Maximiliano, un hombre lobo es transportado a otro mundo cuando huía de alguien que lo quería matar, en donde se topa con una humana muy peculiar, quien no solo le atrae, sino que trastoca su mundo y su ser. Juntos descubren que la humana no es de este mundo sino de donde viene Max, un mundo lleno de diferentes razas además de los humanos, y que hay un secreto detrás del encuentro entre los dos, que no solo los pone en peligro, también a sus mundos.
¿Descubrirán cuál es ese secreto? ¿Por qué los pone en peligro ese secreto?
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Capítulo 19
Raven y Max llegaron a una cascada en la tarde, el bosque se oscurecería pronto y Max no quería arriesgarse en viajar de noche con su mujer expuesta. Aun cuando Raven sabía usar magia, todavía no sabía controlarla bien, y no quería que pasara algún accidente, así que decidió acampar cerca de la cascada, que le indicaba que su territorio estaba cerca.
Cuando llegó al área, casi todos los animales pequeños del lugar se alejaron cuando sintieron su presencia. Era un depredador y mucho más grande que los que merodeaban el lugar, así que no serían atacados por animales, aun así, él no pudo evitar olfatear y asegurarse que no había rastros humanos cerca, temiendo que los que sellaron sus poderes estuvieran cerca.
Raven se bajó del lomo de Max mientras admiraba la belleza de la naturaleza, inspirando profundo, sintiendo cómo el maná entraba en su cuerpo a gran escala, sintiendo su cuerpo refrescarse y llenarse de una fuerza que no sabía que le hacía falta. Vio a Max merodeando en los rincones por un rato, alejándose un poco hasta que luego de un rato regresó un poco menos inquieto. Lo vio transformarse en humano y se le acercó para abrazarla y olfatear su cuello, un hábito que había construido desde que tuvieron intimidad la primera vez.
-Vamos a descansar en este lugar y mañana tempranos nos marcharemos – besó su cuello hasta llegar a la oreja y darle un mordisco suave – Ya casi llegamos al territorio del imperio de mis padres.
Raven se estremeció por los besos de él, pero no se perdió el tono un tanto tenso y emocional cuando mencionó a su familia y no pudo evitar abrazarlo.
-Cuando lleguemos, te haré mi princesa – la ciño más a su cuerpo – No pienses en huir de mí, pequeña hechicera.
Raven sonrió ante sus amenazas y no es que estuviera ansiosa de regresar a su mundo, aunque extrañaría el internet y la facilidad de las cosas en una era moderna, pero todo eso carecía de valor si no tenía a Max a su lado, quien le recordó lo que es tener calor humano. Había estado sola por mucho tiempo, sobreviviendo, intentando no extrañar a sus padres, aunque no tenía recuerdo alguno de ellos. Pero habiendo sufrido en la casa de sus tíos, esperaba algún día tener algo que la hiciera sentir segura, y lo había encontrado con Max, quien la estrujaba en sus brazos con cariño. Aun no sabía si era amor, pero la atención que le prodigaba el hombre, la hacía querer explorar ese sentimiento sin miedo, y amarlo sin reserva alguna. Aunque aún temía lo que podría pasar ahora que estaban en el mundo de Max, siendo él un príncipe, temía que por no tener estatus, la terminara abandonando, o dejándola como un consuelo a su cuerpo. Su promesa de que ella era su compañera pesaba en su mente y era aquello que no la hacía retroceder, esperaba realmente que él se mantuviera a su lado.
Temiendo mostrar su vulnerabilidad, sonrió como siempre. Sin embargo, Max había notado sus emociones nerviosas, aunque aún no tenían el vínculo de pareja, aun podía sentir las fluctuaciones de sus emociones. Parecía un poco distante y su lobo se irritó por ello.
Max dejó que el lobo tomara control de la situación al transformarse de nuevo. El lobo plateado se restregó en el cuerpo de Raven, hundiendo su hocico en el cuello de ella, dando lengüetazos, sacándole una risa a ella, quien lo acarició con cariño.
-Max, eres travieso – abrazó el cuello del animal y enterró su cabeza en el pelaje suave – No me dejes…
Murmuró, pero Max lo escuchó claramente. Volvió a su forma humana y la abrazó con fuerza.
-Jamás lo haría.
***
Halley gritó ante el dolor en su cuerpo, intentó sacudirse, acudir a su magia pero no había reacción, no había maná, y la desesperación se volvió tangible día tras día, viviendo dolor y miseria. La mujer que había estado encerrada al lado suyo, había muerto ayer, y no sabía qué hicieron con el cadáver, aunque pronto lo descubriría.
Quedó en el suelo agotada, sintiéndose cada día más débil. Había experimentado muchas cosas los últimos días, con su odio acrecentando por los humanos. Sabía por la historia, que el clan de las brujas tuvo un conflicto grave con los humanos hacía más de un siglo, y se habían alejado de ellos luego de la guerra, pero no creyó que ellos aun estuvieran cazándolas y lo peor de todo, experimentando con ellas.
Con agujas, sacaban tubos tras tubos de sangre, la bombardeaban con choques eléctricos y demás torturas corporales. Si había un fin para ello, no lo sabía, solo podía sentir que quería escapar. Jadeó ante el dolor muscular de sus piernas; hoy, la habían dejado sumergida en hielo por mucho tiempo que creyó que sus piernas morirían, pero no lo hiso. Antes le habían inyectado algo antes de realizar este tipo de acciones, pero no se sentía aliviada, solo desesperada.
No pudo evitar llorar y llamar a su maestra en sus labios. Si no la hubiese desobedecido, sino hubiese sido voluntariosa, no estaría en manos de estos malvados humanos.
Por otro lado, Ulises veía los resultados de los análisis de sangre y lo comparaba con los de la mujer que ya estaba en una cámara con un líquido especial para preservar el cuerpo. El tipo de sangre no era igual entre las mujeres, pero era parecido a los humanos comunes, a rasgos simples, no era nada raro, pero molecularmente era diferente por pequeñas cosas.
Aquellas anomalías pequeñas y casi imperceptibles, era lo que hacía que el cuerpo de la bruja pudiera adquirir maná, cosa que los humanos jamás desarrollarían, a menos que tuvieran descendencia con esta raza, pero era un poco difícil de lograr en el mundo moderno porque ya lo habían intentado, y el resultado fue nulo.
Por eso las investigaciones tomaron otro rumbo y harían una fusión embrionaria, Ulises esperaba que esto ayudara a que los humanos abrieran el canal de su cuerpo para almacenar magia. Ahora, con la sangre de los licántropos esperaba que adquirieran la fuerza y regeneración especial que tenían estos seres, aunque por el momento no tenían uno para experimentar. El que tenían por suerte, se había logrado escapar para luna llena y habían perdido su rastro, solo esperaban poder adquirir uno nuevo y llevar a cabo el experimento más deseado de los humanos.