El padre estaba hablando con un señor de cara joven pero con la cabeza llena de canas, no tenía barba, estaba afeitado, su traje era de color gris, se veía pulcro como si lo acabara de sacar de la tintorería, la niña miró con asombro al señor, tan joven y con canas pensó.
- Chao mi reina, nos vemos en unos días, papi está haciendo negocios. - lo dijo con gran emoción, igual que una personas que se ha sacado la lotería-
El padre le dio un beso en la frente a la niña, le dio un fuerte abrazo y se despidió tocándole la nariz con su dedo como siempre hacía.
La niña salió de la oficina observando a aquel sujeto, que raro se decía ella. Mientras lo miraba el hombre le devolvió la mirada, una mirada fría y malévola, el hombre le sonrió al ver la cara de terror de la niña, la niña apresuró el paso para salir del campo de visión de aquel hombre.
Cuando salieron de las puertas de la mansión en el frente había un gran jardín con muchos arbustos y flores, muy hermoso a la vista, se podían escuchar el canto de los pájaros, ver una cantidad exagerada de mariposas revoloteando por todos lados, era como ver puntos de colores danzando en el aire. Allí estaban esperando a la niña, una camioneta verde metalizada último modelo, estaban los tíos de ella, los hermanos de su mamá.
- Hola pequeña, ¿ Cómo estás?, ¿ Estás ansiosa por el viaje?
Preguntó su tío, un hombre alto, gordo, de cara robusta y calvo, estaba vestido con una franela azul, una bermuda blanca y unas sandalias marrones, típica vestimenta de hombre viejo pensó la niña.
- No muy ansiosa la verdad tío, quería quedarme con mi mamá para que me enseñará a montar a caballo.
- Querida pero mis hijas te pueden enseñar, ellas son unas expertas montando a caballo - dijo en un tono chillón y burlón la tía de la niña-, apresuremos el paso si no llegaremos tarde.
La niña odiaba a esa señora, era por su culpa que sus primas fueran tan odiosas, era una mujer egocéntrica, creída, trataba mal a todo el mundo, ni su madre la soportaba, solo la soportaban porque era su cuñada.
La niña abrazó a su mamá.
- No me dejes ir con ellos por favor mami, - le dijo la niña al oído a su mamá-
- Todo estará bien hija te prometo que me adelantaré y mañana iré a visitarte.
La niña la miró y supo que era una promesa difícil de cumplir pero ya no se podía negar a irse.
- Está bien mamá, bendición, nos vemos mañana.
- Dios te bendiga hija, cuídate mucho y ya sabes, cualquier cosa que pase me llamas.
- No pasará nada, no te preocupes que yo la cuidaré - dijo refunfuñando la tía-.
El tío agarró las maletas de la niña y las llevó al maletero de la camioneta, la niña se montó en la camioneta acompañada de su tía. Cuando ya estaban todos acomodados se montaron en la camioneta y se despidieron.
- Hasta mañana mami, nos vemos. - dijo la niña bajando los vidrios de la puerta de la camioneta -
La tía al observar esto presionó el botón para subir el vidrio y la niña tuvo que meterse rápido si no iba a salir lastimada, el vidrio paró al último instante antes de tocar a la niña, fue el tío que observó la escribe he intervino para que la niña no saliera lastimada. Miró con odio a su tía por haber hecho eso.
- Lo siento querida, presioné el botón sin querer. - dijo con voz de satisfacción y burla-.
El tío con cara molesta se le acercó a los oídos de la tía y le susurró algo que al principio la niña no pudo distinguir, la tía se enfureció al trabajo escuchar lo que sea que le haya dicho y pasó el viaje mirando hacia adelante. La niña al notar esto se preguntó en su cabeza ¿ Que le habría dicho su tío para que se molestara de esa manera? Lo que sea que hubiese Sido funcionó muy bien ya que esa señora se quedó callada sin molestar a la niña todo el viaje. Ella quería saber, ya que pudría usar esas mismas palabras y defenderse contra ella, una mujer enferma que disfruta del dolor y humillación que le causa a las personas.
- ¿ Estás bien niña? - preguntó el tío-
- Si tío estoy bien no me pasó nada.
El miró, le regaló una sonrisa y devolvió su mirada al camino, era un camino de tres horas, no tan largo pero para una niña es muy aburrido. La niña luchó fuertemente con el sueño pero éste le ganó y se quedó dormida durante todo el viaje.
Sentada en ese baño se preguntó así misma ¿ Por qué mi madre no me dejó quedarme con ella?. Si tan solo me hubiese hecho caso nada de la tragedia habría pasado, una lágrima salió de su rostro y cayó hasta su regazo, ¿ Por qué lloro por esas mujeres? Fueron tan malas conmigo, nunca entenderé el por qué, y nunca encontraré esas respuestas, igual si les hago esas preguntas no me responderán. Una voz en su cabeza le dijo.
- Sus gargantas fueron muy bien cercenadas, su sangre estuvo muy deliciosa, quisiera más sangre y me darás tu sangre, llevo mucho tiempo esperando tu sangre, sí, sangre deliciosa.
- ¡ Cállate ! Tu no eres real, solo cállate y déjame en paz.
- Te dejaré en paz cuando me des tu sangre.
Agarró sus mano en forma de puño y comenzó a golpearse la cabeza.
- ¡ Cállate !, ¡ Cállate !, ¡ Cállate !
Y de un momento a otro la presencia de esa voz en su cabeza desapareció.
Estaba muy agitada con un tremendo dolor de cabeza, otra lágrima brotó de su mejilla, la limpió y se dijo.
- Estas lágrima son para mí, no para esas estúpidas mujeres.
La calma volvió a su cuerpo, y siguió recordando aquellos días en el viaje que empezó con todo lo malo en su vida a partir de allí.
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