Amor Infinito

Amor Infinito 

Capítulo 21 : El Reencuentro. 

Elsa Isasa. 

Maja, la actual Suelen, estaba volando en fiebre y Bruno y Lelo lloraban esa mañana junto a una asustada Marcia a la que Bruno había acudido.

– Iré a ver si hay alguien en el Pronto Socorro. Si no es así, acudiré al prefecto. Cuida a tu hermanito. - dijo Marcia y salió corriendo. Había dejado a sus hijos a cargo de otra vecina cuando el hermanito de su amiga vino a buscarle. 

Bruno vió que su hermana tenía en su muslo una mancha roja eruptiva igual que en su brazo  

Acalló a su sobrino que lloraba y le dió a cucharadas pan con leche que al niño le gustó muchísimo.

 Lloraba pensando que su hermana se moriría cuando llegó ese hombre. Era un joven que había venido a visitar al prefecto y que en la noche anterior miraba mucho a su hermana. 

– ¿Quién es usted? Le dijo. 

– Soy médico, Bruno. Vine a ver a tu mamá – 

– No es mí madre. Es mí hermana. –

– Creo que es una picadura de mosquito o de otro insecto. Puede ser dengue o chikunguña. Hay que hacerle estudios y llevarle a Río-  dijo dirigiéndose a Marcia.

 El padre cura apareció detrás. Y luego el prefecto y su señora. Le quitaron el bebé de la mano de Bruno y ese hombre, levantó a su hermana y la puso en un auto. 

La tía Marcia lloraba, Lelo lloraba en manos desconocidas. Marcia había trasladado a sus niños con una vecina  y buscaba los documentos de Maja  dispuesta a viajar también con la enferma.

– Padre. ¿Esto es una urgencia verdad? Preguntó Bruno.--

– No te asustes pero así es – dijo el sacerdote. Tu hermana tiene mucha fiebre y está inconsciente.--

– Llevaré mis documentos también y llamaré al papá de Lelo. –

– No conviene hijo mío. Ese señor tiene familia. – dijo el cura. 

– Nosotros también somos familia– dijo Bruno y se apartó para llamar a Leonardo Valente. 

El cura no pudo escuchar lo que él jovencito hablaba ,pero tomó uno de los dos vehículos que partieron rápidos a Río de Janeiro. 

El Joven Dr Josué había colocado un inyectable para bajar la fiebre a la hermosa mujer que dormía por la alta temperatura y viajaba con rapidez al mejor centro médico de Río.

 Era una familia humilde pero él pagaría los gastos. Ella era empleada del prefecto y no pensaba dejarla morir. Su cabeza húmeda de fiebre estaba recostada en su regazo y su hermoso cuerpo a su vista. 

Detrás venía el cura, el niño y el bebé. 

El niño hablaba por teléfono y le preguntó ¿dónde vamos? -

– Al Sanatorio San Julián. Allí le harán estudios - dijo.

Un viaje de dos horas Josué lo hizo en una hora y diez minutos. Salió con la chica en sus brazos y la llevó corriendo dentro del hospital.

El jovencito corría detrás gritando:

– ¿Dónde lleva a mí hermana?-- 

– Padre. Cuide a los chicos. Yo me ocuparé de ella.-- Y entró en urgencias cerrando la puerta.

En la casa de Leonardo Valente desde la llamada de Bruno, todos parecían haber enloquecido. 

Andreas llamó un helicóptero y Leonardo y Paula abordaron en él para viajar al aeropuerto. En poco tiempo estaban en un avión privado dirigiéndose a Rio de Janeiro. 

Leonardo no podía calmar su corazón. Había encontrado a Maja gracias a Bruno. Pero ella estaba enferma, quizás de gravedad. El niño no supo explicar qué le había pasado.Solo sabía que estaba inconsciente, con fiebre y que un médico joven que Bruno no conocía, tomaba las decisiones sobre la salud de Maja. El viaje de solo dos horas le pareció una eternidad. 

Apenas bajados del avión se dirigieron en un auto al Sanatorio San Julián. 

El grupo entró al sanatorio y Leonardo vio en la sala de espera una morena con dos niños, un cura y a Bruno con un bebé en brazos. 

– ¡Bruno!-- 

– ¡Señor Valente! - Gritó el jovencito, corriendo con el pequeño hasta sus brazos. El niño lloraba un poco asustado hasta que Leonardo lo cogió. 

– Ya estoy hijos. Todo estará bien– dijo levantado por primera vez a su hijo en su cuerpo y besándolo. Luego le pasó el niño a Paula y abrazó con fuerza a Bruno.

Bruno por primera vez, empezó a llorar prendido en el cuello de Leonardo. 

–Todo estará bien hijo– repetía Leonardo,-- ¿dónde está Maja?--

– No sé. Ese médico se la llevó– Bruno hablaba entre sollozos.--

Pero las cosas se organizaron de inmediato. Andreas apenas entró se movilizó hacia personal del equipo directivo del centro de salud. Cuando apareció ante Leonardo tenía la información precisa. No era mosquito sino un insecto venenoso propio de la zona costera lo que había picado a Maja. Su cuerpo luchaba ahora con los antídotos precisos para combatir el veneno. El director llevó a Leonardo y Bruno por un pasillo hacia el área restringida donde estaba Maja. 

– El doctor Josué la ha salvado.-- dijo el director. Se comprometió a pagar todos los gastos. 

– No es necesario. Maja es mí mujer. Yo me haré cargo de ella.-- 

– Maja? La señora se llama Suelen Artigas– dijo el joven médico molesto con ese hombre que se imponía con su presencia. 

– Gracias Doctor. Suelen es mí esposa. Desde este momento me haré cargo yo de ella– y tomando siempre de la mano a Bruno se acercó a la enferma que dormía en el lecho.

El dr Josué se vio obligado a salir. En la puerta un señor que se presentó como secretario del empresario lo acompañó gentilmente con el director del hospital para hacerse cargo de los gastos. 

Leonardo Valente estaba otra vez junto a la mujer que amaba. Apenas había visto a su hijo y ahora su preocupación estaba en ella. 

Allí estaba el amor de su vida. La madre de su hijo. Su cabello largo y ondulado sobre la almohada, sus ojos cerrados y su respiración tranquila. 

– ¿Se mejorará verdad, señor Valente?--

– Seguro hijo. – dijo besando la mano de Maja– pronto estará bien. 

–¿ No tendremos que escapar más Señor Valente?-- dijo Bruno. 

– Nunca más los dejaré Bruno. Ustedes tres son mí vida. No volveré a dejarlos jamás – dijo Leonardo. 

– Pero,¿la señora Magdalena?--

– Ya soy libre Bruno. Me casaré con Maja. ¿Crees que soy el hombre adecuado para casarme con tu hermana y ser tu cuñado?-- 

Una sonrisa se reflejó en el rostro lloroso de Bruno. 

– ¡Claro que sí, cuñado! – le dijo y le pasó formalmente la mano al Señor Valente.