Reticiencias De Un Amor

Después de la propuesta de Maximiliano, mi fin de semana se convirtió en un torbellino de emociones y planes para el futuro. Me sentí como si estuviera caminando sobre nubes, con una sonrisa permanente en mi rostro.

Mi madre y yo pasamos horas hablando sobre la boda, discutiendo detalles como el lugar, la fecha, el vestido y la lista de invitados. Mi padre, por su parte, estaba emocionado de tener a Maximiliano como su futuro yerno y se ofreció a ayudar con los preparativos.

Maximiliano y yo nos sentamos a hablar sobre nuestros planes y sueños para el futuro. Queríamos que nuestra boda fuera un reflejo de nuestro amor y nuestra personalidad, así que decidimos que sería una celebración íntima y elegante, con amigos y familiares cercanos.

Mientras planeábamos la boda, no podía dejar de pensar en el anillo que Maximiliano me había dado. Era un símbolo de nuestro compromiso y amor, y me hacía sentir segura y feliz.

El resto del fin de semana pasó volando, entre risas, lágrimas de felicidad y planes para el futuro. Sabía que había tomado la decisión correcta al aceptar la propuesta de Maximiliano, y no podía esperar para empezar esta nueva etapa de mi vida con él.

Llegué a la universidad con una sonrisa de oreja a oreja, ansiosa por compartir la noticia con mis amigos Alice y Evans. Mientras caminaba por el campus, me sentí como si estuviera flotando en una nube de felicidad.

Al llegar a la cafetería, vi a Alice y Evans sentados en nuestra mesa habitual, bebiendo café y charlando. Me acerqué a ellos y me senté, tratando de contener mi emoción.

—Chicos, tengo algo que contarles—, dije, intentando parecer casual, pero mi sonrisa me delató.

Alice y Evans me miraron con curiosidad, y Alice preguntó: —¿Qué pasa? ¿Algo bueno?—

Respiré profundamente y solté la noticia: —Maximiliano me propuso matrimonio—

Alice y Evans se miraron entre sí y luego a mí, con expresiones de sorpresa.

—¡Eso es increíble!—gritó Alice, mientras Evans estaba en shock, pero retomo su compostura y con total seriedad me dijo:

—¿Estás segura de esto, Ava? ¿No es todo un poco demasiado rápido? Apenas llevas un tiempo con Maximiliano, ¿no crees que deberías conocerlo mejor antes de tomar una decisión tan importante?—

Me sentí un poco sorprendida por su reacción, ya que esperaba que mis amigos estuvieran más emocionados por mí. Pero entendí su preocupación y decidí explicarle mis razones.

—Evans, sé que puede parecer rápido, pero siento que conozco a Maximiliano de verdad—le dije. —Hemos pasado mucho tiempo juntos y hemos hablado sobre nuestros sueños y planes para el futuro. Me siento segura de que él es el indicado para mí—

Alice intervino y dijo: —Evans, no seas tan duro. Ava sabe lo que quiere y está feliz. Deberíamos estar apoyándola en este momento—

Evans asintió lentamente, pero todavía parecía un poco preocupado. —Está bien, solo quiero que seas feliz, Ava. Si estás segura de que esto es lo que quieres, entonces te apoyo—

Le sonreí y le di un abrazo. —Gracias, Evans. Significa mucho para mí que te preocupes por mí— ¿Qué más podría decirle para tranquilizarlo?

Me reí y les conté todo, desde la cena en casa de mis padres hasta el momento en que Maximiliano me puso el anillo en el dedo. Mis amigos estaban emocionados por mí, y su alegría era contagiosa.

Mientras charlábamos, me di cuenta de que estaba rodeada de personas que me amaban y me apoyaban. ¿Qué más podría pedir?.

POV MAXIMILIANO.

Me senté en mi oficina, revisando los documentos y preparándome para una reunión importante. Pero mi mente no podía dejar de pensar en Ava y en la propuesta de matrimonio que le había hecho el viernes pasado. Me sentí emocionado y nervioso al mismo tiempo, pensando en cómo reaccionaría ella y en cómo sería nuestra vida juntos.

Recordé la expresión de felicidad en su rostro cuando aceptó mi propuesta y me sentí lleno de alegría. Sabía que había tomado la decisión correcta al pedirle que se casara conmigo.

Mientras esperaba a mis colegas para la reunión, no podía dejar de sonreír al pensar en Ava y en nuestro futuro juntos. Me sentí afortunado de haber encontrado a alguien tan especial y me emocionaba la idea de pasar el resto de mi vida con ella.

