Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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celos
—Ella es Sofía, la esposa de mi hermano Lucius —dijo Martha, visiblemente molesta por la interrupción de Gorge, quien la miraba de una forma que a ella le parecía inadecuada.
Lucius observaba cómo esos dos hombres dirigían sus miradas hacia Sofía, y en su interior se encendió una explosión de enojo que le traspasó el pecho, como si un volcán estuviera a punto de erupcionar.
—Buenas noches, duquesa —saludó Gorge, inclinándose levemente y besando suavemente la mano de Sofía, un gesto que él consideraba elegante pero que enciende aún más la rabia de Lucius.
En ese instante, Sofía sintió el firme abrazo de Lucius alrededor de su cintura, como si quisiera protegerla de las intenciones obscenas que percibía en su acompañante.
—Lucius está conociendo a tu esposa —bromeó Gorge con una sonrisa traviesa, dirigiendo su mirada hacia Sofía, como si su comentario fuese inofensivo, pero claramente cargado de segundas intenciones.
—¡Gorge! ¡Qué milagro verte por aquí! No es un lugar que suelas visitar con frecuencia —dijo Lucius, mirándolo con seriedad.
—Bueno, se dice que aquí se encuentran las mujeres más bellas del pueblo, y claramente han acertado. Aprovecho la ocasión para invitar a las damas a mi nueva tienda de chocolates que abriré. Pueden estar seguras de que quedarán encantadas con el sabor —respondió Gorge, sonriéndole a Sofía.
—¿Chocolate? En realidad, yo jamás he probado uno me encanta la idea ir—exclamó Sofía, visiblemente emocionada.
Eso es maravilloso, porque tan pronto como pruebes los míos, te encantarán, ¡te lo garantizo! Bueno, siempre que eso no implique molestarl al duque, que yo mismo te enseñe cómo se elaboran y no se talvez tu misma puedas hacer algunos. —dijo Gorge con un tono juguetón, lo que irritó aún más a Lucius.
Gorge, como bien sabes, mi esposa y yo estamos de luna de miel, y en este momento no creo que tengamos la intención de salir de nuestra habitación para visitar una tienda. Con su permiso, mi esposa y yo debemos irnos ahora. —respondió Lucius, visiblemente molesto, mientras se despedía de Martha y Pedro.
La hermana de Lucius sonrió con una expresión de satisfacción en su rostro. Era evidente que Lucius estaba sintiendo celos, algo que nunca había presenciado antes en él, especialmente por la atención que una mujer le estaba brindando. Su reacción era inusual y sorprendente para quienes lo conocían; él, que siempre había sido tan seguro de sí mismo, ahora parecían afectar sus emociones de una forma inesperada. La atmósfera se llenó de una tensión palpable, y la hermana no pudo evitar notar el cambio en su hermano.
¡Basta, no puedo caminar tan rápido! ¡Estos zapatos me están destrozando los pies! exclamó Sofía, visiblemente frustrada.
¡Sube a la carreta! ordenó Lucius, claramente enfadado.
Sofía, sin más opción, se acomodó en la carreta y, al instante, se quitó los zapatos para aliviar sus pies, sin comprender por qué Lucius se mostraba tan molesto. Su expresión de descontento la desconcertó aún más, ya que no podía entender el motivo de su ira en ese momento.