SALEM UN AMOR INESPERADO

Seraphine.. grito aquel joven

—¡Estoy bien! Lincom —murmuro con voz debil para luego desmayarse

El joven, con los ojos llenos de preocupación, corrió hacia ella. Su corazón golpeaba con fuerza; no podía perderla.

—¿Qué pasó? ¿Por qué tanta sangre vexa? —preguntó ,confundido

—Primero debemos atender a la bebé y a Seraphine —respondió Vexa—. No queremos que empeoren.

Desde su escondite, el gato observaba la situación sin comprender del todo. El hombre acató las órdenes, alzó al pequeño bulto y lo llevó a la habitación, mientras Vexa se quedaba junto a la mujer . Cuando regresó, cargo a Seraphine en brazos, con movimientos urgentes y cuidadosos.

El hombre corrió por paños y agua tibia y limpiaba con delicadeza el cuerpo manchado de sangre de la mujer que se encontraba desmayada . Sus manos temblaban, pero no se permitió detenerse. La serpiente, enroscada cerca de la bebé, observaba con calma, como una guardiana silenciosa.

Cuando terminó de asear y vestir a la joven, corrió a cambiarse de ropa. No tardó más de cinco minutos. Luego, con una manta seca en las manos, se acercó con cuidado al pequeño bulto.

—No la vayas a lastimar —advirtió Vexa, con un tono protector.

—Lo sé, Vexa… lo sé —respondió el hombre, aunque en su voz se adivinaba un temblor nervioso.

Con delicadeza destapó al bebé. Era una niña. Dormía plácidamente, con sus ojitos cerrados y un diminuto dedo dentro de la boca. El hombre se quedó inmóvil, como si el mundo se detuviera ante aquel descubrimiento.

(imagen de referencia )

—Es hermosa, ¿verdad? —susurró Vexa.

—Sí… se parece a Seraphine —murmuró él, con un nudo en la garganta.

—¿Estás seguro? Yo no lo creo —respondió la serpiente, dudosa—. Bueno… la verdad es que tiene algo de Serena.

Una voz débil interrumpió la conversación:era Seraphine, con un hilo de voz.

—Amor… ¿estás despierta?

El hombre dejó escapar un suspiro cargado de alivio y se acercó de inmediato.

—Sí… estoy aquí.

¿Cómo estás?..Pregunto el hombre acariciando su mejilla con una tristeza en los ojos .

—Agotada —respondió ella, con los párpados pesados—. ¿Por qué volviste? No te esperaba hasta dentro de tres días.

Él bajó la mirada, con lágrimas resbalándole por las mejillas.seguro su corazón le dolía.

—Nos avisaron de un portal abierto por magos de la oscuridad al pie de la montaña. Antes de llegar… sentí que nuestro vínculo se rompía. Me asusté tanto que corrí de nuevo a casa. Pero al ver la sangre en el portón… pensé lo peor.

Mientras hablaba, le acariciaba con ternura la mejilla pálida.

—¿Qué pasó? Cuéntame —suplicó con urgencia.

Seraphine lo miró con los ojos nublados de tristeza.

—Amor… tengo dos malas noticias y una buena.

Él frunció el ceño, desconcertado.

—¿Cómo así? No estoy entendiendo… —dijo agitado.

—Déjala que te explique —intervino Vexa con firmeza,aún cerca de la pequeña bebé .

Seraphine respiró hondo, como si aquellas palabras pesaran más que su propio cuerpo.

—Esta bebé… es tu hija —murmuró con esfuerzo—. Pero no es mía, es de Serena mi hermana .

El hombre parpadeó, como si no hubiera escuchado bien.

—¿Qué…? ¿Cómo dices? ¿Dónde está ella? ¿Dónde está nuestro bebé? —exclamó, al borde de perder el control.

El rostro de Seraphine se contrajo de dolor.

—Nuestro bebé nació muerto, amor… se enredó el cuello con el cordón, terminó de decir para soltar algunas lágrimas se notaba en su mirada el dolor de haber perdido a su bebé.

Él retrocedió un paso, como si aquellas palabras lo hubieran atravesado con una espada. Sus manos temblaban, y el llanto se asomaba sin permiso.

—Te lo voy a explicar todo… pero siéntate. Pásame a la bebé —pidió Seraphine, con voz quebrada—. No tengo muchas fuerzas.

Él obedeció, con el corazón desgarrado y lágrimas aún rodando por sus mejillas , colocó en sus brazos a la pequeña mientras ella se acomodaba en la cama, dispuesta a revelar la verdad.

--Todo sucedió demasiado rápido. Comenzó relatando ella El búho —aquel familiar de Serena— llegó a casa con una nota atada a sus patas. En ella estaba escrito un pedido desesperado: necesitaba ayuda urgente, y estaba cerca.

No lo pensé dos veces. Salí de casa a toda prisa y, en compañía de Vexa, corrí hacia el lugar señalado. Cuando llegué, estaba dispuesta a traerla de vuelta te lo juro verla tan débil me rompió el corazón no quería verla sufrir … pero Serena había entrado en labor de parto. Mi hermana, con el rostro pálido y empapado en sudor, me dijo que no resistiría mucho tiempo.

Y entonces, lo inesperado:sucedió yo también comencé a sentir aquellos dolores… los mismos que ella. Tú lo sabes, amor: ambas fuimos concedidas como tús destinadas al ser gemelas .

Serena reunió sus últimas fuerzas y levantó una barrera tan poderosa que me dejó atónita. Jamás la había visto usar un poder semejante. Dijo que aquella protección solo duraría un tiempo, que teníamos que adelantar el parto lo”más pronto posible o, de lo contrario, los magos oscuros que la perseguían nos encontrarían y nos matarían a las dos y se llevarían a la bebé ,nosotros no te contamos algo muy importante Serena al ser mayor que yo por segundos ,tenía derecho al trono ella llevaba la marca en su espalda ella era la próxima reina bruja ,Pero ella renunció y quedó en el nuestra hermanastra hija de otro hombre, Pero misma madre temo que ella siga mandado a matarnos.Aquella revelación nadie se la espera y mucho menos Lincoln. Seraphine siguió narrando.

La bebé de Serena nació primero. Hermosa, frágil y viva. Yo, entre lágrimas, apuré el mío también… pero cuando por fin nació mi pequeño, su cuerpecito estaba inmóvil. El cordón umbilical se había enredado en su cuello. Había llegado muerto al mundo, el dolor no me dejó reaccionar. Serena tuvo que ayudarme jamás había visto lo fuerte que era .

Los brujos no tardaron en encontrarnos. La batalla fue inevitable. Serena, exhausta tras el parto, se plantó frente a ellos como una guerrera. Me tomó de la mano y, con la voz entrecortada, me dijo que protegiera a su hija. Que daría todo lo que tenía, incluso la vida, por su niña. Me pidió que la cuidáramos bien y que la perdonaras por no estar a tu lado… que en su ausencia te dejaba el mejor regalo.