En un mundo muy distinto al nuestro, en el que los seres humanos se han expandido por toda la galaxia y criaturas extrañas conviven con nosotros, vive Olivia Temple.
Su vida es perfecta, tiene un novio maravilloso y el trabajo que siempre quiso.
Pero una noche todo cambia para ella.
Alberto la deja y Olivia, despechada, se emborracha y pasa la noche con un desconocido.
Unos días después empieza a sentirse mal y, siguiendo un presentimiento, se hace una prueba de embarazo que resulta positiva.
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08
Este domingo tengo una fiesta.
Mónica la ha organizado y no me atreví a rechazar su invitación.
Aparte de Daniel, es la única con quién se puede decir que me relaciono del hospital.
Cuando se acercó la hora de ir, empecé a arreglarme.
Como no tenía pensado quedarme mucho tiempo me puse cómoda. Una falda negra y una camisa de tirantes de color amarillo. El maquillaje fue mínimo.
Conduje hacia la casa de Mónica.
No era una casa muy grande. Estaba ubicada en uno de los callejones que daban al centro de la ciudad, por lo que tuve que aparcar el coche y caminar un poco.
Hacía fresco, y disfruté de la brisa en mi rostro.
Llamé a la puerta y enseguida Mónica me abrió. Noté que estaba un poco
"achispada".
—¡Olivia, has venido! — me encogí incómoda ante el abrazo que me dio.
— Pasa, diviértete. Lo dudaba.
Me sorprendí ante la cantidad de gente que había allí. Creí que solo invitaría a los compañeros de nuestro hospital, pero se ve que me equivocaba.
Pasé entre la marea de gente buscando un sitio donde sentarme hasta que transcurriese el tiempo suficiente para marcharme sin que Mónica se ofendiese.
Encontré una butaca semi oculta en una esquina y corriendo me senté en ella.
La música estaba tan fuerte que me chirriaban los oídos.
Un chico se acercó a pedirme bailar, pero lo rechacé cortésmente.
Él simplemente se encogió de hombros y se fue.
Menos mal que no insistió.
Miré al gentío por si encontraba a alguien que me resultase conocido.
Vi a Daniel cerca de una mesa con Emily agarrada de la cintura.
Le saludé con la mano y él me devolvió el saludo.
Noté como Emily me miraba.
Sintiéndome un poco decepcionada de que no hubiera venido él solo, me resigné a pasar la velada en mi rincón.
De pronto empecé a sentirme mal.
Mareada, me levanté y logré encontrar a Mónica. Le pregunté dónde estaba el baño y me señaló un pasillo a mi izquierda.
Me preguntó si me sentía bien y me limité a asentir torpemente.
Aunque era evidente que mentía, no me hizo más preguntas. Gracias a la diosa por eso.
Una vez eché lo poco que había consumido, me quedé sentada en el suelo pensando en el día anterior.
No pude evitar sentirme un poco culpable por haber amenazado a Rebecca, aunque sin duda se lo merecía.
Además, seguramente se habrá dado cuenta de que fue una amenaza vacía.
¿Con qué puedo arruinarla yo a ella?
Ni siquiera recuerdo el camino a su piso.
Pero si recuerdo el número. 23C.
Estoy segura de que Micaela colaboraría conmigo alegremente para fastidiar a su nueva nuera.
Pensé seriamente en pedirle que me ayudase a investigarla. ¿Por qué no?
Seguro que resulta entretenido. Y algo tiene que tener. Todos lo tenemos.
Nadie es perfecto.
Salí del baño y volví a la sala principal.
Me di cuenta de que Daniel estaba solo y, contenta, me acerqué a él.
Le puse una mano en el hombro para llamar su atención y le sonreí cuando se volvió a mirarme.
Él me devolvió la sonrisa.
—¿Y Emily? — pregunté.
Daniel suspiró.
—Se ha marchado. — contestó.— Hemos tenido otra pelea.
Hice una mueca.
—¿Por mi culpa?
Daniel sacudió la cabeza.
—No puedes echarte la culpa de que no confíe aún en mí.
—¿Cuánto lleváis juntos? — tenía curiosidad por esta pareja.
—Siete meses— se tocó el cabello —. Pero esto es serio, Liv. Si no soporta que siquiera salude a una amiga por el simple hecho de que es otra mujer no veo que esto funcione.
—Puedo hablar con ella — me ofrecí —. En serio, Dani, no tienes porqué hacer todo esto.
—¿Tienes a alguien más para ayudarte?
Me revolví incómoda.
—No puedes pasar por esto sola, Liv. Yo hablaré con ella mañana. Si Emily no soporta que tenga amigas lo nuestro se acabó.
Algo dentro de mí se encogió. ¿En serio estaba dispuesto a arriesgar tanto?
—Muchas gracias, Daniel. Significa mucho para mí.
—No tienes que agradecer nada. Prefiero tener una buena amiga a una novia celosa.
Me reí ante eso, y decidí contarle lo de la llamada de Rebecca y mi enfrentamiento con ella.
No dije nada sobre la persecución en coche ni sobre las fotos.
Empezaba a dudar de que Rebecca tuviera algo que ver con eso. Parecía sincera en su negativa.
—No debiste de haber ido sola— dijo Daniel después de que terminé de hablar —. Avísame la próxima vez ¿vale? Tienes que tener más cuidado,Liv.
Me sentí enrojecer y bebí de mi vaso de agua.
El resto de la velada fue agradable.
Daniel era una compañía agradable.
Se excusó para ir al baño y me quedé sola.
Cogí una patata y la mordisqueé sin mucha hambre.
Me di la vuelta para observar a la gente.
Reconocí a unos pocos, pero la gran mayoría debían de ser conocidos de Mónica.
¿Qué demonios hacía yo aquí? No pintaba nada.
Decidí marcharme cuando lo vi.
Era él.
El desconocido posible padre de Andy.
Estaba con una rubia que se reía en ese momento de algo que le estaba susurrando al oído.
Corrí y salí de la casa, nerviosa y rogando porque no me hubiera visto.
¿Qué hacía allí? ¿Mónica lo conocía o era el amigo de otro amigo?
Me quedé frente a la puerta, indecisa sobre qué hacer.
¿Debería regresar y hablar con él?
Sería un poco patético, y dudo que me recuerde.
Además, parecía que se la estaba pasando bien.
—¿Liv? ¿Estás bien? Porque estás temblando.
Me volví hacia Daniel.
—Yo... Me voy a ir ya, Dani. Mañana te veo en el hospital.
Daniel asintió.
—De acuerdo. Hasta mañana Liv.
Me dirijí hacia donde estaba aparcado mi coche.
Mañana hablaría con Mónica y le preguntaría por el desconocido.
Fingiré que quiero un rollo con él.
Necesito al menos saber su nombre.
Puede resultar ser el padre de mi bebé después de todo.