Luego de vivir una vida de forma sumisa, pensando que de esa forma todo era mejor, Luna muere en manos de un asesino, fuera de un supermercado a sus treinta años, arrepentida por no vivir de la forma en que quería, pide fervientemente una segunda oportunidad. ¡Que luna tan hermosa la de esta noche, lástima que no la podre ver más! piensa antes de morir desangrada. ¿Qué ocurrió?, desperté en un hospital, pero este no es mi cuerpo y ¿porque tengo orejas de conejo? Reencarnada en otro mundo, ocupando otro cuerpo, descubre que la chica tambien se llama Luna y la dificil vida que llevaba, ademas de que la intentaton asesinar y el principal sospechozo es un hombre que aparece en sus sueños, como un recuerdo de lo ocurrio, quien ademas es uno de sus compañeros de clase y un lobo blanco, uno de los principales peligros para los conejos. Asi comienza esta trama dondd Luna buscara al culpable para tomar venganza
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CAPITULO 3
Luego de una semana de sueños recurrentes sin lograr descansar, tratando de recordar, Quién es ese hombre que aparece todas las noches en mis sueños, asistiendo de forma regular a la terapia de control, obteniendo un gran avance, ahora puedo ocultar mis orejas y la cola, aunque aún me cuesta un poco el hacerlo, eso es suficiente para poder salir de alta del hospital, sintiendo un poco de nervios, esta será la primera vez que vea como es este mundo fuera de la clínica.
- Luna ya tenemos todo lo necesario para irnos – dice su madre, mientras toma la maleta de la cama
- Si – le responde de forma nerviosa
- Oh, cielo – se acerca y la abraza - ¿estas nerviosa? – le dice viéndola
- No, ¿Qué te hace pensar eso? – sonríe de forma forzada
- Pues tienes tus orejas – señala las orejas de Luna.
- Oh, Lo siento – dice mientras cierra los ojos para concentrase en ocultarlas nuevamente, era como si fuera un grifo de agua, el cual debía cerrar o al menos así lo imaginaba Luna.
- Bien, así está mejor – le dice sonriendo – ahora podemos irnos.
- Ok – su madre carga la maleta y salen de la habitación, caminan por el pasillo hasta llegar al ascensor y bajar hasta planta baja, salen del edificio y Luna no pudo evitar cubrir su vista de la fuerte luz solar, luego de unos segundos todo se aclaró ante sus ojos, enormes edificios como rasca cielos, tiendas de ropa, artefactos y de comida, personas caminando por las aceras o cruzando las calles, autos transitando en todas direcciones, todo eso acompañado de mucho ruido por todos los lugares – Es más de lo que esperaba – dice Luna asombrada. incluso en mi vida pasada, nunca había tenido la oportunidad de poder ver cómo era estar en la ciudad, al haber nacido en un pequeño pueblo donde la única carretera pavimentada era la principal, las casas eran pequeñas y no se veían edificios, los autos eran viejos y en muy mal estado, y ni hablar de la cantidad de tiendas, el supermercado más cercano se encontraba a tres kilómetros de distancia desde la casa, lo que equivalía a cuarenta minutos caminando. La impresión al estar allí parada frente a tantas cosas nuevas era impresionante e incluso intimidante.
- ¡Vamos hija! – la hala por la mano para que suba al taxi – estas muy distraída, imagino que debe ser porque estuviste mucho tiempo en la clínica y estas un poco desorientada – le dice mientras el taxi andaba.
- Sí, creo que es eso – le dice disimulando, voltea hacia la ventana para ver el camino.
Estuvimos rodando en el taxi durante cuarenta minutos, saliendo de la vía principal hacia las avenidas y luego a una calle más pequeña, hasta llegar a un edificio de apartamentos de cinco plantas, bajamos del auto y mi madre pago la cuenta, tomamos la maleta y entramos en el lugar, paramos frente a los buzones, mamá recogió unos documentos de allí y luego caminamos hasta el ascensor, subimos hasta llegar al tercer piso, salimos y caminamos por el pasillo hasta llegar al departamento.
- Entra Luna – le dice la mujer al verla estática en la puerta
- Si – dice mientras entra evaluando todo el lugar, por fuera parecía pequeño, pero era más grande de lo que esperaba, además, la decoración era como estar en una casa de caramelo, la cantidad de colores pasteles era impresionante.
