Ella: Parte 4. Cap 1

Hubo consecuencias después de aquel accidente como todos decían, pero ella no pensó que serían tan drásticos. Varios años de su vida encerrada en aquel lugar, fueron los peores de su vida, analizaba todo lo que había pasado desde aquel día y siempre en su cabeza resonaba la misma pregunta: ¿ Por qué a mí? Durante esos cuatro años pasó muchas cosas horribles, su papá no fue a visitarla más desde que la internaron, su mamá al principio iba seguido pero con el pasar del tiempo le prohibieron las visitas a su hija, decían que el tratamiento funcionaba mejor con el paciente aislado. Quedó sola en aquel lugar, era prisionera de lo que creía ella eran sus pensamientos, al principio las cosas que veía y sentía le parecieron espeluznantes, pero con el pasar del tiempo no le tomó mucha importancia. En aquel lugar le llegó y a su cabeza el primer pensamiento de quitarse su vida, tan rápido como apareció se desvaneció, aunque quedó latente en su mente, una puerta, una vía de escape que algún día ella podía usar.

- Tienes visitas, apresúrate, duchate y vístete, sabes que a tu mamá no le gusta verte sucia - con voz ronca dijo una de las enfermeras-

- Ella no es mi mamá - gruñó ella-

- Lo que sea, solo apúrate.

Ella se levantó de su cama, no sabía la hora pero percibía por la sombra del sol que era casi medio día, pensó que no había tomado su desayuno y efectivamente a un lado de la puerta de su habitación estaba la bandeja intacta. Su habitación era grande, sus padres, sobre todo su madre, se encargaron de darle las mayores comodidades a su hija mientras estaba en aquel lugar. Las paredes pintadas de naranja pastel y el techo blanco, el piso era de baldosas blancas, pensó que era una rara combinación pero le agradaba. Se estiró un poco antes de emprender su camino a la ducha, mientras se duchaba escuchaba las voces que le decían:

- Yo que tú no me bañaría, que me vea así.

- Pues no, tienes que ducharte. Lo mejor es la higiene, eso te lo enseñó tu mamá - dijo otra voz-

Eso último la irritó - me lo enseñó mi mamá- se dijo así misma

- Mi mamá está muerta, o, acaso no se acuerdan - dijo la niña cortantemente-

- Cierto, buen punto, pero quedan las lecciones, así ella estará felíz dónde quiera que esté.

- Ya cállense, no quiero saber nada de ustedes hoy.

Se terminó de duchar y se fue a vestir, se dirigió a su clóset, estás repleto de ropa pero tenía en mente una sola prenda, pasó su mano por cada una de su ropa acariciando, sintiendo la diversidad de tela en sus dedos hasta que su dedo paró, jaló y sacó un vestido blanco adornado con girasoles estampados, ese era el que ella estaba buscando. Se lo colocó y buscó sus sandalias color beige para que hiciera juego.

Tocaron a la puerta y esta se abrió.

- ¿ Ya estás lista? - preguntó la enfermera ronca-

- Ya estoy lista.

- La haré pasar entonces.

- Está bien.

Ella se sentó al borde de su cama y esperó, estaba algo impaciente, no la quería ver pero ahí estaba.

- Hola querida, ¿ Me extrañaste? - dijo con voz sarcástica su tía-

Ella respiró para tranquilizarse un poco y respondió:

- Pues claro que no, ¿ Que haces aquí?

- Pues hoy es un día especial, ¿ O acaso lo olvidaste? - hizo una pausa de unos segundos- Es el aniversario de la muerte de tus padres niña.

A su espalda entró por la puerta un señor de gorro, si tía fue a recibirlo con un abrazo, los dos se acercaron a la niña y este pausadamente se quitó su gorro, revelando que era su tío.

- Hola niña, ¿ Cómo estás? - dijo el tío-

La niña lo observó extrañada, no era la primera vez que lo veía desde el accidente, pero está vez había algo diferente en el.

- No sé quien o que eres, salte de mi vista ahora mismo.

- Relájate malcriada, acuérdate que no debes faltarnos el respeto, total, somos por ley tus tutores legales. Así que no le faltes el respeto a tu tío, que ahora es tu papá.

Esas palabras causaron en ella un repulsión hacia los dos, - mis nuevos padres- pensó.

- Sí te acordaste del aniversario de tus padres, si no, no te hubieses colocado el vestido de tu madre. Le quedaba tan bello, fue una lástima lo que le pasó, pero ni modo, accidente o no, eso siempre pasa - dijo la tía con malicia-

A la niña le llegaron recuerdos lejanos de su mamá con ese vestido, inconscientemente se había colocado ese vestido en aquella fecha. Extrañaba mucho a sus padres, no importaba que su papá no quisiera verla más, igual lo extrañaba, habían pasado ya varios años desde que pudo verlos, extrañaba cuando su mamá y su papá iban a su habitación en las noches para darle la bendición de los sueños, extrañaba cuando su mamá le preparaba su comida favorita, las pizzas, extrañaba cuando su papá la cargaba pero sobre todo extrañaba sus abrazos. Sabía que ya no los iba a ver más y eso la mataba por dentro.

La tía se le acercó hasta poder decirle algo susurrándole, para que sólo ella pudiera escucharle.

- Acuérdate de mis palabras en aquel día que me arrebataste a mi niña, eso te perseguirá por siempre y más allá, hasta donde tú alma caiga pudriéndose.

Se levantó, tomo a su esposo por el brazo y los dos se fueron, la habitación quedó en silencio por unos segundos hasta que su tía se devolvió por la puerta.

- Estás con vida solamente por el testamento de tu mamá, agradecele mucho, pídele a tu Dios que te siga cuidando.

Metió su mano en el bolso y sacó un frasco tirándolo a la cama de la niña.

- Allí está tu medicamento loca, no olvides tomartelo.

De un fuerte golpe cerró con violencia la puerta de su habitación, ella se acostó en su cama solamente mirando el techo de esa habitación y acariciando el frasco de medicina, ningún pensamiento pasó por su mente, nada, todo en blanco, aquella visita la había dejado sin ganas de vivir, todo lo que había tenido ya no existía.

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