Shophie simplemente desapareció. No hubo explicaciones y dejó a Aiden con el corazón en mil pedazos. El destino siempre tiene la última palabra y después de cinco años vuelven a verse. ¿Tendrá Sophie una buena explicación para su ausencia?
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Capítulo 12
Aiden no puede creer lo que ve, es ella cruzando la plaza. No pierde tiempo, se levanta abruptamente ante la sorpresa de Ximena que espera una explicación, la cual no va a recibir en este momento.
Camina rápidamente hasta salir del restaurante y consigue alcanzarla. Toma su brazo con fuerza y la obliga a girarse. Ella reacciona, en cuanto lo ve guarda silencio.
- Ni se te ocurra gritar, tienes muchas cosas que explicarme- advierte furioso.
La pequeña niña que va tomada de la mano de su madre lo mira con curiosidad y después de un par de segundos se atreve a decir.
- ¡Suelta a mi mami!- exige con una voz que denota miedo y enojo.
- ¿Mami? ¿Ella es tu mamá?- pregunta y afloja un poco el agarre sin soltar por completo el brazo de Sophie.
- Sí, es mi mamá. ¿Tú quién eres?
- Soy un amigo de tu mamá y hace tiempo que no nos vemos. ¿No es así, Sophie?
- ¿Es cierto, mami?
- Sí, cariño. Tranquila. Déjanos ir, Aiden. Podemos hablar mañana.
- No, no pienso arriesgarme a que huyas otra vez.
Sophie estaba por lanzar su argumento cuando observa a una mujer aproximarse a ellos.
- Aiden, ¿qué sucede?- pregunta al llegar frente a ellos- ¿Quién es esta mujer?
- Ximena, te pedí que me esperaras en el restaurante.
- Soy tu novia y merezco una explicación.
- No voy a dártela en este momento. Tengo cosas que solucionar.
- Por favor, deja que me vaya. Aitana está angustiada. No iremos a ningún lado. Mañana podemos reunirnos y hablar.
Él gira para ver el rostro de la niña y confirma que efectivamente está angustiada. Aún en contra de su voluntad accede a que se vayan y le entrega una tarjeta a Sophie.
- Ahí viene mi número personal, llámame a primera hora mañana o voy a encontrarte.
- Lo haré.
La suelta y ella toma en brazos a su hija qué se aferra a su cuello sin dejar de observar al hombre que las retenía.
Se queda de pie viendo como se pierden a la distancia. Es Ximena quien lo saca de sus pensamientos.
- Te exijo una explicación.
- Volvamos al restaurante y te cuento lo que acaba de suceder.
Ella acepta y caminan en silencio hasta su mesa, pasan unos minutos antes de que él comience a hablar.
- Esa mujer es Sophie, la novia de la cual te conté.
- ¿La que te abandonó de un día para otro?
- Correcto. No esperaba volver a verla y mucho menos encontrarla aquí.
- Ni con una niña.
- Así es.
- ¿Crees que es tu hija?
- No lo sé. No quiero suponer nada.
- Es tu viva imagen, sería absurdo negarlo. Tiene tus ojos.
- Aun así, necesito que ella confirme mis sospechas.
- ¿Qué harás si es tuya?
- Quitársela- responde sin dudar.
- No puedes hacer eso, ella es su madre. La niña la necesita.
- Ella la escondió de mí, no merece mi consideración.
- Te sugiero que no tomes decisiones precipitadas. Yo sé lo que es crecer sin una madre y no se lo deseo a nadie.
- Tu caso fue distinto.
- Sin importar cuál sea el caso, los hijos necesitan de su madre.
- Y de su padre también.
- Lo sé, pero deben llegar a un acuerdo.
- No tengo cabeza para pensar en eso ahora. Estoy furioso.
- Entiendo.
Ambos se quedan en silencio. Él analizando sus opciones en caso de que esa niña sea su hija y ella intentando descifrar lo qué esto significa para su relación.
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Una vez que él la suelta, toma a su hija en brazos y se aleja rápidamente. Su corazón late tan fuerte qué pareciera que en cualquier momento va a salir disparado de su pecho.
Los pensamientos se agolpan en su cabeza, creía estar segura en este lugar y que no se volverían a ver. Lo conoce y sabe que más que furia siente ira y teme que la separe de Aitana.