- ¿Qué sucede? – le pregunta al verla observar todo el lugar – lo siento, hay momentos en los que olvido tu pérdida de memoria – la abraza – ven, te llevare a tu habitación, quizás logres recordar algo estando allí – la guia hacia la primera puerta del pasillo, abre y pasan a la habitación – todo esta tal cual lo dejaste – dice sonriendo.
- Gracias – dice devolviendo la sonrisa.
- ¿Y? – le dice de forma expectativa
- ¿Qué? – responde sin entender esa mirada en la mujer
- ¿Recuerdas algo? – le dice viéndola
- Ah, no, lo siento – dice. Obviamente no podría recordar, porque no soy la Luna que tú crees.
- Bueno, no importa – le dice decepcionada y la abraza – algún día lograras recuperar tus recuerdos – acaricia su cabeza suavemente de arriba hacia abajo – no hay prisa, aún nos queda mucho tiempo – me daba un poco de pena la situación en la que se encontraba, porque yo no soy su hija, pero siento que se sentiría peor si se lo digo – te dejare sola para que te familiarices con la habitación y te relajes un poco – besa su frente
- Bien – sonríe
- Te llamare para la hora de la comida – le dice antes de salir
- Ok – sonríe y la mujer se marcha
Comencé a mirar en la habitación, todo se encontraba muy bien ordenado, a pesar de no ser muy grande, era se sentía acogedor el ambiente, en el espejo de la repisa había fotografías de Luna, compartiendo con toda su familia, tres hermanos menores y uno mayor, en el hospital fueron a verme en una ocasión y logre conocerlos, y también habían fotos pequeñas de personas que no reconocía, todas bordeando el espejo, luego miro su reflejo, aún era muy difícil verme a y no reconocer a la persona que se reflejaba, moviéndose al unísono conmigo y mis movimientos, este rostro era mucho más joven, el color de los ojos era diferente, incluso mi cabello era diferente, antes era castaño y ahora era todo blanco, tomaría mucho más tiempo, o quizás no pueda llegar a acostumbrarme. Luego de hurgar en todos los rincones, me acosté en la cama, era muy suave, tomé las sabanas y me cubrí con ellas, dormí hasta la hora de la comida.
- Luna, hable en la academia y han dicho que puedes volver a retomar tus estudios la próxima semana – le dice mientras comen.
- ¿No es muy pronto para que se reintegre a estudiar? – dice Luke, el hermano mayor.
- El doctor dijo que cualquier lugar que soliera visitar era un buen estimulo – dice la madre – y no podría haber un mejor estimulo que volver a la academia, allí estuvo los últimos meses antes de – mira hacia Luna de forma triste – bueno, es algo que le haría bien, y de esa forma no perderá su beca y su lugar en la residencia – le dice
- Está bien mamá – dice Luna sonriendo. No sé por qué, pero me siento nerviosa.
- ¿Estás segura de que puedes quedarte en las residencias? – le pregunta su hermano
- Si, estaré bien – aunque no sé cómo lograre adaptarme a unas clases que nunca he visto, debo estudiar mucho.
-
Paso todo el fin de semana y muy temprano por la mañana, Luna ya se encontraba frente al enorme campus del lugar, salones de estudio, cancha de futbol, cafetín, centros de entretenimiento y al final de todo el edificio cede, donde se impartían las clases, ¿Qué era todo ese lujo solo para darle clases a unos adolescentes? Llegaron al edificio cede y Luna logro recordar, mientras caminaba por los pasillos del lugar, “¡Este es!”, pensó sorprendida, “este es el lugar de mis sueños”, estaba muy sorprendida de lo claras que eran las imágenes de sus recuerdos, mientras estaba distraída observando todos los detalles del lugar, tropezó con una persona sin querer.
- Oh, lo siento – dice mientras voltea a mirarlo, era muy alto y de complexión atlética
- Tranquila – dice el hombre de forma tediosa
- Iba distraída – mire hacia arriba para poder ver bien su rostro, y allí estaba él, ese era el hombre de mis sueños. Al instante mi cuerpo comenzó a temblar y mis orejas salieron sin poderlas controlar.
- No hagas eso mientras estés aquí – dice acercando su mirada – hay muchos depredadores que podrían devorarte – muestra sus colmillos sonriendo.