza en mi espalda, dimos algunos giros y la melodía marcó las notas finales, la presentación llegó a su fin, dándole el toque con una pose final.

Los presentes estallaron el lugar en aplausos, al levantarnos los vimos, Aleksey a lo lejos aplaudía con orgullo, Adrik y yo bajamos del escenario tomados de la mano, caminando en medio de la multitud que nos iban felicitando.

- Excelente, excelente, no me equivoqué con ustedes--- nos dijo el jefe mientras nos acercábamos.

- Muchas gracias, hicimos lo mejor que pudimos-- dije con humildad, pero era consciente de que lo que acabamos de hacer había sido espectacular.

- ¿lo mejor que pudieron?, entonces para la próxima les voy a exigir más -- Adrik y yo nos miramos.

- ¿Piensas hacerte rico con nosotros?-- el río a carcajadas.

- Por eso me agradas, vengan chicos, acompáñenme a mi oficina, les daré su parte y se pueden ir a descansar -- caminamos atrás de él.

Entramos a su oficina, nos sirvió agua, mientras la bebíamos, nos pasó un sobre a cada uno, Adrik abrió su sobre al sentirlo tan abultado, levantó su mirada hacia el.

- ¿cuánto hay aquí?-- Aleksey sonrió y se cruzó de brazos.

- un millón de Rublos-- elevó sus hombros -- para cada uno-- yo abrí la boca por el asombro.

- Lo siento, pero eso es demasiado -- el negó.

- Es lo justo, y por favor, reciban ese dinero -- dijo.

-No lo quiero, es mucho y lo sabes-- le advirtió Adrik, una expresión sombría se asomó en el rostro de Aleksey.

- Sabes que jamás menosprecio el esfuerzo de los demás, eres un buen tipo, y para mí eso es lo que vale, incluso más--

- Es que es mucho, lo siento, yo no puedo aceptarlo--

- Adrik, no te estoy pidiendo autorización, te estoy entregando lo que yo considero justo, ustedes dos, hoy me han hecho ganar mucho dinero, ¿acaso saben cuándo dinero dan estos tipos de propina?, ¿acaso piensan que solo dan 20 rublos, 100 rublos, 1500 rublos? -- negó con el dedo-- las cifras mínimas son de 200 mil rublos, para ellos eso no es nada-- mi asombro incrementó-- Sin peros, van a recibir el dinero, si lo quieren regalar, donar a la caridad o cogerlo de papel sanitario o servilletas, eso es su problema -- finalizó.

Salimos de su oficina con los sobres en nuestras manos, regresamos al camerino, allí nos cambiamos y guardando muy bien todo, luego nos fuimos, decidí acercar a Adrik a su casa, no podía dejarlo ir a casa con esa suma de dinero, y exponerlo a algún peligro, al llegar, él se quedó ahí sentado, incapaz de mover un solo dedo.

- ya llegamos-- le dije, él miró hacia su casa, luego levantó su mirada.

- Lo sé, pero no quiero que te vayas asi, quiero que hablemos con calma de la situación--