La Redención De Una Mafiosa Renacida.

Tres semanas después, los vestidos están listos y Aurora se prepara para la gran presentación. Han sido días intensos y agotadores, pero cada segundo ha valido la pena. No solo ha disfrutado del proceso creativo, sino que también ha recuperado el respeto de sus compañeros en la universidad. Ya no la ven como la chica excéntrica de colores llamativos, sino como una joven segura de sí misma y talentosa. Incluso hay quienes intentan acercarse con intenciones románticas, pero ella no está interesada, aunque algunos sean tan atractivos que resulta difícil no notarlo.

Aurora camina con paso firme y elegante por los pasillos del majestuoso salón donde se celebrará una de las pasarelas más importantes del año. Es un evento de alto nivel, con la participación de reconocidas casas de moda, entre ellas Lunaria, una de las favoritas del público y la crítica.

Su atuendo es una auténtica joya de confección. Diseñado y confeccionado por ella misma, fue pensado exclusivamente para esta noche. El blanco impoluto de la tela se ve realzado por delicados toques dorados y plateados que capturan la luz con elegancia.

La parte superior del conjunto consiste en un corsé entallado, decorado con bordados minuciosos de pedrería, cristales y perlas. Las figuras que adornan el busto combinan motivos florales y geométricos, dando como resultado un diseño armonioso y llamativo. El escote, en forma de corazón y sin tirantes, está sostenido por ballenas internas apenas perceptibles, que acentúan su figura con gracia, sin ser vulgar.

El centro del corsé se convierte en el punto central del vestido: una composición de diamantes bordados en forma simétrica que crea un efecto visual y recuerda a un broche antiguo y lujoso. Este detalle aporta un aire majestuoso que eleva el conjunto a otro nivel.

La falda, larga y ajustada al cuerpo, cae con movimiento natural estilo sirena; tiene múltiples capas de tela fina que le dan volumen sin rigidez. Sobre ella, una sobrefalda se abre al frente, revelando un forro interior igual de trabajado, que añade profundidad y textura al conjunto.

Para terminar de completar su Outfitt, una hermosa gargantilla de diamantes completa su look.

Al llegar al camerino, Aurora contempla los modelos alineados, cada uno vistiendo una de sus obras. Todo está impecable. Su madre, Bianca, entra en ese momento y, al ver los vestidos, se cubre la boca con emoción. Aurora ha trabajado en completo secreto, confiando solo en un reducido grupo de colaboradores de su entera confianza. Cada pieza fue resguardada en su casa hasta el día de hoy. En su vida pasada alcanzó la cima siendo precavida, y esta vez no será diferente, especialmente con Sabrina cerca.

—Esto es maravilloso, Aurora. —Los bocetos no les hacían justicia —dice Bianca, boquiabierta.

—Gracias, mamá. —Y tu vestido es precioso también —responde Aurora, haciendo una pequeña reverencia. Bianca sonríe; su vestido plateado resplandece bajo la luz.

—Venía a avisarte que Sabrina está lista para presentarse como imagen de Imperia —informa con tono neutro.

—Perfecto, dile que puede venir ya —responde Aurora con una sonrisa controlada; no iba a dejarla entrar antes para que intentara algo.

Mientras Bianca se retira a buscarla, Aurora revisa cada costura, cada accesorio. Todo debe salir perfecto. El perfume dulce y penetrante de Sabrina anuncia su llegada antes de verla. Aurora se gira con elegancia... y se encuentra con los ojos de Massimo. Él viste un traje azul marino a la medida, con una corbata gris y zapatos de diseñador que completan su aire sofisticado.

Aunque camina del brazo de su prometida, sus ojos se detienen, casi sin querer, en el escote de Aurora. Sabrina lo nota, se gira y lo besa a propósito, pero Aurora simplemente se aleja, concentrada en las modelos.

—Bueno, señoritas, ya saben lo que deben hacer: a brillar. Mucha suerte.

Sabrina se retira a cambiarse, y Massimo parece querer decir algo, pero no puede. Aurora pasa a su lado sin mirarlo, dejándolo congelado en su sitio.

Los presentadores anuncian a cada firma. Aurora permanece tras bambalinas, observando. No se atreve a sentarse; debe estar cerca, atenta, por si Sabrina quiere dañar la noche.

La rubia tira la vista al público y a lo lejos; sus padres están sentados en la primera fila, ambos radiantes, sus ojos brillan al verlos. Jamás sintió algo así, ese amor incondicional que solo ellos le proporcionan.

Las modelos de lunaria con sus exclusivos diseños desfilan cada prenda y una de las cejas de Aurora se eleva. Sí, son algo reveladores, pero eso no les quita el buen gusto.

Los aplausos resuenan cuando una mujer de mediana edad hace acto de presencia y entonces murmura mientras la observa.

—No puedo quitarle que tienen buen gusto. La detalla: cabello castaño, su piel tersa a pesar de su edad. Luce un vestido ostentoso pero elegante de color negro, un poco más largo atrás; su maquillaje es sobrio y lleva guantes, cerrando su look con broche de oro.

—Es cierto, la fundadora de Lunaria es una mujer muy hermosa, como todo lo que crea. La voz grave hace girar a la rubia, quien queda sorprendida por el espécimen ante ella.

Alto, piel un poco bronceada y un cabello castaño oscuro perfectamente peinado hacia atrás, sus ojos son de un gris profundo y ese pequeño candado de vello debajo de su nariz y su barbilla lo hacen ver interesante.

Recorre con su vista el traje negro completo que lleva, del mismo tono que la camisa y la corbata; cada parte de su cuerpo torneado se marca a través de la tela.

El sujeto grita: "Peligro por todos lados".

—Aunque usted no se queda atrás, quisiera saber quién diseñó tal belleza. La voz ronca y coqueta del extraño la inquieta.

—Habla de mi vestido, imagino. Suelta de manera arrogante con una sonrisa que hace radiar su rostro.

—También... Su risa baja le coloca a ella el corazón a mil por segundo, aunque no le demuestra su actitud.

—¡Ahora recibamos con un fuerte aplauso a la casa imperia! Ella voltea el rostro y ambos observan cada uno de los diseños de Aurora; el orgullo se refleja en sus orbes, el pecho se le llena y jamás había estado más plena.

Cada modelo gira y muestra su distinción y la grandeza de Imperia.

—¿Wow, cambiaron al diseñador? Qué riesgo tan acertado —murmura sorprendido el hombre de traje negro.

—Eso parece —asiente Aurora, mirando encantada cada creación; la unión de ambas épocas crea una obra de arte.

Los aplausos estallan y su padre se presenta en el escenario tal como ha hecho cada fundador de las casas de moda.

Un momento más tarde las chicas bajan y ella solo quiere ir a felicitarlas, no le importa el resultado; para ella ya demostraron su potencial.

Da un paso adelante y el caballero a su espalda habla de nuevo.

—Al menos dime tu nombre. Ella, sonriente, voltea a verlo y cuando va a responder, alguien interrumpe.

—Aurora, ¿qué haces aquí? Ambos hombres se observan como queriendo matarse y Aurora no entiende nada.