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Editando Mi Propia Historia.

Editando Mi Propia Historia.

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Aventura de una noche / Reencuentro / Dejar escapar al amor / Amor-odio
Popularitas:5.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Loloy

Abigaíl, una mujer de treinta años, quien es una escritora de novelas de amor, se encuentra en una encrucijada cuando su historia, la cual la lanzó al estrellato, al sacar su último volumen se queda en blanco. Un repentino bloqueo literario la lleva a buscar a su hombre misterioso e intentar escribir el final de su maravillosa historia.

NovelToon tiene autorización de Loloy para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 18

**Al amanecer…**

La luz suave del amanecer se filtraba por las cortinas, envolviendo la habitación en un resplandor cálido y tranquilo.

Abigaíl fue la primera en despertar.

Durante unos segundos, se quedó inmóvil, sintiendo el peso de un brazo fuerte rodeando su cintura, el calor de un cuerpo conocido y, a la vez, nuevo a su lado. Cerró los ojos y sonrió para sí misma, permitiéndose disfrutar de la sensación.

Sus dedos, casi por instinto, comenzaron a recorrer lentamente la espalda de Erick, delineando los músculos, sintiendo cada cicatriz, cada marca. Era como leer una historia secreta que solo ella tenía el privilegio de conocer.

Pero no sabía que él ya estaba despierto.

Erick la observaba en silencio, su rostro a solo unos centímetros del de ella, embelesado por la ternura y la intensidad que había en su gesto.

Cuando Abigaíl sintió su mirada sobre ella, se detuvo de golpe, como si la hubieran descubierto en medio de un delito. Bajó la mano rápidamente y desvió la mirada, su cuerpo tenso, buscando sin éxito alguna excusa para salir de la cama sin parecer una cobarde.

Pero no tuvo oportunidad.

Erick, con una sonrisa lenta y peligrosa, la atrapó entre sus brazos, acortando cualquier distancia que intentara poner entre ellos.

—Esta vez —murmuró contra su oído, su voz ronca por el sueño y la pasión aún latente— no te voy a dejar escapar.

Abigaíl cerró los ojos al sentir su aliento cálido en su piel, al escuchar esas palabras cargadas de una promesa que sabía que él cumpliría.

—No pienso dejarte —añadió, su tono grave, decidido, como si sellara un pacto silencioso entre ambos.

Ella tragó saliva, su corazón golpeando desbocado contra su pecho, y por un instante pensó en las veces que soñó con esas palabras… y en el miedo que ahora sentía, no de caer, sino de no poder sostener todo lo que venía después.

Erick deslizó una mano por su mejilla, obligándola a mirarlo.

Sus ojos se encontraron.

No había duda, no había máscaras.

Solo la verdad.

Y antes de que Abigaíl pudiera pronunciar una sola palabra, él la besó.

Un beso lento, profundo, cargado de todo lo que no habían dicho aún, de todo lo que ya no hacía falta explicar.

Esta vez, ninguno de los dos pensaba huir.

**Horas después…**

El aroma del café fresco invadió el departamento, mezclándose con el calor acogedor que aún quedaba de la noche anterior.

Abigaíl se movía descalza sobre el suelo de madera, envuelta apenas en la camisa blanca de Erick, que le caía como un vestido improvisado. Su cabello, libre y ligeramente enredado por la pasión, brillaba con la luz que entraba a raudales por los ventanales.

Desde la cocina, Erick la observaba de reojo mientras revolvía los huevos en la sartén. No podía evitar sonreír como un tonto cada vez que ella se acercaba a la cafetera, alzándose de puntillas para alcanzar las tazas.

—Te ves mejor con mi ropa que yo mismo —comentó, con esa voz baja que la hacía estremecer.

Abigaíl soltó una risa suave, sin voltear a verlo.

—Es una camisa horrible, por si no lo sabías —bromeó mientras servía el café.

—¿Ah, sí? —Él se acercó sigilosamente, dejando los huevos al fuego, y la atrapó por la cintura antes de que pudiera escapar—. Pues deberías verla ahora… —murmuró contra su cuello, haciéndola reír y encogerse bajo su contacto.

—Vas a quemar el desayuno —dijo ella entre risas, tratando de apartarlo, aunque sin mucha convicción.

—Que se queme —susurró Erick, apretándola un poco más contra su cuerpo, disfrutando simplemente de tenerla allí, tan real, tan suya.

Abigaíl giró la cabeza para mirarlo, sus ojos brillando con una mezcla peligrosa de felicidad y deseo. Se miraron unos segundos, como si se prometieran en silencio no volver a perderse.

El sonido crepitante de la sartén los hizo reír a ambos. Erick, resignado, soltó un suspiro dramático y fue a salvar el desayuno mientras Abigaíl se recargaba en la barra, abrazando su taza de café y memorizando cada gesto de él, cada sonrisa oculta.

