"UN ACUERDO DE CONVENIENCIA, UN AMOR INESPERADO
Lydia, una poderosa CEO, ha sido engañada por su prometido. Para vengarse, urde un plan audaz: contrata a Antonio, un indocumentado no muy apuesto, para ser su esposo y padre de su futuro heredero, y de esta manera cumplir con los requisitos del consejo de socios de Kidman Nexus para seguir siendo su CEO.
Pero cuando Antonio se enamora profundamente de ella, Lydia se enfrenta a un dilema: su corazón o su herencia.
¿Podrá Lydia resistirse al amor verdadero y mantener su plan original?
¿O Antonio logrará conquistar su corazón y cambiar su destino?
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Capítulo Catorce
Antonio se puso al día en el trabajo gracias a la eficiencia de Nairobis. Ella, al notar que su jefe no llegaba, rápidamente pasó su agenda de la mañana al horario de la tarde.
Apenas le avisaron que él iba subiendo en el ascensor de presidencia, le tenía su café endulzado con panela.
—Buenos días, señor Duarte. Su café. —Antonio se lo recibió y agradeció. —Pasé todos sus pendientes para la tarde. Así que no se preocupe, no va a tener reuniones hasta después del almuerzo.
—Gracias, señorita Nairobis. —Antonio abrió su MacBook y continuó trabajando en su proyecto. Tenía unas horas y agradecía por eso. Ya había contactado a algunos proveedores y esas eran las reuniones que tenía programadas. Solo debía conseguir un buen inversor y pondría en marcha su nueva aplicación.
Antonio estaba preocupado por Lydia; no sabía qué había pasado en la reunión con sus socios y su tío. Así que no aguantó las ganas y la llamó desde el celular que le dieron junto a su portátil.
📲Alo, ¿Lydia?
📲Hola, mi ratoncito. ¿Ya me extrañas?
📲Sí.. ¡No! Estaba preocupado por la reunión. ¿Cómo le fue?
📲¡Ay, que lindo! ¡El ratoncito está preocupado por la gatita! Me fue bien, no te preocupes.
📲Me alegro. Entonces, a la noche nos vemos.
📲Nos vemos, ratoncito.
📲Lydia...cuídate.
Colgaron la llamada y ese cuídate que le dio Antonio a Lydia llenó su corazón de calor. Alguien más se preocupa por ella y quiere que todo salga bien.
Antonio almorzó en la oficina; no descansó hasta que llegó la hora de las reuniones que necesitaba para sacar adelante el proyecto. Un buen proveedor de Internet de alta velocidad de fibra óptica, proveedor de un hardware y software de gran capacidad y también un publicista para hacer un diseño llamativo al público.
Terminó el día algo frustrado, pues las personas con las que se reunió no llenaron sus expectativas. Así que al día siguiente citó a más de estos proveedores en Miami. El problema es que, si no consigue lo que él necesita para dar marcha a su proyecto, debe buscar en otras ciudades y eso incrementaría el costo de la interfaz, y está contra reloj para lanzarla al mercado. Sabía que no iba a ser fácil, no es solo decir "voy a crear una aplicación" y ya. Esto debe ser creado de una forma meticulosa para que sea un éxito, y la inversión se recupere posicionando en la cima a la empresa. Lo más importante está ya creado; fueron muchos años en los que trabajó en su proyecto, pero lo demás es esencial para que su aplicación no sea un fracaso.
Solo esperaba que en las próximas reuniones pudiera cerrar contratos y poner en marcha “Millenium App”
Salió agotado, solo quería su cómoda cama y dormir. Pero de solo pensar que su insaciable esposa lo espera para su impostergable maratón de sexo, lo agobiaba más de lo que ya estaba.
Se subió a su Tesla y Germán lo llevó hasta el restaurante Mondrian South Beach, pues Lydia le había pedido que lo llevara allí.
—Llegamos, señor Duarte. —Antonio dio un brinco. Se había quedado dormido en el auto.
—¿Llegamos? —Antonio no entendía. Ese no es su edificio.
—La señora Lydia me dijo que lo trajera acá. Pensé que usted lo sabía. —Germán le dice apenado.
—Tranquilo, Germán. Ya me bajo. —Antonio salió del auto y justo en ese momento llegaba Lydia en el auto de la empresa llevada por Bernardo.
Germán le pasó un ramo de flores a Antonio, y ya con eso; él entendió que eran para Lydia.
Se acercó con el ramo y se lo entregó a Lydia, la cual lo recibió y Antonio le dio un beso en la mejilla.
Entraron de la mano al lujoso restaurante y ya había una mesa reservada con vista al mar.
