Fui la mujer perfecta
En la oscuridad descubrí el placer, descubrí que mis piernas no eran para cerrar, que mi lengua podía acariciar y herir con el mismo arte.
Aprendí a gemir con rabia y a dominar con las caderas.
Ahora regreso. Con vestidos de seda y piel perfumada, con un cuerpo que aprendí a usar como un arma.
Él cree que vuelvo para cumplir aquella promesa. Cree que aún soy suya.
La mujer perfecta ha muerto. Lo que queda… es una diosa del placer y la venganza.
No viene a buscar amor. Viene a cobrar.
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Eres como todos los hombres
Débora se acercó a su mandíbula y le pasó su lengua. Luego se alejó de él, se quitó el abrigo y lo tiró al suelo. Después se quitó la camisa y el sujetador, dejando expuestos sus senos. Luego se bajó sus panties y caminó hacia la mesa; se sentó sobre ella.
Tomó la botella de vodka que estaba en la mesa y luego la roció sobre su cuello y sus senos.
—¿Quieres probar? —le dijo con una sonrisa, abriendo sus piernas.
Dimitri se acercó a ella con grandes zancadas y comenzó a lamer su cuello, sus senos.
—Aaah... no pares, Dimitri... aaah...
Dijo mientras inclinaba su espalda hacia atrás. El hombre, con su boca, devoraba todo su tren superior. Luego fue bajando hasta llegar a su ombligo, saboreando el vodka. Después bajó hasta donde estaba la zona íntima de la mujer y se sumergió entre sus piernas. Comenzó a lamer.
Débora lo agarró del cabello, jalándolo más hacia ella, mientras los gemidos salían de su boca, hasta que alcanzó el éxtasis. Dimitri se lamió los labios y fue desabrochando su pantalón hasta sacar su erección. Luego se colocó en posición y entró en ella, haciéndola gemir. Débora se agarró de sus hombros. Él comenzó a moverse dentro de ella.
—Mmm... aaaah... —gruñía Dimitri.
Ella enrolló sus piernas alrededor de sus caderas mientras, con sus uñas, arañaba su espalda. Los movimientos eran rápidos. La botella de vodka cayó al suelo, rompiéndose. Otras cosas que estaban sobre el escritorio también cayeron. Después, Dimitri la bajó de la mesa, le dio la vuelta, la pegó al escritorio y levantó sus caderas para volver a entrar en ella. Con su boca comenzó a besar su espalda, mientras seguía con sus movimientos bruscos.
Cuando estaban a punto de llegar al clímax, Débora se dio la vuelta y lo empujó al suelo. Después subió encima de él y comenzó a moverse. Él podía sentir cómo las paredes internas de ella se contraían y lo apretaban, haciéndolo sentir casi en la gloria.
Sin poder aguantar más, se dio la vuelta dejándola a ella abajo. Entonces Débora le susurró al oído:
—Mmm... eres mucho mejor que Yegor... más fuerte...
Eso hizo que el hombre comenzara a aumentar su ritmo. Los movimientos iban en aumento. Él sentía que ella estaba a punto de llegar, y él también. Los movimientos se hicieron más intensos. Estaba a punto de acabar. Cerró los ojos. En ese momento, Débora tomó un pedazo de vidrio de la botella de vodka y se lo enterró en la garganta. Luego se lo quitó de encima. El hombre se sujetó la garganta mientras se desangraba.
—Dimitri, me encantó coger contigo. Lo haces muy bien. Desde hace tiempo me preguntaba cómo sería tenerte dentro de mí, y ya lo comprobé. Fue maravilloso. Pero si hay algo que me gusta más que el sexo es el dinero. Y las acciones de Yegor y sus negocios valen mucho dinero... más de 150 millones. Ciento cincuenta millones no son ni la cuarta parte del valor de esas acciones y sus negocios. No puedo dártelas.
Dimitri se terminó por desangrar en la alfombra. Débora tomó su ropa interior y se la colocó. Luego hizo lo mismo con su camisa. Tomó el celular de Dimitri y lo desactivó con su huella digital. Le escribió un mensaje a Irina diciéndole que lo sentía, pero que después de la muerte de Yegor se había dado cuenta de que la vida era una, y que se iría con la mujer que había conocido, con Soraya; que se irían lejos, que no los buscara, que en Colombia no estarían.
Después le envió el número de cuenta en las Islas Caimán: eran 150 millones como compensación por el daño que le causaba y para que tuviera una vida tranquila, sin preocuparse por trabajar.
Después de enviar el mensaje, sacó la tarjeta SIM y el celular. Le quitó las pertenencias a Dimitri. Luego salió de la casa, fue a su auto y sacó unos botes de combustible. Lo roció por toda la casa.
Luego arrastró el cuerpo de Dimitri hasta su auto y lo colocó en el asiento del copiloto. Sacó un destornillador, arrancó la placa del auto de Dimitri y la guardó en su propio auto, junto con otras cosas que estaban en la guantera. Luego le prendió fuego a la casa, al igual que al auto de Dimitri, y arrancó con el cuerpo de él en su auto. Por el espejo retrovisor miró cómo las llamas lo consumían todo.
Sabía que no llegarían pronto los bomberos. Cuando planearon matar a Yegor, ella decidió que necesitaban reunirse en un lugar seguro. Esa casa estaba muy apartada. Ella la escogió. Dimitri se encargó de la autopsia de Yegor, para que todo pareciera una muerte natural. Pero no podía dejarlo vivo. Como socio de Yegor, él se quedaría con gran parte del negocio que tenían. Eso no lo podía permitir. Además, sabía que Dimitri querría sacarla del camino para quedarse con todo. Por eso tenía que ser ella quien lo matara primero.
No le preocupaba Irina. Era una tonta. Unos veinte millones más que le diera del negocio de su esposo serían para ella más que suficiente, una fortuna. Pues cree que solo tenían una empresa en común. Si supiera que sus negocios incluían petróleo... pero no lo sabría, porque Dimitri nunca quiso que lo supiera, por miedo a que la familia de ella lo escurriera.
Miró el cuerpo de Dimitri, que iba a su lado.
—Eres como todos los hombres... cuando tienen sangre abajo, se les va la que les ayuda a que el cerebro funcione. Es una lástima. Pudiste ser un buen amante, pero me hubieras matado.
Después de manejar un largo rato, llegó hasta la orilla de un lago. De la maletera de su coche sacó un saco, donde metió el cuerpo de Dimitri, y luego procedió a llevarlo a un bote que ya estaba listo. Remó con el cuerpo de Dimitri hasta quedar en el centro del lago. Luego tiró el cuerpo al agua. Flotaba. Aprovechó para ponerle una cadena alrededor, y después tiró al lago el ancla pesada que estaba sujeta a la cadena, haciendo que el cuerpo se hundiera.
Cuando regresó a la orilla, no ató el bote. Lo dejó ir. Luego subió al coche y se marchó. Llegó a una calle solitaria, donde sacó las cosas de Dimitri, las quemó, y cuando estaban hechas cenizas, las enterró.
Ya era casi el amanecer cuando Débora llegó a la mansión. Dejó el auto en el estacionamiento y subió hasta su habitación, donde se quitó la ropa y la quemó en la chimenea. Después tomó un baño. Cuando salió de la ducha, se puso su pijama y se metió a la cama a dormir.
Victor a tenido paciencia con Angeline está enamorado realmente o siente culpa por lo que le pasó.
Son muchas interrogantes y ya uno siente ansiedad por saber.
Porque ese suspenso que nos tienen como fue y porque se transformó en Débora y no siguió siendo Angeline.
Que tendrá que ver Victor y su hermana
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