Mi amigo Elias interrumpió mis pensamientos y me dijo con una sonrisa seria:

—Necesito que te enfoques en el trabajo, Maximiliano. No podemos permitir que tus pensamientos personales afecten nuestra productividad—dice entre cerrando los ojos, —Ya vienen los demas—

Asentí con la cabeza, comprendiendo la importancia de mantener la profesionalidad en el trabajo. —Tienes razón, Elias—le dije. —Me aseguraré de mantener mi enfoque en las tareas que tenemos pendientes—

Elias asintió, —¿estás listo para revisar los informes y discutir los próximos pasos?—

Me enderecé en mi silla y me preparé para abordar los desafíos del trabajo, dejando mis pensamientos personales sobre Ava y nuestra propuesta de matrimonio para después del horario laboral. Mi enfoque estaba en el trabajo y en asegurarme de que todo saliera bien.

Después de unos minutos terminamos la junta y los demás empiezan a salir de la sala de reuniones.

Elias me mira con una sonrisa y me dice:

—Ya puedes volver a tus pensamientos con Ava amigo—

Me reí y le lancé una mirada divertida a Elias. —Gracias por recordarme— le dije con una sonrisa. —Creo que puedo permitirme unos minutos de distracción ahora que la reunión ha terminado—

Elias se rió y me dio un golpe en la espalda. —No te preocupes, amigo. Te doy permiso para soñar con tu prometida—

—Amigo, recuerda que hoy tenemos un viaje a la ciudad Q para ir a ver el nuevo hotel.—

Asentí y ambos nos pusimos de pie para salir de la oficina.

nos dirigimos al departamento y al entrar en mi habitación marqué el número de Ava y esperé a que respondiera. Cuando escuché su voz, dije:

—Hola, Ava Tengo que salir de viaje a Ciudad Q para la inauguración de un hotel. Regreso en dos días—

Ava respondió con un tono preocupado: —¿Dos días? ¿Estás seguro de que no puedes quedarte más tiempo conmigo antes de irte?—

Me reí y dije: —Lo siento, pequeña. Este viaje es importante es de negocio. Pero te prometo que te llamaré todos los días y te contaré todo sobre el hotel—

Ava se rió y dijo: —Está bien, te extrañaré. Ten cuidado en el viaje y no te olvides de mí—

Le dije: —No podría olvidarte aunque quisiera, ya eres mi esposa ¡recuerdalo!—

Ava respondió con un dulce —Te quiero— y colgamos. Me sentí un poco mejor sabiendo que Ava entendía mi ausencia y que podríamos hablar todos los días. Ahora, solo tenía que terminar de preparar mi maleta y salir hacia el aeropuerto.

Llegamos al aeropuerto en el auto, con Elias conduciendo y yo sentado en el asiento trasero, revisando mis documentos y preparándome para el viaje. Al llegar al aeropuerto, nos dirigimos directamente a la zona de jets privados, donde nuestro avión nos esperaba.

Al bajar del coche, pude ver el elegante diseño del jet privado, con el logotipo de nuestra empresa estampado en el lateral. Me sentí orgulloso de poder disponer de un medio de transporte tan exclusivo y eficiente.

Elias y yo subimos a bordo, donde nos recibió la azafata con una sonrisa amable y nos ofreció bebidas y snacks. Mientras nos acomodábamos, la azafata nos explicó las medidas de seguridad y nos informó sobre el vuelo.

Una vez que estuvimos listos, el piloto arrancó los motores y el jet comenzó a rodar por la pista. En cuestión de minutos, estábamos en el aire, volando hacia Ciudad Q.

Me sentí relajado y cómodo en mi asiento, mientras Elias se sumergía en el trabajo y yo aprovechaba para revisar algunos documentos y planificar mi agenda para la inauguración del hotel.

Recuerdo la sensación de miedo y ansiedad que se apoderó de mí cuando el jet comenzó a sacudirse violentamente debido a la turbulencia.

La lluvia golpeaba contra las ventanas y el ruido era ensordecedor. Elias y yo nos agarramos a nuestros asientos, intentando mantenernos seguros mientras el avión se estremecía.

De repente, un golpe fuerte y repentino sacudió el avión, y todo se volvió oscuro. Sentí un dolor intenso en la cabeza y mi visión se nubló. No podía escuchar nada más que un zumbido en mis oídos.

Intenté hablar, pero mi voz no salió. Quise moverme, pero mi cuerpo no respondía. La oscuridad se cerró sobre mí, y todo se volvió silencio. No sabía qué había pasado ni qué estaba sucediendo. Lo único que sabía era que algo estaba muy mal, y sin más me uni a la oscuridad....