Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 17
En la residencia de Solomon, el heredero de la familia Valentine seguía trabajando en los datos que recopilaba después de lo ocurrido con Anthony y su novia. Sin embargo, la llamada a su teléfono personal lo interrumpió.
—Cuentame Dorian—habló por medio del altavoz.
—Mi señor—respondió uno de sus asistentes—Ya el diseñador ha acabado con los últimos detalles del vestido de novia de la señorita Serah.
Curioso, Solomon apartó su mirada y observó lo que Dorian le mostraba por videollamada. Su mirada fría sucumbió ante la calidez y la ternura que le daba, el tan solo imaginar, cómo Serah usaría ese vestido de novia el día en que por fin fuera su esposa.
Teniendola entre sus brazos, mientras todos los miembros de la familia Valentine, y los pocos humanos que quedaran con vida después de la "purificación", vitoreaban su nombre mientras la reconocían cómo su reina.
Y con su mirada, su tierna mirada, viéndolo solo a el, luego de haber sometido su alma por completo y volverla sumisa a su voluntad, hacía que su corazón latiera de la emoción porque llegara el día en que la atrapara para siempre en la jaula de oro que el llevaba años construyendo para ella.
Nota: Una aproximación de la escena que se imagina Solomon.
—¿Y cómo va el ajuar, Dorian?—preguntó.
—Ya se ha conseguido todo, la otra semana se procederá a hacer el transporte hacía América—respondió su asistente—se está comprando lo mejor de lo mejor.
—No se te olvide comprar las telas que te he pedido—dijo—aun si tienes que traerlas de Arabia, China, no importa lo lejos que sea.
Su asistente asintió antes de que su jefe colgara, el nervio que tenía era grande. Estaba obligado a decir que todo eso lo estaba consiguiendo para la señorita Rebeca, cuando en realidad todos los millones que se estaban gastando en toda esa "dote" era en realidad para la señorita Serah.
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Lejana a la residencia de Solomon, pero en el mismo inmenso terreno, se encontraba la finca o residencia de la familia de Dominic Valentine. Dicho lugar era donde estaba siendo transportada Serah.
..."¡Todo esto es tú culpa!"...
..."¡Eres una idiota!"...
..."¡Ahora te aguantas!"...
..."¡Este es tú castigo!"...
Las voces acusatorias, de los recuerdos de su vida pasada, seguían atormentando gente y su corazón. No obstante, me hicieron recordar lo más importante: no podía olvidar quién era ella.
—¡Todo es tu culpa, Yelena!—dijo en un susurro—este es el castigo para alguien malo como tú...
Seguida de aquellas palabras, la luz la deslumbró un poco, al parecer ya habían llegado a la gran mansión de los Valentine, y le habrían abierto la cajuela como si ella fuera solo un objeto.
—¿A dónde la llevamos, señor?—preguntó a Dominic.
—A la "sala de castigos"—respondió este—yo mismo me encargaré de castigarla.
Siendo cargada en los brazos de uno de los escoltas de su padre y con la vista borrosa, puedo notar como Rebeca se escondía detrás de Dominic, como si la herida hubiera sido ella.
Resignada, se dejó llevar, no tanto vagamente el interior de lo que parecía ser una finca muy lujosa. El escolta solo la ignoraba y seguía su camino, como si ya estuviera acostumbrado a aquellas situaciones.
Cuando finalmente parecían haber llegado a la zona más oscura y apartada de la finca, una especie de "trastero" subterráneo, el escolta se detuvo al ver como uno de los guardaespaldas de la señora Esther los estaba esperando.
—La patrona se encuentra adentro—dijo el otro guardaespalda—dámela no entres sino no te lo ordenan.
—El señor ordenó encadenarla, él mismo se encargará de su castigo—explicó un poco nervioso.
—De eso mismo se encargará la señora, ¡Obedece!—volvió a insistir el otro hombre.
No muy convencido, el escolta de su padre no tuvo de otra más que dejarla en manos del guardaespalda de Esther, logrando ver como este descendía con ella, a lo que parecía ser una habitación bajo tierra.
Todo allí estaba a oscuras, solo un pequeño foco amarillo iluminaba la colchoneta sucia y maloliente, donde la habían tirado. Antes de irse, El guardaespaldas se encargó de colocarle una cadena en su cuello y en sus muñecas.
A su lado, nunca destruyó su brazo derecho, notó que Esther estaba sentada a su lado, en una silla de plástico. Su mirada estaba llena de odio, mientras sostenía en su mano sana, lo que parecía ser un viejo pero familiar látigo.
—Ojalá Dominic te hubiera matado antes de haber nacido—soltó la madre de Rebeca—las embarazadas son proclives a morir por cualquier cosa, nadie hubiera sospechado de él. Jamás entenderé la razón por la que Solomon te salvó.
Estaba tan enojada que por un momento alucinó que Serah era aquella desgraciada concubina infiel, aunque no tuviera su mismo color de cabello o de ojos, no podía negar el hecho de que era su viva imagen.
Por culpa de ella, por haber traído a Serah al mundo, había tenido que soportar muchas cosas. Ni siquiera tenía derecho a descansar o a sanar como era debido, ya que todas las noches, Solomon la visitaba y seguía lastimando su brazo fracturado.
—Y ya que no puedo matarte—dijo levantándose—así como no puedo descansar, debido a que cierta persona me está castigando por tu culpa...¿por qué debería permitir que tú también descanses? ¿Por qué debería permitir que te recuperes?
1 látigo.
2 látigos.
3 látigos.
4 látigos...
Dejó de contar cuando su cuerpo se adormeció y la oscuridad la envolvía perdiendo así la conciencia.
..."Esta sensación es..."...
Pensó para sus adentros, mientras se sentía caer en un pozo con agua helada, tan doloroso como si su piel fuera atravesada por miles de agujas.
Era tan doloroso, pero a la vez familiar, que no pudo evitar pensar en la primera vez que su alma fue transportada dentro de la aplicación.
Fue así que terminó abriendo sus ojos, para confirmar que estaba en el mismo lugar previo a conocer por primera vez a Tuny.
Adolorida, aun cuando sus heridas estaban a flor de piel, se levantó y comenzó a buscar la misma puerta de antes. No obstante, la puerta que encontró era distinta a la anterior.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien