ERES MI DELIRIO

Kira Vannecelli

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-Me enojo conmigo misma por ser tan estúpida al lado de Ethan. No sé qué me hizo que me tiene tan perdida; él es mi maldita perdición. Este amor que siento por él me nubla los pensamientos y la razón. Intento hacerme la dura, pero no está funcionando con él. Él cierra la puerta de la oficina y comienzo a visualizarla: es grande e imponente. Esta oficina huele mucho a la fragancia de Ethan. Me siento, reviso sus archivos, leo un poco, pero nada extraordinario.

Escuché que llamaban a la puerta y di permiso para entrar. Observé que la secretaria se acercó y preguntó-Señora, ¿desea algo de comer?

-Le respondí- una botella de agua.

- Ella me contestó-Sí, señora, con su permiso

-se retiró. Sin embargo, al llegar a la puerta, se detuvo al escuchar otra voz de una mujer que le decía bruscamente que se apartara. La mujer entró y vi que tenía el cabello castaño, era delgada y me observaba con atención. Preguntó- ¿Quién eres y qué haces en la oficina de Ethan, además ocupando su puesto?

-La secretaria, en ese momento, respondió-Señorita Bárbara, ella es su esposa. En este momento, el señor Cooper se encuentra en una reunión.

-Por lo tanto, ella es la intensa de Bárbara. Miro a la secretaria y le indico-puede retirarse, yo la atenderé.

-La secretaria cierra la puerta y se acerca. Dice- No puedo creer que tú seas su esposa. Eso debe ser una broma; él no podría fijarse en alguien como tú.

-Ignoro completamente su comentario. Me parece que será entretenido interactuar con ella. Le digo-Mi esposo me ha comentado que tú eres una simple hija de un socio. Me pregunto qué necesitas de él.

- Sus expresiones de molestia son evidentes, y verla molesta me resulta divertido. Ella se dirige a mí con un tono grosero, mientras aprieta su cartera, y dice- Necesito hablar con él sobre un tema que no te concierne.

- Me levanto de la silla y me acerco a ella. Con un tono suave le respondo-Por supuesto que me concierne, ya que estamos hablando de mi esposo. Dudo que la conversación que planean tener sea de carácter laboral. Barbara, ya eres consciente de que Ethan es mio. te ofrecere un consejo gratis: involucrarte con un hombre casado solo conlleva problemas.

-Me dice-¿Me estás amenazando? ¿Acaso no sabes quién soy yo? Cuanto más te miro, menos entiendo qué te vio. Eres tan común; no te puedes comparar con mi belleza y elegancia. No puedo creer que un hombre como Ethan se fije en ti.

-La miro de arriba hacia abajo, con una sonrisa burlona en el rostro, y le respondo-Tienes razón, no se puede comparar mi belleza con la tuya, ya que la mía es natural. Soy mucho más hermosa que tú; intentar equiparar nuestras bellezas es una falta de respeto, pues la tuya es producto de la silicona.

-Ella abre los ojos y, con irritación, dice- ¿Cómo te atreves? Yo no me he realizado ninguna operación.

-No puedo evitar reír a carcajadas; es evidente que esta mujer ha pasado por múltiples procedimientos estéticos, hasta su forma de pensar parece alterada. Se atreve a comparar mi belleza con la suya. Me resulta sumamente gracioso. Mi belleza es incomparable; soy una de las más hermosas de mi familia, y eso que las mujeres de mi familia son realmente bellas. No puedo permitir que una mal operada me menosprecie ni se atreva a insinuar que es más bella que yo. Se merece que le corte la lengua y se la haga tragar. Tengo tantas ideas para hacerle pagar por su atrevimiento. Respiro pesadamente, controlándome. Le digo-Si no tienes nada más que decir, ya vete; he perdido mi tiempo con una perdedora como tú.

-Ella aprieta su puño, se acerca a mí rápidamente e intenta darme una bofetada, pero tomo su mano y se la doblo con fuerza hacia atrás, escuchando cómo su hueso se parte. Ella grita y le pego un puñetazo en la nariz, cayendo al suelo. Ella toma su mano y, mientras llora por la sangre que brota de su nariz, dice-Me has roto la nariz y la mano. Eres una salvaje. Te voy a demandar, te juro que te vas a arrepentir.

-La observo llorar mientras sostiene su mano; sonrío de lado y me acerco a ella. Tomo su cabello con fuerza, tirando hacia atrás, y le propino otro puñetazo en el rostro. Su nariz vuelve a sangrar con mas intensidad. Le digo- Barbara, no tengo mucha paciencia para tratar con gatas como tú. -Le toqué la nariz de forma contundente y ella gritó de dolor-. Te advierto que bajes el tono de voz. No quiero que te acerques a Ethan ni a esta empresa. Si llego a enterarme de que me demandaste, que te acercaste a Ethan o que le hablaste, te aseguro que lo que te suceda ahora será solo una pequeña parte de lo que podría hacerte. ¿Entiendes?

-Ella me mira asustada y responde-Sí, sí entiendo.

-Me levantó con una sonrisa en el rostro, reflexionando sobre la valentía y arrogancia de esa mujer tan patética había llegado. En ese momento, la puerta se abre y Ethan se acerca rápidamente hacia mí. Al tocar mi vientre, pregunta-¿Estás bien, Kira? Bárbara, deberías irte de inmediato; está prohibido que pises esta empresa.

-Le respondo-Estoy bien, pero la señorita Bárbara debería marcharse.

-Entonces, ella, entre lágrimas, dice-Ethan, mira lo que me hizo esa mujer, está loca. Por favor, ayúdame, llévame a un hospital.

-Observamos que ella se levanta y dirige la mirada hacia Ethan, quien simplemente la ignora. Luego, ella me mira a mí con expresión de molestia y se aleja de la oficina. En ese momento, él me pregunta-¿Qué pasó?

-Le respondo- Esa mujer es una descerebrada irrespetuosa y merece un castigo apropiado.

-Haré una pequeña visita a esa estúpida, por llamarme loca y por dirigirse a Ethan de esa manera. Luego, me dice-Ya podemos irnos, cariño. Debes cuidar de ti misma, recuerda que estás embarazada. Hablando de eso, para la próxima semana tenemos el chequeo programado.

-Con curiosidad, le pregunto-¿Irás conmigo?

-Él me responde- Por supuesto, iré a todos los chequeos contigo. No quiero perderme ni un solo momento del crecimiento de nuestro hijo.