Llegan a su casa, al cruzar el umbral suspira aliviada. Aitana que no había dicho una sola palabra comienza a hacer preguntas.
La lleva al sofá y se sientan una al lado de la otra.
- ¿Quién es ese señor, mamá? ¿Por qué está tan enojado contigo?
- Es un viejo amigo.
- Un amigo que está muy enojado. Él tiene los ojos del mismo color que los míos. ¿Es mi papá?
Sophie se queda helada, no sabe qué ni cómo responder a esa pregunta. Si bien su hija es una niña muy inteligente, no pensó que podía deducir algo así con solo verlo.
Comprende que la realidad se le ha venido encima y no puede seguir ocultando lo inminente.
- Sí, él es tu papá.
- ¿Por qué nos abandonó? ¿No me quiere?
- No, mi niña. Él no nos abandonó- responde abrazando a su pequeña- Fui yo la que tomó una mala decisión, y te prometo que voy a solucionar esto.
- Mi papi es muy guapo.
- Sí, lo es mi amor. Vamos, te llevo a la cama, es muy tarde y debes dormir.
La ayuda a colocarse la pijama y la arropa, deja un beso en su frente antes de salir de la habitación.
Revisa la hora en su celular, desearía poder hablar con Elena, pero es muy tarde. Va a la cocina y prepara un té, esta noche no podrá dormir.
Necesita poner en claro sus ideas y pensar en cómo llevar la conversación con Aiden. Hace algunos años estaba convencida de haber tomado la mejor decisión y hoy es perfectamente consciente de que cometió un grave error.
Lo peor es que su hija ha pagado las consecuencias de sus malas decisiones.
Los primeros rayos de sol se filtran por la ventana de la cocina, se levanta y mira afuera. Será un día soleado, pero para ella se avecina una tormenta.
Se dirige a la habitación de su hija, la observa dormir pacíficamente y una punzada se clava en su pecho al pensar que puede perderla.
Esa niña es toda su vida, sin ella nada tiene sentido.
Retira un mechón de cabello de su frente y la besa con ternura.
Ya en su habitación, toma una ducha y se prepara para llamar a Aiden. No quiere que piense que quiere huir.
Seca y peina su cabello, maquilla su rostro en un intento de disimular las marcas negras que una noche sin dormir ha dejado bajo sus ojos.
Busca la tarjeta que le dio la noche anterior y marca su número, responde al segundo timbre.
📲 ¿En dónde y a qué hora nos vemos?- pregunta cortante en cuanto responde el teléfono.
📲 En una hora, te mando la ubicación de mi casa. Aitana no estará presente mientras hablamos, podrás verla más tarde.
📲 No intentes engañarme, ya me separaste de ella mucho tiempo.
📲 Te aseguro que esa no es mi intención, pero no es sano que escuche lo que debemos hablar.
📲 Mándame la ubicación, te veo en una hora.
Termina la llamada y le manda la ubicación tal y como prometió. Después llama a Elena, necesita que le ayude a cuidar a Aitana mientras ella y Aiden conversan.
Elena llega corriendo a su casa, la hace pasar y le ofrece una taza de café mientras le explica lo ocurrido.
- ¡No lo puedo creer! Mira que encontrarte con él de esa manera y después de tantos años.
- Imagina cómo estoy yo. Lo peor fue que Aitana dedujo de inmediato que se trata de su padre.
- Es una niña lista. Mantenme informada, yo me llevo a mi pequeña.
Elena ayuda a Aitana a vestirse y se la lleva con la excusa de llevarla a desayunar.
Sophie se queda sola esperando la llegada de Aiden. Está sumamente nerviosa.
Llaman a la puerta, no son golpes sutiles, al contrario. Su cuerpo tiembla por el miedo que le produce este encuentro. Como puede, camina hasta la entrada y toma la manija, el temblor no cesa y se obliga a controlarse.
Necesita de varias respiraciones profundas para por fin tener el control de su cuerpo.
Al abrir se encuentra con esa mirada fría y llena de rencor.
- Adelante, ¿quieres un café?
- Esta no es una visita social.
- Es cierto, toma asiento- le señala el sofá que se encuentra en la sala de estar, ella se acomoda en el que se encuentra enfrente.
- Te escucho, eres tú la que me debe una explicación.
Sophie respira antes de pronunciar palabra. Aiden la observa ansioso e intentando controlar su ira.