Tengo Una Cita Todos Los Miércoles Con Mi Ex

Virginia era una mujer dominante, la cual aparentaba tener mucha clase y caminaba de un lado al otro porque no soportaba ser ignorada y cuando esto no funcionó se desplomó en una silla aparentando ser muy lamentable

-Le advierto que voy a denunciarlo con su supervisor – Amenazó Virginia

Eran las cinco de la mañana cuando finalmente el oficial León decidió que era tiempo de hablar con Virginia, además de que pronto terminaría su turno

-Haga lo que quiera, señora – Respondió con indiferencia

El oficial León se encogió de hombros y le señaló la cantidad de informes que había procesado durante esa noche, los cuales estaban apilados a un lado

-¿Cuándo van a dejar salir a mi hija? – Preguntó Virginia

El oficial la observó con aburrimiento y bostezó de forma descarada, porque, aunque no la conocía, ya Armando le había contado que clase de persona era su abuela

-¿Quién es su hija? – Preguntó el oficial León

Virginia puso los ojos en blanco y tenía una expresión de desdén en su rostro

-¿Acaso no sabe quién es mi hija? – Preguntó Virginia con incredulidad

El oficial León puso los ojos en blanco y pensaba que esta anciana era demasiado arrogante

-¿Señora tiene idea de cuantas mujeres fueron arrestadas esta noche? – Preguntó el oficial León con impaciencia

Para el oficial León la escena era tan graciosa que le era difícil contener las ganas de reírse mientras la hacía enojar porque era evidente que esta irritante mujer estaba a punto de perder los estribos

-Mi hija se llama Abigaíl García – Dijo Virginia con indignación

El oficial León, con una actitud perezosa, comenzó a revisar cada uno de los expedientes con mucha lentitud hasta que encontró el de Abigaíl y luego lo leyó por un par de minutos antes de sonreír y observar a Virginia

-Su hija tiene que esperar hasta la audiencia con el juez - Dijo el oficial León

El rostro de Virginia se enrojeció debido a la ira que sentía en ese momento porque el oficial la hizo esperar sentada en una incómoda silla durante toda la noche solo para obtener una vaga respuesta

-¿No podía decirme eso desde que llegué? – Preguntó Virginia

El oficial León comenzó a archivar los expedientes que había procesado esa noche de forma perezosa y accidentalmente colocó el de Abigaíl en otro lugar

-Es que para darle esta información debía terminar el informe del arresto de su hija y lamentablemente ese era el último – Respondió el oficial León

Virginia resopló con indignación, pero prefirió no molestar más al oficial de policía, además de que supuso que en un par de horas Abigaíl sería liberada

-¿Y qué pasa con mi nieto? – Preguntó Virginia

El oficial León la observó con una expresión de molestia y enarcó una ceja, así que Virginia comprendió que no le diría nada a menos que mencionara el nombre de su nieto

-Damián Rodríguez – Dijo Virginia

-Su nieto solicitó un abogado en medio del interrogatorio, así que debemos esperar a que este llegue – Respondió el oficial León

Virginia siempre fue una ama de casa, la cual estaba muy protegida primero por su esposo y luego por su hijo, así que no se dio cuenta de que en ese momento debía llamar a un abogado para que le diera asistencia legal a Damián y el oficial León tampoco tenía interés de explicárselo

-¿Entonces cuando van a salir de aquí? – Preguntó Virginia

El oficial León pensaba en ese momento que de no ser que Armando era un buen amigo no le haría este favor porque su abuela era insoportable

-¿Señora, acaso usted no entendió lo que le acabo de decir? – Preguntó el oficial León

Virginia con impotencia negó con la cabeza porque ella no comprendía lo que estaba diciendo el oficial León, por desgracia siempre alguien cuidó de ella, por eso se sentía al borde y quiso llamar a Armando, pero se dio cuenta de que su llamada no conectaba

-Su hija debe esperar su audiencia con el juez y su nieto está esperando por su abogado – Respondió el oficial León

-¿O sea que mi hija y mi nieto no van a ser liberados esta noche? – Preguntó Virginia con frustración

El oficial León se llevó las manos a la cabeza, no porque estuviera desesperado de que ella no comprendiera lo que intentaba explicarle, sino porque era casi imposible contener su risa al ver su cara de frustración

-Señora, dudo que sean liberados esta noche – Dijo el oficial León con sarcasmo

Esa noche la prepotente Virginia se dio cuenta de que tratar mal a los funcionarios públicos era un grave error porque podían hacerte desperdiciar mucho tiempo

-¡REBECA! – Gritó Virginia

Virginia regresó a su casa y obviamente quería descargar sus frustraciones con la única persona que estaba en la casa, pero para su asombro ella se había ido

-¿A dónde se habrá ido ese bicho raro?

Rebeca era una chica poco convencional, amante de la cultura emo y una estudiante con notas regulares, lo cual avergonzaba mucho a Virginia porque no era una nieta de la cual podía presumir con sus amigas

-Cuando regrese me va a escuchar – Se dijo a sí misma

Virginia estaba preocupada por Damián y Abigaíl, así que deseaba que Armando siendo abogado la ayudara, el problema era que este no contestaba sus llamadas

-Ese bastardo se atreve a ignorar mis llamadas – Protestó Virginia

Virginia era una mujer muy maliciosa así que no podía perder la oportunidad de sembrar discordia, por eso le envió un mensaje a Bernardo para decirle que Damián estaba en problemas y que Armando se negaba a ayudarlo

-Mi mamá debe haber perdido la razón – Murmuró Bernardo

Bernardo resopló con molestia porque ese mensaje interrumpió su sueño, así que del iberamente lo ignoró y continuó durmiendo porque no le importaba lo que ocurriera con Damián luego de lo que hizo

-Me debes 01 six pack de cervezas tipo IPA – Dijo el oficial León

Armando escuchaba al oficial León y ambos no paraban de reír mientras escuchaba toda la historia de su abuela intentando darse aires de diva en la estación de policía

-Me imagino que Pérez también tuvo una noche muy divertida -Dijo Armando

-No tienes idea de cuanto – Respondió el oficial León

-Y eso que aún no ha conocido a su abogado – Dijo Armando con malicia

Cuando Armando les pidió a sus conocidos que le hicieran un favor no se trataba de que maltrataran a su primo, sino que quería que se sintiera muy presionado porque todo su caso se retrasaría debido a procesos burocráticos