Casada por dos años con un hombre que pensaba que la amaba, pero luego este le fue infiel y decidida se divorció, se fue del país y comenzó otra vida lejos de ese mal recuerdo.
Sin imaginar que se encontraría con un problema...
Viviendo en otro país, lo primero que hizo fue ir a un bar, tomar quién sabe cuantos tragos de tequila y un par de margaritas, termina teniendo una aventura de una noche y luego se fue sin decir una sola palabra.
Después de ello su familia busca casarla, pero antes la hacen firmar a ella y futuro esposo un contrato el cual establece que sí alguno de los dos era infiel, el divorcio sería inmediato y además de tener que pagar una indemnización que era el equivalente al valor de ambas empresas familiares.
Firmaron. Ella trataba de olvidar aquella aventura, mientras que él buscaba con desesperación hacerle saber a ella que él era el hombre al que le había dado el mejor sexo de su vida y que su aventura no es un error, si no un perfecto error.
NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 22
SOFÍA
Dos semanas pasaron y finalmente pude volver a departamento. Volví al lugar en el que antes no podía estar sola, temiendo que Sebastián me hiciera algo, pero luego de lo ocurrido afuera del hospital he tenido que tener más cuidado, más precaución, con todo.
Afortunadamente, Rhaegar no dio más señales y Dmitri lo tenía en la mira. De eso no tenía duda. Pero tenía miedo de que ese tal Rhaegar le hiciera algo a mi bebé, porque ese hombre le tenía mucho rencor a Dmitri por lo ocurrido dos años antes de conocernos.
Puse mis manos en mi abdomen aún plano y pensé en que todo estaría bien. Estaba en mi habitación, recostada en la cama, con un espantoso mareo y sueño al mismo tiempo. El timbre sonó y no tuve otra opción más que ir a ver quién era.
Fui hasta la puerta y antes de abrir vi a través de la mirilla y era Dmitri... suspiré antes de abrir. Abrí la puerta y al verlo su expresión era diferente parecía preocupado, ansioso y posiblemente nervioso. Su camisa blanca estaba arrugada del cuello y su cabello era aún desastre, se acercó a mí y me abrazó. Cerré la puerta detrás de él y lo guíe hasta la sala de estar que estaba a lado de la puerta de mi habitación.
Lo senté y seguimos abrazados, nos quedamos así un tiempo. Hubo un silencio mortal, ni siquiera la respiración de ambos era suficiente para amortiguar ese silencio.
Luego de unos minutos me soltó, me miró y puso su mano en mi abdomen, sonrió con pesar y dijo:
—Perdóname, Sofía. Perdóname, no sabes cuánto me arrepiento de lo que hice, sé que hice mal y también sé que mi perdón no arreglará nada de lo que hice—. Sus palabras me dejaron desconcertada, no entendía qué estaba pasando.
—Dmitri, ¿qué está pasando?—Desvió la mirada y entonces sacó su teléfono, buscó algo en él y me lo dio. Lo que vi me dejó helada.—¿Qué es esto? Dime por favor, que esto es solo un chantaje por parte de tu hermano.
Me miró directamente a los ojos y dijo:
—Sofía, lo que acabas de ver no es una broma ni tampoco un chantaje. Ese es el precio que está pidiendo Rhaegar que pague, que te entregue a él a cambio de que dejará de mandar información sobre los dos a la prensa.
—¿Lo piensas aceptar?—Le pregunté conteniendo mi enojo por mi bebé.
—No, no lo pienso hacer—. Su respuesta me relajó—. Pero le haremos creer que sí.
No entendía nada.
—¿A qué te refieres?—Me tomó la mano.
Me empezó a contar su loca idea de que le haría creer a su hermano que habíamos perdido la batalla y que yo iba a irme con él. Cuando en realidad lo que realmente haríamos sería juntar pruebas en contra de Rhaegar y ponerle fin a su juego.
—¿Estás dispuesta a ayudarme pese a todo lo malo que he hecho?—Esa era una buena pregunta. Una pregunta para la cual no tenía una respuesta, en ese momento.—¿Qué me dices? ¿Lo harás?— Me preguntó buscando mi respuesta.
Era evidente que si no hacíamos algo para detener a Rhaegar. Entonces... me di cuenta de que si no corría el riesgo, mi bebé no sería capaz de ver el mundo, ni siquiera para poder respirar en él.
Dmitri quitó su mano de mi abdomen y entonces sujetó mi otra mano, juntando mis dos manos con las suyas.
—Lo haré, pero... no quiero que esto dure demasiado, y te aclaro que no te he perdonado—. Me solté de sus manos. Él miró con resignación.
—Lo entiendo, no te voy a presionar. Por el momento, necesito que te quedes aquí y vendré cada que pueda en secreto, por favor no dejes que te toque y mantén tu distancia con él. Te lo digo en serio—. Lo último me lo dijo muy serio, no sabía quién era Rhaegar realmente y eso me aterraba.
—¿Qué tanto sabes de él?—Pregunté refiriéndome a Rhaegar. Dmitri no estaba muy contento con decirme, pero tuve que hacer que se diera cuenta de la gravedad de la situación.
—Te lo diré, pero no te asustes por lo que estoy a punto de decirte—. Asentí, esperando a que aquello no me asustara demasiado, pero algo me decía que era bastante delicado.—Sofía, cuando conocí a Rhaegar, bueno... él al principio se mostró educado, amable, sencillo y comprensivo, creí ciegamente en él y todo iba bien hasta que un día mi Madre se presentó y pues esa parte de la historia ya la conoces, sin embargo, luego de que ella desapareció, Rhaegar se apareció un día en mi oficina y me gritó, amenazó y juró que me quitaría todo, absolutamente todo.
Estoy bastante seguro de que él está buscando la manera de que te fijes en él. Su venganza contra mí es bastante profunda y absurda a la vez, lo sé. Pero él... hará lo que sea para que te enamores de él, cosa que dudo que logre, conociendo tu carácter. El punto es que... para lidiar con él tendrás que ser muy paciente, metódica y perspicaz en todo sentido. Rhaegar no es estúpido, pero cuando algo o alguien le interesa él baja la guardia de una manera en que ni te imaginas. Es como un corderito, pero ese corderito tiende a mostrar su lado oscuro cuando no logra que lo mires y lo acaricies como desea—. Dmitri me había dado los suficientes datos que necesitaba para saber lidiar con Rhaegar. Solo tenía que idear un plan para sacarlo de su zona de confort y hacerlo caer en lo más profundo para dejarlo sin nada.
—Creo que sé cómo voy a lidiar con él. Tú encargarte de investigarlo y yo te daré lo que necesites para que juntes todas las pruebas necesarias para ello. Voy a estar bien y el bebé también estará bien—. Dmitri se notaba algo molesto e indeciso, pero pronto aceptó, debido a que era la única manera en que iba a lograr vencer a Rhaegar.
—Confiaré en ti, pero tú también confía en mí—. Acepté aquello, dadas las circunstancias y la posición en la que ambos estábamos.