La Reencarnación De La Duquesa

...Días después...

Los días pasaron rápidamente. Jade estuvo internada por dos semanas más en el hospital. Fue dada de alta al medio día.

Alondra pasó por ella antes de que lo hiciera Leandro.

_____ Buenos días, señora Mendoza. ¿Cómo se siente?

Al entrar a la habitación, Alondra saludó a su hermana por su apellido de soltera, algo que confundió más a Jade.

______ ¿Quién ese esa tal Mendoza?

Durante su estancia en el hospital. Jade estuvo leyendo algunos libros; para adaptarse más rápido a esa nueva vida tan moderna y diferente a la cual estaba acostumbrada.

Sin embargo, todo era tan cambiado y complicado que no podía adaptarse al cien por ciento.

_____ Tú eres la señora Mendoza. Es nuestro apellido de soltera.

_____ ¿Ya me divorcié de ese hombre? ___ Preguntó Jade, confundida.

_____ Eh... No... Pero, ya no uses ese apellido tan feo. Es más bonito el que tenemos. Tiene más prestigio.

_____ Ah... Ok... ___ Contestó sin comprender nada.

______ Vámonos de aquí. Los hospitales me deprimen demasiado.

Alondra ayudó a Jade con su equipaje y salen del hospital. Al salir y ver el mundo por fuera del hospital, Jade quedó atónita.

...¿Dónde quedaron los carruajes? ¿Los caballos?...

¿En dónde nos subiremos para ir al Palacio? _ Muchas preguntas comenzaron a rondar por la cabeza de Jade.

______ Jade, no te quedes parada. Mi auto está por allá debemos cruzar la calle.

Alondra tomó la mano de su hermana y la jaló. Sin darle tiempo de que reaccione. Al llegar al coche, Alondra abre la puerta del copiloto, y le dice.

_____ Entre a su carruaje, su majestad. ___ Era una pequeña broma, pero, para Jade, significó mucho.

Entró al auto, observando toda la tecnología que había a su interior.

_____ ¿Qué sumo sacerdote tan poderoso hizo esto? __ Susurró.

Alondra echó el equipaje a la cajuela del auto y subió a manejar.

En ningún momento Jade le quitó la mirada de encima, cada movimiento por parte de Alondra la dejó con la boca abierta.

Durante todo el camino al departamento de Alondra, Jade miró por la ventana del auto, era sorprendente lo que había cambiado la ciudad en 500 años.

Las personas vestían como se les daba la gana. Las mujeres usaban ropa que dejaba mucha piel al descubierto. Dejaban su cabello corto y usan pantalón como los hombres.

Jade se cubrió la boca al ver a una pareja demostrarse amor en publico. Ambos se besaban sin importarle que los vieran.

Cerró los ojos, ya no quería ver más de este mundo. Al llegar al edificio donde estaba ubicado el departamento de Alondra, estaciono el auto y bajó con el equipaje de su hermana.

Luego fue abrirle la puerta, ya que Jade no sabía hacerlo. Las dos subieron al ascensor, haciendo que Jade tuviera una crisis nerviosa.

Todo era tan nuevo y extraño para ella. Alondra actuaba de lo más normal, pero, para ella era un total desafío.

No era nada sencillo enfrentarse a esa nueva realidad.

Alondra buscó al interior de su bolso la llave de la puerta. Sacando una pequeña tarjeta que deslizó por la manija de la puerta.

Jade, pensó que ya había visto todo. Pero, lo que hizo su hermana era magia. Nadie podía hacer eso, solo un Sumo Sacerdote tenía el poder de hacer magia.

_____ ¿A caso eres hija directa del sumo sacerdote?

Alondra volteó a ver a Jade, arrugó con gracia sus cejas y dijo.

_____ Calmate, hermanita. Eso ya no existe.

______ Esto se llama tecnología, algo que hace 500 años no existía.

______ Con esta pequeña cosita que tengo en mis manos, puedo abrir sin problema esta puerta.

______ Más te vas a sorprender cuando vayas a tu casa y abras la puerta con tu rostro.

Jade se comportaba como una niña pequeña. Todo le sorprendía; le tenía miedo hasta la cosas más pequeñas.

Al entrar al departamento, Jade quedó sorprendida con la decoración. Era muy iluminado, una enorme ventana que tenía una vista hermosa a toda la ciudad.

Floreros por todos lados, un sillón en el centro del pasillo, con vista a la ventana. Una pequeña mesa de cristal delante del sillón.

Un comedor con solo dos sillas, una pequeña cocina y dos recámara. Alondra tomó de la mano a Jade y la llevó a la que sería su habitación.

Mientras tanto. David seguía obsesionado con saber de donde Jade lo conocía, fue a una biblioteca y tomó el libro de la Duquesa Jade.

Su historia como la Gran esposa real del Duque; estaba escrito ahí. Era la primera vez en su vida que se interesaba en leer una historia como esa.

David pagó por el libro una fuerte cantidad de dinero. Al ser un libro antiguo, valía demasiado. Subió a su auto y lo dejó en el asiento del copiloto.

Durante todo el camino a su departamento, David se cuestionó por querer saber más sobre La Duquesa Jade.

Un día mientras estudiaba, un maestro puso una tarea relacionada con aquella Duquesa. Él ni siquiera entregó en trabajo; era algo que no le interesaba.

No creía en el amor eterno, tampoco en las promesas de fidelidad. Era algo que no iba con su personalidad.

Al llegar al edificio, bajó del auto y cuando intentó bajar el libro lo sintió demasiado pesado.

Era un libro demasiado pequeño como para pesar tanto. Tuvo que usar demasiado fuerza para poder cargarlo hasta su departamento.

Al entrar lo llegó a su recámara, luego fue a darse un baño. Se sintió demasiado candado al cargar el libro hasta ahí.

Se quitó la ropa y fue al interior del baño, se dio una ducha rápida y luego volvió a la cama.

Se acercó al libro sin volver a cargarlo, abrió la primera página, las cuales hablaban sobre la vida amorosa del Duque y su esposa.

Como fue pasando las paginas, fue teniendo sueño. Un sueño demasiado profundo, nunca en toda su vida se había sentido tan cansado.

Sus párpados se cerraban solos, sintiendo un gran sueño. Sin poder evitarlo, cayó totalmente dormido.

Al despertar, ya estaba en la antigüedad. Acostado en una cama, rodeado de dos niños.