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SIEMPRE FUISTE TÚ

SIEMPRE FUISTE TÚ

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Comedia / Amor de la infancia / Aventura de una noche / Embarazo no planeado
Popularitas:3.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

¿Qué pasa cuando el amor de tu vida está tan cerca que nunca lo viste venir? Lía siempre ha estado al lado de Nicolás. En los recreos, en las tareas, en los días buenos y los malos. Ella pensó que lo había superado. Que solo sería su mejor amigo. Hasta que en el último año, algo cambia. Y todo lo que callaron, todo lo que reprimieron, todo lo que creyeron imposible… empieza a desbordarse.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

🫧La promesa del avioncito🫧

...📀...

Hace tres años…

Hay días que se quedan clavados en la piel.

Este… literalmente fue uno de esos.

Era sábado.

Pleno verano.

Y yo llevaba semanas planificando algo que ni siquiera sabía si iba a lograr hacer.

Nicolás y yo estábamos echados boca arriba sobre el techo de su casa, con los brazos extendidos como estrellas de mar en una tabla caliente de tejas rojas. El cielo estaba celeste, sin una sola nube. Solo él, yo… y un millón de ideas estúpidas flotando entre los dos.

—¿Sabías que si un avión despega en medio de una tormenta, tiene más posibilidad de alcanzar altitud más rápido? —dijo él, girando apenas el rostro hacia mí.

—¿Otra metáfora rara sobre la vida? —me reí.

—No es metáfora. Es ciencia —se defendió sonriendo—. Pero sí… supongo que suena profundo.

Rodé los ojos. Aunque, en el fondo, me encantaba escucharlo decir esas cosas.

Siempre parecía tener una filosofía nueva para todo.

—A veces siento que somos un poco eso —dije de repente—. Dos avioncitos en medio de tormentas… tratando de despegar.

Él me miró en silencio por unos segundos.

Luego sonrió de lado.

Y en ese momento supe que tenía que decírselo.

—¿Te harías un tatuaje conmigo? —solté, sin filtro.

Nico levantó una ceja.

—¿Un qué?

—Un tatuaje. Pequeño. Discreto. De un avióncito. Aquí —dije, señalando mi muñeca izquierda.

—¿Estás loca?

—Un poco —respondí sonriendo—. Pero sería nuestro símbolo. Un recordatorio de que pase lo que pase, nos prometimos volar juntos. Aunque sea en diferentes direcciones.

Se quedó callado.

Y luego dijo lo impensado:

—Va. Pero solo si es el mismo y en el mismo lugar.

Mi corazón dio un micro infarto.

—¿En serio?

—Sí y si nos regañan… fue tu culpa.

—Obvio. Como siempre.

Mentira, siempre se echaba la culpa por mi.

Horas más tarde, estábamos los dos sentados en la sala trasera de un estudio de tatuajes minúsculo, con olor a tinta y nicotina.

Yo apretaba la mano de Nico con fuerza mientras me tatuaban primero. Él solo se reía, burlándose del drama que yo armaba.

—Ni duele tanto —decía él, pero apretaba más mi mano con cada trazo de la aguja.

Cuando le tocó a él, se puso serio.

Cerró los ojos y no dijo ni una palabra.

Pero noté cómo apretaba los dientes cuando el tatuador pasaba por la parte más cercana al hueso.

Al final, ambos teníamos un avióncito de papel en la muñeca izquierda.

Mismo diseño.

Mismo tamaño.

Misma dirección de vuelo.

Salimos del lugar con gasitas en los brazos, escondiéndonos de nuestras madres como dos fugitivos.

—Este será nuestro secreto, ¿sí? —dije mientras caminábamos de regreso.

—Nuestro primero —respondió él con una sonrisa.

Yo asentí.

Aunque, por dentro, algo se me estrujaba.

Porque mientras él hablaba de “secretos”, yo solo podía pensar en que si un día se enamoraba de otra, esa chica iba a tener que entender que su alma ya estaba tatuada por alguien más.

Por mí.

Aunque él todavía no lo supiera.

...📀...

Llegué a casa pensando que podía entrar como si nada.

La manga de la chaqueta que me prestó Nico, tapaba el vendaje perfectamente y yo tenía cara de “hice tarea toda la tarde”, como una actriz de Hollywood en su mejor papel.

Pero las madres…

las madres tienen un radar que no se puede hackear.

