La Humana Despreciada Y El Rey Mago

Suspiré, observando los árboles que se alzan imponentes__Kira, de verdad que tienes un don para convencerme de hacer cosas... inexplicables. Traerme hasta este rincón boscoso, del que jamás había oído hablar, solo porque tu 'ojo de escritora' vio en él la magia y el misterio perfectos para tu nuevo libro...__. No pude evitar quejarme, sintiendo cómo Kira, una vez más, me arrastra a una de sus descabelladas búsquedas de inspiración para sus novelas de fantasía.

__¡Pero míralo bien, Nayana__. Exclamó Kira, con los ojos brillantes como luciérnagas.

__Este bosque que lleva por nombre Ethereal no es solo belleza ante los ojos; sino que también irradia una magia sutil, un misterio que se adentra en los huesos. ¡Es perfecto! Aquí, entre sus sombras y susurros ancestrales, cobrará vida mi novela. Imagina, un amor prohibido floreciendo entre un vampiro y una loba, ¡aquí mismo!__. Observó el entorno, un escalofrío recorre mi cuerpo a pesar de la innegable hermosura del lugar.

__Admito que tiene un encanto... etéreo, casi hechizante. Pero esa sensación persistente de ser observada... prefiero no convertirme en el plato fuerte de alguna criatura hambrienta__. Murmuró con un leve temblor en mi voz.

Kira rodó los ojos ante mi evidente inquietud__Ay, amiga, ¡qué dramática eres! ¿Bestias salvajes en una reserva natural privada? Por favor. Solo abren a un público escogido por ellos mismos, ¡por eso estoy tan emocionada de estar aquí! Aunque entiendo tu preocupación...__ Añadió con una sonrisa cansada.

__Pero si te tranquiliza, volvamos al hotel. Para ser sincera, estoy agotada y creo que por hoy ya hemos tenido suficiente aventura. Mañana será otro día__. Su forma de hablar logró sacarme una sonrisa, porque se que tras su fachada aventurera se esconde una criatura de costumbres fijas: comer, acicalarse y dormir profundamente, en ese orden de prioridades después de escribir.

El trayecto hasta el hotel se extendió casi una hora, cortesía de mi amiga y su inexplicable impulso de internarse en el bosque. Agradecí en silencio que ningún animal hambriento hubiera puesto sus ojos en dos escritoras claramente fuera de forma. Al fin, la imponente belleza del hotel disipó cualquier rastro de cansancio y miedo.

Este hotel parece escapar directamente de las páginas de una novela de fantasía, tal como las que Kira suele crear. Ahora entiendo su obsesión por conocerlo tras su descubrimiento; es una fantasía tangible. Su imponente estructura no se ha construido en el bosque, sino que parece haber emergido de él, en perfecta simbiosis con los árboles que lo abrazan. Su diseño arquitectónico único evoca una gigantesca casa del árbol, con niveles que se entrelazan como ramas y formas orgánicas que se mueven con las copas. Lejos de cualquier rusticidad esperable, emana una elegancia sutil, evidente en la madera pulida, los amplios ventanales que enmarcan la luz moteada del bosque, y la palpable sensación de vivir dentro de un cuento de hadas exquisito.

__¡La último en llegar es un huevo podrido!__. Gritó Kira, lanzando una de sus típicas ocurrencias antes de desaparecer corriendo hacia el hotel, dejándome plantada en la entrada. Aceleré el paso, sin llegar a correr para no parecer una desquiciada, pero mi vista se centro en seguir el rastro de mi amiga cuando, de repente, choqué contra algo sólido. El impacto me hizo tambalear, pero justo cuando mis piernas amenazaron con ceder, un brazo fuerte se cerró alrededor de mi cintura, impidiendo una caída estrepitosa.

__Se encuentra bien, hermosa dama__. La voz que me rescató del tropiezo resonó a mi lado, un torrente de calidez risueña, matizada por una sensualidad juguetona que me impulsó a levantar la mirada. En un cuarto de siglo, la belleza masculina ha pasado inadvertida para mí. Sin embargo, este hombre, el causante de mi desequilibrio y ahora mi firme soporte, con sus manos aferradas a mi cintura en un gesto que se tensa con posesión, es una excepción tangible. Su atractivo irradia un peligro fascinante, una cualidad de imán travieso y provocador que susurra la fragilidad emocional en la que te puede dejar si le abres tu corazón.

Zarthus

__Sí, gracias, caballero, me encuentro bien__. Respondí, saliendo al fin del embelesamiento impropio en el que su imagen me había sumido.

__Agradezco su ayuda, pero podría soltarme, por favor. Ya no corro peligro de caer y está invadiendo mi espacio personal__. Pedí con cortesía, pues el agarre en mi cintura ya esta sembrando una agitación interna que me niego a verbalizar. Su mirada, intensa, parece querer despojarme de toda defensa, dejándome expuesta ante su escrutinio.

Sus manos se deslizaron de mi cintura con una lentitud estudiada, casi como si lamentara romper el contacto, y su sonrisa, un arma de seducción inadvertida, encendió una chispa inquietante en mi interior. Peligroso, pensé__Lo siento, hermosa dama. No quise incomodarla. ¿Me permite saber adónde se dirige con tanta urgencia? Mi posición como dueño de este hotel podría serle útil__.

La sorpresa debió grabarse en mis facciones al comprender su identidad. Es una coincidencia absurda, casi cómica, que en medio de tanta gente, mi torpeza me hubiera llevado a colisionar precisamente con el propietario. Y con Kira aún ausente, la realidad me golpeó: estoy a merced de un cazador de corazones, un hombre de belleza magnética y una sonrisa capaz de desestabilizar la cordura de cualquier espíritu romántico y vulnerable.

__No se preocupe, señor...__Intenté continuar, pero su voz me interrumpió con una presentación inesperada.

__Zarthus Ishikawa, su fiel servidor... y esclavo, si así lo desea__. Un tono deliciosamente pícaro y encantador acompañó la frase, rematado con un guiño que encendió un caos volcánico en mi interior. ¿Cómo es posible que este hombre, surgido de la nada, desate tal desorden sin siquiera pedir permiso? Aunque mi cuerpo responde a él de una manera que ni yo comprendo, me niego a ceder a su atractivo. No sere una más en la lista de mujeres hechizadas por sus encantos. Solo pensarlo me oprime el pecho con una rabia corrosiva. Es absurdo sentir emociones tan intensas por un extraño en cuestión de minutos, que con unas simples palabras ha pulverizado mis creencias sobre la lenta y gradual construcción de la atracción romántica.

__Agradezco su ofrecimiento, señor Ishikawa__. Dije con una calma que apenas logra contener la furia que está hirviendo en mi interior.

__Pero soy una mujer independiente, autosuficiente e inteligente. Sé perfectamente que no debo dejarme llevar por las palabras de un hombre atractivo que parece incapaz de ver más allá de una falda, dispuesto a llevarse a cualquiera a la cama impulsado por sus bajos instintos, no por la razón. Con su permiso__. Añadí, retomando mi camino y dejándolo con la palabra en la boca. Sin embargo, a pesar de mi intento por mostrarme indiferente, sus últimas palabras resonaron en mi interior, desestabilizándome: "No me rendiré contigo".

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Feliz tarde 🌄🌄🌄.

Buen provecho 😋😋😋.