EL PRECIO DE LA DESESPERACIÓN

Esmeralda voltea a ver al bar tender y le dice. – Que molestos son en este bar, ni siquiera puedo tomar una copa tranquila.

Ya dije que no quiero, que parte no entienden, por qué me siguen molestándome, dígaselo de una vez, quiero estar sola; ya olvídelo, solo cobra mis dos copas de vino, que ya me voy.

El bar tender le dice. – el caballero ya pago su cuenta.

Esmeralda molesta le dice. – Esto es tan insultante ¿piensas que no tengo dinero para pagarte? ¿con que derecho entregas mi cuenta a otra persona sin preguntarme? Sera mejor que no me molestes más y cóbrate mis dos copas de vino, no necesito que nadie pague mi cuenta.

Ella se pone de pie toma su tarjeta de crédito, saca efectivo de su bolsa lo deja en la barra, era un poco más de lo que tenía que pagar y sale del hotel, sube a su carro, esta vez solo se fue a su casa, ya no quería ser molestada por nadie más, hasta olvido lo que iba hacer esa noche.

Caspian la siguió hasta su casa, en ese momento su secretario le mando la información, pero él estaba molesto, nunca había sido rechazado por nadie y esa hermosa mujer lo había rechazado más de una vez, termino desquitándose con su trabajador, no lo despidió, pero le quito una semana de salario.

Él regreso a su departamento, que estaba en uno de los mejores edificios de la ciudad, en el último piso, era lujoso y bastante grande; al llegar se recostó en el sofá que estaba enfrente de la enorme ventana donde podía ver gran parte de la ciudad.

Empezó a revisar la información de la mujer, en lo primero que se fijo fue en su nombre y edad Esmeralda Rossi, 22 años, pensó que tenía lindo nombre, que no era tan chica para él solo 6 años de diferencia, pero su apellido era algo que le llamo la atención, sentía que tenía relación con esa familia, pero no lograba recordar de dónde.

Siguió leyendo y ahí encontró la relación, al leer el nombre de su hermano David Rossi, recordó el préstamo que le hizo, de que estaba a unos días de quitarle la empresa.

Tambien traía la información de los padres de Esmeralda, sobre el problema del corazón de su padre y de que estaba esperando un trasplante de corazón; tambien traía toda la información de sus estudios, de lo inteligente que era, de sus grandes logros en la universidad y lo sobresaliente que era.

Aunque él quería saber más sobre ella, sobre los novios que había tenido en su corta vida, sobre tu intimidad, pero nada de eso venia en la información que le entregaron, solo traía la información de un novio de nombre Esteban, que era de buena familia, pero era todo lo que traía sobre su vida privada.

Estaba tomando wiski que era lo que le gustaba y fumando un puro, mientras leía su información, se sentía molesto por que no había más sobre ella, el resto de la información solo habla del hermano, que era mucha por la vida que llevaba.

No le importo la hora solo le marco a su secretario, para ponerlo a trabajar, para que investigara más sobre la vida de ella, para que le investigara hasta los detalles más perturbadores de ella, si miraba pornografía, si se masturbaba o si había matado a alguien, quería saber todo sobre su vida.

Para su secretario fue una petición extraña, su jefe parecía estar más que interesado en una mujer y eso era algo tan raro; su jefe que nunca se interesaba en una mujer, que podía pasar una noche con una y al día siguiente ni la recordaba, aquí estaba pidiendo información sobre una mujer que era aún más rara que él.

Esa noche Caspian apenas pudo dormir, se la paso pensando en ella y en su belleza en lo bien que se miraba con ese vestido rojo, imaginándose en cómo se miraría su cuerpo desnudo; la deseaba con desesperación y estaba decidido a tenerla de la manera que fuera, estuvo pensando en lo que iba hacer para poder tenerla en su cama, aunque tuviera que persuadirla de una manera no correcta.

Apenas pudo dormir un par de horas, se levantó, se metió a bañar y una vez que salió se cambió, con su traje de la mejor marca de color negro, su camisa blanca y encima del traje una gabardina larga de color negro, eran días fríos; mientras se ponía su gabardina recordó a Esmeralda y su vestido rojo, iba demasiado escotada, algo extraño en ese tiempo, ya que el clima era frio, por un momento pensó que eso era bastante raro, no encontraba una explicación para que estuviera tan escotada, algo que pensaba preguntarle cuando tuviera la oportunidad.

Fue directamente a su oficina y al llegar ordeno a su secretaria que le llevara el archivo de la empresa Rossi, quería estudiar el acuerdo que tenía con ellos; ese día cancelo todas sus citas, estaba concentrado en el acuerdo de los Rossi.

 Para su suerte toda la ventaja la tenía él y eso era algo bueno, estaba a tan solo unos días de que el acuerdo llegara, era cierto que quería esa empresa la había estudiado muy bien, era buena algo que iba a darle a ganar mucho dinero, pero estaba pensando en renunciar a ella siempre y cuando Esmeralda se diera a estar con él.

Quería hablar con ella, no con el hermano, necesitaba la forma de hacerlo sin verse tan urgido, de hacer que esa hermosa mujer viniera a él para pedirle el favor, pero no encontraba como.

Estaba harto de pensar y no encontrar solución, pero lo que más coraje le daba era que su secretario particular no encontraba la información que quería; fue un día largo y no logro nada, estaba harto de estar en la oficina, salió molesto regañando a todo el que se le ponía enfrente, al estar en el carro le ordeno a su chofer que lo llevara a su restaurante favorito.

Al llegar uno de los meseros lo llevo a una mesa que estaba pegado a la ventana, donde podía ver la calle, le gustaba ver a la gente pasar, observar lo que pasaba a su alrededor, era la manera en cómo lograba tener éxito en la publicidad, pero este día no se podía concentrar en nada.

 Su mente no dejaba de pensar en Esmeralda, en cómo se miraba con ese hermoso vestido y en ese momento mientras miraba por la venta escucho la voz de ella que le dijo. – Disculpe presidente Ferrari, no quería molestarlo, pero me permitiría sentarme en su mesa y si no es mucho pedir me gustaría poder hablar con usted, sobre el préstamo que tiene con la familia Rossi.

Caspian al escuchar su voz voltea a ver quién era y se sorprende al verla parada frente a él, esperando que le diera el permiso de sentarse, que le contestara algo, pero solo se le quedo mirando, estaba sorprendido de tenerla ahí, hasta le pareció una mala jugada de su mente, estaba que no se podía creer lo que miraba.