—¿Y esa chaqueta en pleno verano con tanto misterio? —preguntó la voz de mi madre desde el comedor apenas crucé la puerta.

—¿Cuál misterio? —contesté con nervios fingidos mientras seguía caminando hacia la cocina.

—Lía. Ven acá.

Tragué saliva.

“Actúa normal”, me repetí. “Actúa como si no llevaras un avión tatuado en la piel que tu madre nunca autorizó.”

Pero cuando me acerqué, se dio cuenta de inmediato.

El plástico se asomaba apenas desde la manga de la chaqueta, como un pequeño delator brillante.

Y entonces, pasó lo inevitable.

Mi madre me agarró de la muñeca.

—¿Qué es esto? —preguntó, y sin darme tiempo a responder, subió la manga.

Silencio.

Un segundo.

Y luego…

—¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESTO, LÍA?! ¿TE HICISTE UN TATUAJE?

—¡Mamá, no grites! No es para tanto, es chiquitico, no duele ni nada y…

—¿Tú estás oyéndote, niña? ¿¡Un tatuaje!? ¿A los quince años?

Yo quería hablar, explicarle, decirle que era algo simbólico, algo bonito…

Pero no alcanzaba a hilar una frase sin que me interrumpiera con otro grito.

En ese preciso momento… se escuchó la puerta abrirse con fuerza.

Claudia. La madre de Nico.

Y detrás de ella…

Nico.

Su cara lo delataba todo.

Lo habían descubierto también.

—¿También tú, Nicolás? —preguntó mi madre, sin siquiera dejarlo entrar bien—. ¡Dime que no hiciste lo mismo que esta irresponsable!

Nico ni siquiera se molestó en ocultarlo.

Se subió la manga con resignación y mostró su muñeca.

—Es pequeño —dijo—. No fue algo rebelde. Es un símbolo entre nosotros.

—¡¿Ah, sí?! ¿Y acaso tú pagas tus propias cuentas, Nico? ¿Te alimentas solo? ¿Tienen idea de lo que han hecho? ¡Un tatuaje es para siempre! ¡Esto no es una estampita que se borra!

—Mamá… —intentó decir él.

Pero ahora las dos madres estaban en modo tormenta categoría cinco.

—¿Y si se les infecta? ¿Y si les provoca una reacción alérgica? —soltó Claudia.

—¿Qué clase de influencia es esta, Lía? ¡Te la pasas pegada a Nicolás y ahora esto!

—¡Ey! —dijo Nico levantando la voz, defendiendo—. Fue idea mía. No fue de ella.

—¡Cállate, Nicolás! —espetó Claudia—. ¿Tú crees que porque eres un buen deportista y estudiante puedes hacer lo que quieras?

Me sentí mal.

No por mí.

Sino por él.

Yo podía soportar el regaño.

Pero verlo a él con la cabeza baja, tragándose la culpa…

me rompía un poco el corazón.

Me quitaron el celular.

Me dejaron sin salir.

Me dieron una charla sobre “tatuajes, identidad, futuro y malas decisiones”…

Y aún así, lo peor no fue eso.

Lo peor fue ver a Nico con la cabeza baja, recibiendo el mismo castigo.

Como si ambos fuéramos criminales internacionales y no solo dos adolescentes con aviones tatuados en la muñeca.

...📀...

Suspiré por décima vez esa noche, tirada en mi cama, viendo el techo.

Hasta que escuché algo.

¡Tac!

El leve golpe en la ventana.

Me senté de golpe.

Otro sonido.

Esta vez un roce y de pronto… ¡la ventana se abre desde afuera!

—¡¿Qué mierda…?! —susurré, lista para gritar.

—¡Shhhh! —se asomó una cabeza—. Soy yo, loca.

Nico.

Nico se asomó por la ventana y trepó con facilidad.

—¡Casi me matas del susto, animal!—suspire—¡¿Estás enfermo?! ¿Te volviste Spider-Man?

Entró como si esa no fuera la habitación de una adolescente castigada, y él no fuera el motivo de media pelea familiar.

—¿Qué haces aquí? —susurré con el corazón acelerado.

—Me aburrí de estar solo con mis pensamientos —respondió con una sonrisa torcida—. Y además, traje ofrendas. Si vamos a estar castigados por semanas, al menos que no nos falte azúcar.

