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Los Hermanos Casasola

Los Hermanos Casasola

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Traiciones y engaños / Romance de oficina / Completas
Popularitas:99.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria L C

Emiliano y Augusto Jr. Casasola han sido forjados bajo el peso de un apellido poderoso, guiados por la disciplina, la lealtad y la ambición. Dueños de un imperio empresarial, se mueven con seguridad en el mundo de los negocios, pero en su vida personal todo es superficial: fiestas, romances fugaces y corazones blindados. Tras la muerte de su abuelo, los hermanos toman las riendas del legado familiar, sin imaginar que una advertencia de su padre lo cambiará todo: ha llegado el momento de encontrar algo real. La llegada de dos mujeres inesperadas pondrá a prueba sus creencias, sus emociones y la fuerza de su vínculo fraternal. En un mundo donde el poder lo es todo, descubrirán que el verdadero desafío no está en los negocios, sino en abrir el corazón. Los hermanos Casasola es una historia de amor, familia y redención, donde aprenderán que el corazón no se negocia... se ama.

NovelToon tiene autorización de Maria L C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

setenta y dos horas

Emiliano y Augusto volvieron al trabajo en la empresa. Se pusieron a investigar el desvío a fondo. Los días eran duros, llenos de reuniones con abogados y su equipo de confianza, todos trabajando sin parar.

Además, no podían olvidarse de las reuniones con inversionistas, las colaboraciones y renovaciones de contratos, el pan de cada día para los hermanos Casasola.

Unas semanas después de leer la última parte del testamento, sin darle mucha bola a la petición de su abuelo, el ambiente en la sala de juntas era súper tenso, parecía que se podía cortar con un cuchillo.

La mesa enorme de caoba estaba rodeada de gente preocupada: ejecutivos con traje que no se atrevían ni a mirarse. Afuera, el cielo gris anunciaba la tormenta que se armaba dentro de Casasola Global Holdings.

Emiliano Casasola, el jefe de la empresa, estaba de pie en la punta de la mesa. Era alto, con una mirada que te calaba y una cara afilada. Sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de furia y desesperación. Los papeles que tenía en la mano temblaban un poco por la fuerza con la que los apretaba.

—Esto no puede ser —dijo con voz seria, enfatizando cada palabra—. ¿Cómo es posible que nadie se diera cuenta de este robo tan grande?

Su voz retumbó en las paredes de vidrio, tensando aún más el ambiente.

Los socios extranjeros, tres hombres con acento fuerte y caras de pocos amigos, se miraron entre ellos. El mayor, el señor Vladímir Orekhov, habló:

—Emiliano, confiamos en tu gente. Pero esto pone en riesgo nuestro dinero. Si no puedes asegurar que todo esté bien, tendremos que pensarlo mejor.

La sala de juntas estaba que ardía. Los socios estaban nerviosos y se escuchaba un murmullo de fondo. Los papeles con las cuentas sobre la mesa lo decían todo: alguien había robado dinero y era mucho.

Emiliano apretó los dientes, con el ceño fruncido y mirando los números fijamente. Llevaba un traje impecable, pero esa imagen contrastaba con el enojo que sentía por dentro.

—Esto no debería estar pasando —dijo casi gritando—. Aquí no hay lugar para errores. Alguien hizo trampa y lo vamos a encontrar.

Uno de los socios alemanes, un hombre grande llamado Klaus Berger, golpeó la mesa fuerte:

—Queremos explicaciones ya, señor Casasola. Nuestros millones están en juego. ¡Esto no es un error, es un fraude!

Los socios empezaron a hablar todos a la vez y movían los papeles de un lado a otro, haciendo el ambiente más pesado.

Fue entonces cuando Augusto Jr., sentado en el otro extremo de la mesa, se levantó despacio. Se veía serio, con una mirada fría como el hielo, pero sin mostrar ni un poco de nervios. Sus dedos golpeaban suavemente la carpeta que tenía enfrente antes de empezar a hablar.

—Les pido calma —dijo con voz grave pero firme—. Entendemos lo serio que es esto y les aseguro que encontraremos al culpable con mi equipo. No lo vamos a dejar pasar.

—No basta con hablar —dijo otro socio, un inglés joven con un acento marcado—. Queremos algo seguro.