—Lydia, es muy bonito el restaurante. Aunque hubiera preferido cenar en el penthouse. Estoy muy cansado. —Lydia, admiro la sinceridad de Antonio. Ya al menos está diciendo lo que piensa.
—Cenamos y nos vamos. Necesitamos que nos vean juntos compartiendo como pareja. —Lydia tenía un plan y como sea lo debe llevar a cabo.
La mesa estaba decorada de manera romántica. Cuando estaba con Pierre, eran pocas las demostraciones de afecto. A ella no le gustan, pero ahora debía hacer el esfuerzo.
Cenaron, brindaron con champaña y Lydia le hacía mimos a Antonio, pero solo era para que la lente de un fotógrafo los captara en sus arrumacos. Mañana serán tendencia en las redes sociales.
Terminaron de cenar, y se fueron directamente a el penthouse. Antonio agradeció que, al llegar, Lydia se durmiera apenas puso su cabeza en la almohada, él también se durmió como un bebé.
Al día siguiente, como todas las mañanas, Antonio preparó el desayuno. Lydia se levantó y se tomó una selfie con su esposo en la cocina y la subió a su Instagram.
—Antonio, ¿qué pasa, que otra vez tienes esas gafas horrendas? —Lydia le reprocha y él, apenas cae en cuenta de que se las puso a pesar de que tiene lentes de contacto nuevos.
—Oh, lo siento. Es la costumbre. —Antonio usaba gafas desde que era un niño, así que le tomará tiempo acostumbrarse.
Terminaron de desayunar y salieron juntos del edificio; allí también fueron fotografiados.
Esta vez no irían en la mañana al hospital. No deben sospechar que tienen a alguien cercano hospitalizado.
Cada uno fue a su trabajo y en la tarde Antonio fue al hospital a visitar a su niño. Más tarde fue Lydia cuando supo que Antonio ya había salido.
Antonio estaba feliz, pues pudo cerrar los convenios qué necesitaba para poner en marcha su proyecto y que Millenium App sea una realidad.
Así pasó una semana: siendo fotografiados en sus salidas juntos al cine, a cenar o simplemente a caminar tomados de la mano por el malecón. Más las fotos que posteaba Lydia en su cuenta de Instagram: con Antonio en la oficina, viendo juntos una película o leyendo un libro, hicieron que muchos seguidores comentaran que hacían una hermosa pareja de enamorados y que se notaba que se amaban.
Al terminar la semana, las cifras de Kidman Nexus subieron considerablemente en la bolsa, haciendo que Robert y los socios se tragaran sus palabras y Lydia pudo seguir siendo la CEO.
Ese viernes en la tarde llegó una visita inesperada desde Londres. Su primo Dominic se radicará en Miami, después de varios años fuera del pais. Decidió trabajar en la empresa, pues así lo tenía estipulado su abuelo Richard, solo que Dominic pensaba que al casarse Lydia con Pierre todo iba a ser más fácil para él, pero ahora con sus planes frustrados debía estar allí trabajando.
Las mujeres susurraban al mirar al guapo hombre que llegó a Kidman Nexus con un aire de imponencia. Luego subió al puesto de presidencia y se presentó ante Grace pidiendo ver a Lydia.
—Buenas tardes, hermosa. ¿Lydia se encuentra en la oficina? —Dominic le coquetea a la pobre Grace. Esa es su arma para conseguir lo que quiere.
—Buenas tardes, señor. La señora Lydia solo atiende con cita. ¿Cuál es su nombre? —Grace lo atiende de manera muy profesional.
—Soy Dominic Kidman, su primo. —Grace, al ver que es un Kidman, prefirió llamar a Lydia y anunciar que su primo la requería.
📠Señora Kidman. El señor Dominic Kidman la requiere. ¿Autoriza su paso?
📠Dile que en cinco minutos lo atiendo.
—En cinco minutos puede pasar. ¿Le puedo ofrecer algo mientras espera? —Grace le indica la sala de espera y le ofrece algo de tomar.
—Un café americano está bien. Muchas gracias.
Dominic sabía que Lydia no lo iba a recibir con los brazos abiertos. Pero ambos tienen algo en común, aparte de ser casi de la misma edad: es la traición de sus padres. La mamá de Lydia es ahora su madrastra. ¿Quién se iba a imaginar que la bruja tiene de madre a una mujer más bruja que ella? Menos mal que Carrie vive en Melbourne, muy lejos de donde se encuentran ellos.
Cinco minutos después, Lydia autorizó que pasara a la oficina; Dominic entró con una gran sonrisa ante la cara de amargada que tenía su prima.
—Buenas tardes, prima querida. Dichosos los ojos que te ven. —Dominic corrió a abrazar a Lydia y esta lo rechazó.
—Déjate de hipocresías, Dominic. ¿Viniste por fin a tomar posesión de tu cargo?