Silvia Sephiran, es la protagonista de una historia de amor, donde una trampa llena de mentiras, la separa de su amado Javier, pero, como toda historia, la verdad sale a la luz y los protagonistas luchan por estar juntos, alcanzando su final feliz.
Pero ahora que ella ha reencarnado en Silvia, no esta dispuesta a seguir la trama y mucho menos a amar a un hombre que se deja manipular, así que, cuando tiene la oportunidad se marcha lejos de aquel hombre para iniciar una nueva vida cambiando su destino.
Lo que Silvia no esperaba es que al poner su negocio de perfumería en el reino Khalix, caería en las garras del gran general del reino, conocido como, "el hijo de la bestia", un atractivo hombre de ojos grises que se siente tentado por el dulce aroma de Silvia.
¿Silvia escapara de las garras de este hombre o caerá ante sus seductores ojos grises?
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Capitulo 11.
Sentado en la sala del palacio, el azabache estaba cruzado de brazos con una evidente expresión de enojo, y la mejilla roja. Al final Silvia lo terminó echando después de darle una bofetada.
Lilian y Dariel se miran entre si, se encogen de hombros, y vuelven a mirar a Slavik.
–quien sea que haya logrado darle un golpe al hijo de la bestia, debe de ser bastante hábil.— menciona Dariel con cierto tono de burla.
—y que golpe, mira su cara.— agrega Lilian.
—¿y bien, quien fue?— pregunta Dariel con curiosidad.
Slavik finalmente los mira, pero, se queda en silencio pensando en si debe o no decirlo. ¡No!, mejor no dice nada, ese seguramente se burla.
–fue un descuido, nada más.— es todo lo que dirá.
Uno de los caballeros entra y le pide a Slavik hablar con él, así que, Lilian y Dariel se retiran. El caballeros le cuenta que la chica de la perfumería se llama Silvia Sephiran y que, un día llego a la ciudad, compró aquella casa e instalo su negocio, pero, hasta el momento, nadie de donde viene, y a excepción de sus clientes, nadie más la conoce en la ciudad.
Slavik dejo escapar un leve suspiro, realmente no obtuvo la información que esperaba, pero, ¿de donde viene esa pelirroja?, ¿será huérfana?, eso explicaría porque esta sola.
—busca en los orfanatos y conventos cercanos, probablemente puedas encontrar más información y apenas tengas algo, házmelo saber.— ordena.
—si excelencia.— el caballero hace reverencia y se retira.
Slavik solo mira hacía la ventana mientras se soba la mejilla, esa pelirroja si que pega fuerte. Pero, eso no lo hará detenerse, hay algo en ella que le atrae.
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—¿que crees que le paso a Vik?— pregunta Lilian señalando su propia mejilla.
—no tengo idea, y si pregunto, no lo dirá aunque insista.—
—cierto, pero pienso averiguarlo.—no se piensa quedar con la duda.
Así que, para empezar, va con alguno de los subordinados más cercanos a Slavik, para saber a donde había ido su jefe. Uno de ellos, quien fue su escolta ese día, le dice que después del entrenamiento y algunas reuniones, fue a la perfumería, aquella que estaba siendo muy famosa entre damas.
—la dueña es una mujer joven de cabello rojo. No se que paso, pero, su excelencia salió del lugar con la mejilla roja.— asegura el caballero.
—mmm...así que fue en ese lugar.—
Dariel agradece y se marcha, avisando que saldrá del palacio por un rato.
En poco tiempo, ya estaba ante la perfumería, por suerte, aún no había cerrado. El rubio entra observando el lugar, los estantes estaban llenos de botellas de perfumes, y el lugar tenía un aroma muy agradable, las mujeres que aun estaban en el lugar, se muestran emocionadas por la presencia del príncipe, mientras que este, finalmente ve a la pelirroja, suponiendo que se trata de ella, ya que no hay otra en el local.
—buenas noches, señorita, ¿usted es la dueña?— pregunta con una amplia sonrisa.
—si, ¿en que puedo ayudarle?, ¿busca un regalo?, ¿para su hermana, madre, novia o esposa?— pregunta Silvia.
—busco, saber quien fue la dama que le dio un golpe al grandioso guerrero del reino, Slavik Ronchembert.— no se va andar con rodeos.
Silvia de inmediato borro su sonrisa, esa que le muestra a sus clientes.
—¿por qué?, ¿quiere un golpe también?— lo que le faltaba, la visita de un amigo del acosador.
—una dama salvaje, que encantadora.— guiño.
—lástima que no pueda decir lo mismo de usted, estimado lord.— solo espero que no se le ande acercando como el otro.
—que divertida.— a parte de su prima y hermana, esa chica es la primera que no parece temer ofenderlo.— por cierto, ¿cual su nombre, señorita?— pregunta.
—no creo que deba saberlo. Si me disculpa, tengo trabajo que hacer.— se aleja para ir a atender a las clientas.
Dariel se queda apoyado en el mostrador, sin borrar su sonrisa. Era curioso que esa chica no le importará hablarle como su igual sin temor a perder la cabeza.
Repentinamente, la pelirroja parece mirarlo con sorpresa mientras la mujer a la que atiende le hace una reverencia al rubio para después retirarse. Dariel se extraña y la joven pelirroja se acerca a él.
—así que, el príncipe heredero, me disculpo si lo ofendi, pero no me retracto de mis palabras.— asegura la pelirroja.
—así que no sabía quien soy...— comenta curioso.
—no, soy nueva en esta ciudad, y solo soy una humilde plebeya, ¿como podría saberlo?— Silvia se pasa tras el mostrador.
—así que no es de Khalix, ¿de donde viene?, ¿vino usted sola?— pregunta.
—me disculpo, pero, prefiero no responder, y si me disculpa, es hora de cerrar.— señala la salida.
—que sutil forma de echarme.— guiño.— hasta la próxima señorita.
Dariel da media vuelta para dirigirse a la salida. Y tan pronto cruza la puerta, ve como estas se cierran, incluso se sobresalta por el ruido de estas al azotarse.
—no parece nada del otro mundo, ¿como pudo golpear a Vik?— se pregunta así mismo.
...
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He visto que mencionan si Silvia es la Mate de Slavik, y NO, no lo es. Ese término yo no lo uso, quienes han leído mis anteriores historias de licantropos saben que no me gusta usar los términos que se usan en otras historias de hombres lobo, porque mis historias no se relacionan con ellas, pues no hay, mate, luna, ni mucho menos tienen, "su lobo".
Linda tarde y pórtense mal ( -_・)