Augusto levantó la vista y lo miró fijamente:

—Les daremos más que eso. Les daremos resultados. Solo les pido que no saquen su dinero. Esta empresa no se va a caer por un traidor. Sabemos quiénes somos, lo que valemos y cómo vamos a solucionar esto.

Hubo un silencio. Los inversionistas se miraron entre ellos, dudando entre su enojo y la seguridad que transmitía Augusto. Emiliano volteó a ver a su hermano y se entendieron con la mirada, sin decir nada.

Augusto asintió casi sin que se notara.

Emiliano entendió todo con ese gesto.

Era su forma de decir yo me encargo. Desde chicos se comunicaban así; con una mirada o un gesto sabían lo que el otro pensaba. Por eso habían llevado su negocio tan lejos juntos, porque se complementaban. Uno era fuego y el otro, hielo; uno impulsivo y el otro, calculador.

Emiliano se enderezó, apoyando las manos sobre la mesa. Su tono cambió, se calmó, pero seguía mostrando determinación:

—Queremos lo mismo que ustedes: respuestas. Por eso confío en mi hermano y en nuestro equipo. Vamos a llegar hasta el fondo. Les pido 72 horas, nada más. No les fallaremos.

El silencio volvió a llenar la sala. Klaus frunció los labios, cruzó los brazos y miró a los hermanos con desconfianza. Luego asintió:

—Setenta y dos horas —repitió—. Si no cumplen, nos vamos.

—Cumpliremos —dijo Augusto, sin dudar.

Uno por uno, los socios se levantaron de sus sillas, todavía tensos pero dispuestos a esperar. En pocos minutos, la sala quedó vacía y solo quedaron los hermanos Casasola y Estela, la asistente de confianza, que había estado tomando notas.

Emiliano caminó hacia la ventana, donde las luces de la ciudad parpadeaban como estrellas. Sus hombros seguían tensos, pero en sus ojos se veía esa chispa que aparecía cuando estaba por entrar en una pelea.

—¿Crees que fue alguien de aquí? —preguntó sin ver a Augusto.

—Seguro —respondió él, cerrando la carpeta—. Alguien con acceso. Alguien que sabe cómo mover el dinero sin que se note.

—¿Ya tienes idea de quién?

Augusto se levantó con calma, caminó hacia él y le dio una hoja con algunos nombres:

—Hay tres. Uno de ellos tiene todo para hacer algo así, pero no voy a hacer nada sin pruebas.

Emiliano leyó los nombres y apretó los dientes al ver uno:

—Javier… siempre quiso más de lo que tenía —murmuró.

—Y nunca decía nada —añadió Augusto—. Pero antes de acusarlo, quiero que el equipo revise cada movimiento, cada correo, cada llamada.

Estela interrumpió:

—Ya están trabajando en eso. Estamos revisando quién entró al sistema de contabilidad en los últimos seis meses, si hubo cambios raros y movimientos de dinero. También hablé con Karla, la experta en rastreo digital, para que revise la actividad desde afuera por si alguien sacó dinero desde otro lugar.

Emiliano asintió y se volteó hacia su hermano, más tranquilo:

—Gracias por encargarte —dijo en voz baja—. No confiaría en nadie más.

Augusto sonrió un poco:

—No tienes que agradecerme. Esta es nuestra familia, nuestra empresa y nadie la va a destruir.

—Ni aunque lo intenten desde adentro —afirmó Emiliano.

Se quedaron callados un momento. Luego, Emiliano levantó el teléfono y se lo dio a su asistente:

—Llama a mi padre. Quiero que sepa lo que está pasando. No podemos dejarlo afuera.

Augusto frunció el ceño y dijo:

—¿Estás seguro? Está de vacaciones con mamá y no quiero que se enoje, ya sabes cómo se pone.

—Sí, pero también es un Casasola y esto nos afecta a todos.

Estela salió de la sala y los hermanos se quedaron ahí. La noche caía y la ciudad seguía su ritmo, sin saber el problema que había en la empresa Casasola. Dentro de esa sala, los hermanos habían hecho un pacto en silencio.

Uno buscaría al traidor y el otro, defendería la empresa. Pero ambos sabían que, cuando encontraran al culpable, no tendrían piedad.

La luz del lugar se puso más baja con el paso de la noche. Augusto caminó a la ventana, manos en los bolsillos y cara dura. Las luces de la ciudad brillaban un poquito, como si no les importara el relajo que había aquí adentro.

—Esto no me gusta, Emiliano, —dijo, todavía mirando afuera. —Quien esté haciendo esto, no sólo quiere plata. Nos quiere ver caer desde adentro.

—Ya sé, —contestó Emiliano, clavado en los papeles en la mesa. —Por eso no haremos tonterías. Pensaremos bien las cosas. Si toca, seremos fríos.

Augusto se volteó.

—¿Y si es alguien que conocemos? ¿Alguien que ha estado con nosotros por años?

—Entonces será más fácil mostrar de qué está hecho un Casasola cuando lo traicionan.

Se quedaron callados otro rato, pero ahora era más pesado. La tensión estaba a tope.

La asistente volvió y se paró en la entrada, algo nerviosa.

—Señor Emiliano, su papá ya respondió. Dice que vuelve mañana. Preguntó si todo estaba bien y le dije que era algo que necesitaba que él viera.

Emiliano movió la cabeza diciendo que sí.

—Gracias. Y dile a seguridad que pongan más gente en las entradas. Quiero saber quién entra y quién sale, hasta si es gente de nuestra confianza.

Cuando ella salió, Augusto soltó el aire.

—No me acostumbro. Pensé que lo más difícil sería la competencia, no que nos vendieran desde adentro.

—Los peores enemigos son los que tienes cerca, —dijo Emiliano medio en voz baja. —Es una venganza de antes.

—Y los problemas del pasado siempre regresan, —agregó Augusto. Vienen a pedir lo que creen que les debemos.

Se quedaron callados un rato mientras la noche se ponía más oscura. La lucha por la familia y el negocio apenas comenzaba… y no pensaban perder.

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Viviana Bustos Aldana
Es raro 🤔🤔🤔
Viviana Bustos Aldana
Las traiciones siempre vienen cuando menos lo esperamos
Viviana Bustos Aldana
Solo la ofende porque lo trae arrastrándose por ella y se hace el idiota
Viviana Bustos Aldana
Augusto tú estas bien enamorado, solo no lo aceptas 🤭🤭🤭🤭
Viviana Bustos Aldana
El amor de verdad no se compra y menos se condiciona en que debe conseguirse en un año máximo 🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️
Viviana Bustos Aldana
Agradece tonta que te ayudó cuando lo necesitabas 😡😡
Viviana Bustos Aldana
Creo que era M&D Corporation 🤔🤔🤔 Maryta no sé si me equivoco pero dice M&D... ténlo en cuenta 🙈🙈
Tayde Castillo
muy hermosa, historia, felicidades escritora éxito en próximos proyectos 🌹☘️☘️
Viviana Bustos Aldana
💔💔💔💔💔💔 que dolor tan grande, pobrecitos 😭😭😭😭😭😭😭
Viviana Bustos Aldana
"lo puedo" Maryta cuando puedas corrige, tienes una letra entre esas palabras 🙈🙈🙈🙈
MARYTANCHY: voy hermosa 😚 gracias 😘
total 1 replies
Viviana Bustos Aldana
Maldita perra desgraciada le queda grande el título de madre, a una hija se le cuida, protege, ama... no se le come al novio 🤬🤬🤬🤬🤬🤬🤬
💕💞 Diana 💞💕
muy buen capitulo 😃
💕💞 Diana 💞💕
que malvada, emocionante capitulo ❤️
Karen Martinez
hola , me encanto mucho
,muchas gracias
Isela Aguirre
excelente novela autora la disfrute mucho felicidades autora me fascinó
💕💞 Diana 💞💕
que paguen todos esos malvados
Linsol
Excelente
Carmen Luz Panay
Realmente una hermosa historia, felicitaciones escritora María L C por una muy agradable novela, buena redacción, buena ortografía, fue un agrado leerte y seguiré leyendo toda{s tus novelas!!!
Tayde Castillo
jajajja buena puntada ,amiga de lectura!/Joyful//Joyful//Joyful/
💕💞 Diana 💞💕
ahora viene lo bueno
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