Era una escena sencilla.

Casi doméstica.

Pero para ellos dos, después de tanto tiempo, después de tantas heridas, era extraordinaria.

Era el inicio de algo que ninguno quería soltar.

**Más tarde, en la cocina**

Con los platos servidos de manera improvisada sobre la barra, Erick y Abigaíl se sentaron uno frente al otro. El ambiente entre ellos había cambiado; la electricidad seguía ahí, latente, pero ahora era más suave, como una caricia tibia en el aire.

Abigaíl comía distraída, enredando un mechón de su cabello entre los dedos, mientras Erick simplemente no podía dejar de mirarla. Sonreía como un hombre que por fin había encontrado algo que llevaba mucho tiempo buscando.

No resistió más.

—¿Por qué huiste aquella vez? —preguntó de pronto, con voz serena pero cargada de algo mucho más profundo.

Abigaíl detuvo su movimiento. Bajó la mirada hacia su plato, como si la respuesta estuviera allí.

—No estaba lista —dijo tras unos segundos, encogiéndose de hombros—. Tenía miedo.

Erick entrecerró los ojos, estudiándola. Sabía que no era toda la verdad, pero también sabía que forzarla no sería el camino.

—¿Miedo de mí? —inquirió en voz baja.

Ella negó suavemente, levantando la vista para encontrar la suya.

—Miedo de mí misma.

Fue suficiente. Erick le dedicó una media sonrisa, esa que decía que entendía más de lo que ella creía, y no presionó más.

Se hizo un pequeño silencio entre ellos, cómodo, cálido.

Abigaíl se levantó entonces, acercándose al ventanal. La ciudad bullía allá abajo, indiferente al pequeño universo que habían creado.

—¿Sabes qué? —dijo, girándose para mirarlo con una sonrisa traviesa—. No quiero ir hoy a la oficina.

Erick apoyó el codo en la barra y la miró, divertido.

—¿Estás sugiriendo que nos tomemos el día?

Ella asintió, mordiéndose el labio inferior de manera encantadora.

—Completamente.

Él soltó una carcajada baja y, poniéndose de pie, caminó hacia ella.

—Entonces es oficial, señorita: hoy seremos unos irresponsables.

Abigaíl rió mientras él la atrapaba de nuevo entre sus brazos. Allí, entre risas y abrazos, decidieron pasar el día juntos. Sin planificarlo demasiado, simplemente *viviendo*.

Pasearon por la ciudad, tomaron helado en un parque, caminaron sin rumbo, se contaron historias tontas que provocaban carcajadas fáciles. Se miraban como dos adolescentes redescubriendo el amor, pero con la profundidad de quienes ya habían conocido el dolor de perderlo.

**Ya entrada la noche**, Erick aparcó su auto frente al edificio de Abigaíl.

—No quiero dejarte aún —murmuró, rozando su mejilla con los labios.

—Tendremos más días como este —susurró ella, acariciándole el rostro.

Él la miró como si quisiera memorizar cada detalle de esa noche. Como si no creyera del todo que ella estuviera allí, tan cerca, tan real.

Antes de que Abigaíl pudiera alejarse, Erick tomó su rostro entre las manos y la besó con una dulzura nueva, distinta a la pasión desbordada de la noche anterior. Un beso de promesa, de inicio, de algo que apenas estaba comenzando.

Cuando se separaron, sus frentes quedaron apoyadas.

—Esta vez no pienso soltarte —murmuró él.

—Esta vez no pienso huir —respondió ella, apenas en un susurro.

Abigaíl bajó del auto con el corazón latiendo desbocado, sin mirar atrás, porque sabía que si lo hacía no tendría la fuerza para dejarlo ir esa noche.

Erick esperó a que ella entrara al edificio antes de arrancar el coche, con una sonrisa idiota en los labios y una única certeza en el pecho:

**Ella era suya.

Esta vez, para quedarse.**

1
ocalani
simplemente fantástica y que decir de la narrativa super felicidades.
ocalani
espero no terminen cuando ella le diga que es escritora y precisamente ha escrito sobre el y si relación.
ocalani
sublime no hay más ni mejor palabra para describirlo
Analy Cazar
excelente nocela
PJLF10012003
Excelente historia, muy bien redactada y con muchos párrafos llenos de alegría /Ok//Heart//Rose/
PJLF10012003
Una de las mejores historias que he leído en la app, tienes mi voto de confianza para las demás que vengan 🤗💋
Isley García
Muy linda tu historia.!!
Ximena Gonzalez
Hermosa tu historia Amiga me encantó
ocalani
super emocionante te felicito escritora
ocalani
super me encanta la narrativa
ocalani
esta interesante esperemos a ver que pasa 😉
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