Se dejó caer al suelo, abrió una pequeña bolsa y empezó a sacar gomitas, papas, chocolates y dos botellitas de soda.

—¿Esto es un picnic penitenciario o qué?

—Es resistencia adolescente.

Me senté con él en el suelo, junto a mi cama.

Ambos en pijama, con el cabello revuelto, las muñecas vendadas con el plastico… y esa risa cómplice que ni el castigo podía quitarnos.

Yo lo miré de reojo.

Siempre tenía esa cara de que nada le preocupaba, aunque sé que a veces se tragaba más de lo que decía.

Tomé una papita y, con la boca llena, le solté:

—¿Sabes qué es lo bueno del castigo? Bueno… al menos ahora vas a tener más tiempo para Vanessa.

Él se giró hacia mí, riendo.

—¿Vanessa? —repitió él, entre risas—. ¿Celosa? tranquila es solo una amiga.

—Pff, cero. Solo que no sabía que la gente suele acostarse con sus “solo amigas”.

Nico se atragantó de la risa.

Después me miró con esa ceja arqueada que le salía tan natural.

—Estás muy chiquita para entender eso, aviadorcita. —soltó bromeando.

—Claro, promiscuo.

Nos miramos un segundo.

Y luego los dos soltamos una carcajada contenida para no despertar a nadie.

—No es lo que piensas con Vanessa. —dijo, bajando un poco la voz—. Fue una estupidez. Y ya.

—Tranquilo, no me importa. —Mentí.

—Mentirosa. —Se acercó y me dio un golpecito suave en la frente con su dedo.

Nos quedamos callados.

Las luces de la ciudad entraban por la ventana.

Todo estaba en calma.

—¿Te arrepientes del tatuaje? —preguntó él.

—Ni un poquito. ¿Tú?

—Nunca.

—Entonces prometamos una cosa.

—¿Cuál?

—Que si un día el mundo nos da la espalda…

los aviones siempre nos van a recordar a dónde queremos llegar y que no importa lo que pase, siempre vamos a volver el uno al otro. Aunque sea para compartir papitas y culpas.

—Hecho. —Le di el meñique.

1
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
que no se retracte 🙏. Seguro alguien los va ayudar🙏
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
Él no labestq pasando bien tampoco, por lo menos Lia tiene a su hija , su madre amigos , electa solo con gente que solo quiere sacar un pedazo de él
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
😢 guau , noble esperaba así autora, pero me encantó. Las perdonas se cansan de fingir. ojalá alguien les de una oportunidad 🙏
Linilda Tibisay Aguilera Romero
póntelo que han tenido que aguantar ls dos, el fingiendo y ella viendo todo y estar sola con la niña
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
porque no busca un periodista y le cuenta su verdad que vean la otra cara de la moneda que son dos adolescentes que son padres , pero quieren progresar y luchar por su hija, sin renunciar a sus sueños
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
no ya es demasiado, ya no me gusta
Linilda Tibisay Aguilera Romero
eso es lo malo de la fama pura apariencia y tener que aceptar esas estupideces demoran magen vende
Carmen Cañongo
por eso es mejor hablar con la verdad Nico ahora cómo té vá a creer
Carmen Cañongo
guao no creo que Nico sé le haya subido el ego y ya ande con otra no no no
Carmen Cañongo
lo bueno es qué rectificó a tiempo y reconoció su error, cómo toda madre
Linilda Tibisay Aguilera Romero
ella tiene razón debiste contarle lo que venia
Linilda Tibisay Aguilera Romero
que malo debiste llamarla antes de todo para contarle y ser sincero
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
ahora lo critica y ellas lo empujaron para que se fuera
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
es triste pero es in niño y esta solo. Solo quería formar un futuro, pero lo que tenes que sacrificar es mucho 😭😭 ojalá se arreglen
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
aclarado antes que la pierdas
Lorena Espinoza
Nooo Nico por q ????💔 Si ellas son lo más importante en tu vida
Linilda Tibisay Aguilera Romero
yo Confío en Nico Pero por qué no la ha llamado
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
confío en Nicolas. Espero puedan tener la familia que siempre soñaron. No me gustaría que se separaran💔
Linilda Tibisay Aguilera Romero
eso está bien el debe construir un futuro para los 3
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
pobrecitos los dos ella porque se ven aplazados sus sueños , él porque la desicion que tome lo hará sentir culpable . Ojalá no los separes autora , porque se aman y sería injusto
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