📚¡UN CEO! ¿DE PADRASTRO?
Él guarda una venganza.
Ella, un pasado que no la deja en paz.
Valentina es madre soltera y ha aprendido a sobrevivir en silencio.
De noche baila bajo luces artificiales de un club, ocultando su nombre, identidad y su dolor.
Todo su mundo se pone de cabeza cuando empieza a trabajar como secretaria del CEO más reconocido del país, mientras lucha por salvar a su hija enferma.
El amor es un lujo que no puede permitirse... o eso creía.
Armando Garza, frío, calculador y poderoso, tiene un solo objetivo: una venganza .
Pero su mundo perfectamente controlado se tambalea cuando una pequeña empieza a llamarlo “papá”...
Y cuando sus días se entrelazan con los de Valentina, la mujer que nunca debió cruzarse en su camino.
El deseo será inevitable.
El peligro, constante.
Y el pasado... letal.
¿Podrán amarse entre secretos, traiciones y mentiras?
¿Podrán forjar otra historia o su futuro ya está escrito?
Una novela con temas sensibles. No apta para todo público.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La visita de Emma.
El señor José tartamudea, y Julián niega con firmeza. Armando avanza, y yo lo sigo mientras Julián se queda hablando con el señor José, quien mantiene la mirada fija en el suelo, evitando cualquier confrontación.
Mi jefe y yo subimos al elevador. Las puertas se cierran y siento la calma momentánea del trayecto mientras reviso mentalmente la lista de informes que necesitaremos.
—Necesito unos informes, hoy tengo una reunión fuera —me dice al entrar a su oficina.
Verifico en la bitácora: efectivamente tiene una cita importante dentro de dos horas. Tomo el USB con todos los documentos necesarios y entro a su oficina, donde él sigue hablando por teléfono.
—Confirmado —dice, y luego recibe el USB que le entrego.
—Irás conmigo a esa reunión.
Asiento; me gusta dejar las cosas claras y me preocupa que esto pueda ocasionarle algún problema a mi tía, aunque sé que no tengo otra opción.
Salgo de la oficina y veo las puertas del elevador abrirse. Julián sale con paso firme.
—¿Qué ocurrió? —pregunta curioso.
—No tienes de qué preocuparte —respondo, aunque mi mente ya imagina el caos que pudo haberse generado.
—Creo que todo esto se debió a que ayer el señor Armando me llevó a mi casa y por eso el personal creyó que… —empieza a explicar, pero es interrumpido cuando la puerta de la oficina de mi jefe se abre y Armando sale buscando mi presencia.
—Deja de hacerle perder el tiempo a mi secretaria —regaña a Julián, quien intenta interceder, pero él no lo permite.
—Valentina, acompáñame, por favor —me dice Julián, y lo sigo. Bajamos en el elevador hasta Recursos Humanos. La decoración es sobria, y en la pared veo la lista de cumpleaños del mes. Soy la única, y lo miro con un poco de confusión.
Una señora mayor, con cara de cansancio y aburrimiento, me entrega una cafetera con un moño. Julián sonríe y se acerca para abrazarme un poco.
—Feliz cumpleaños —dice, y le sonrío de vuelta, todavía sorprendida por la atención.
—¿Sobre José? —pregunto, con curiosidad.
—Armando dio la orden de su despido. Ese tema ya fue, bien, regresa con el ogro —responde Julián, y sonrío asintiendo.
Regreso a la oficina y dejo la cafetera en su lugar, enlistando los documentos que necesitaremos para la reunión. Me agacho a recoger un lapicero, pero un golpe seco me hace levantarme de inmediato: la cafetera ha caído al suelo.
Delante de mí, la prometida de mi jefe se ve furiosa.
—Así que apenas tienes tres días y ya te crees con derecho de despedir al personal —me dice, con tono venenoso.
—Señorita, muy buenos días —respondo con firmeza.
—Deja de fingir algo que no eres, o se te olvida cómo me trataste afuera de la oficina —insiste, caminando hacia mí.
—Señorita, afuera somos dos mujeres; aquí adentro, yo soy una trabajadora y usted, la prometida de mi jefe —le digo, segura de mi posición.
—Entonces si sabes que él se casará conmigo y aun así andas detrás de él… Yo soy una jovencita y tú una vieja —me dice, y no puedo evitar reírme por lo absurdo de su comentario.
Justo en ese momento, la puerta se abre y Armando entra, claramente molesto. Me pongo seria de inmediato.
Mira la cafetera en el piso y luego a su prometida.
—Alexa, ¿qué son esos gritos que se escuchan hasta mi oficina? —pregunta, con autoridad.
Es un déjà vu: me recuerda al día que llegué y renuncié porque aquel “ogro” se comportó como un imbécil. Pero ahora, su enojo no va hacia mí, sino hacia su prometida.
—Me regañas delante de tus trabajadores —le dice ella, intentando tocarlo, pero él se lo impide.
—Vale, en la cafetería están repartiendo pastel por tu cumpleaños —me dice Julián, y toda la atención se dirige hacia mí.
—Vale, tu regalo —dice, recogiendo la cafetera, justo cuando Alexa nos observa con desaprobación.
—¿Por qué corriste a mi primo? —le pregunta, y entiendo su enojo; José es su primo.
—Es algo que no pienso discutir, y antes de venir a gritar a mi empresa, piénsalo bien —responde Armando, y Julián deja la cafetera en su lugar.
—Vamos a la reunión —me dice Armando, y yo paso al lado de Alexa, quien me susurra con desdén:
—Feliz cincuenta años.
—Qué mal que tengas celos de una vieja como yo —le respondo guiñándole un ojo, y me dirijo al elevador donde esperan Julián y Armando. Alexa nos ve antes de que las puertas se cierren.
Llegamos a la planta baja y le escribo a mi tía para avisarle que saldré, mientras Armando y Julián conversan. Armando sube a su carro y yo entro con él. Conduce hasta el restaurante, donde nos indican nuestra mesa. Ya hay personas sentadas, y el mesero me ayuda con una silla. Armando se sienta a mi lado.
—Buenos días, Armando —saludo, y él responde con un gesto tranquilo.
Hablan de un proyecto, y yo observo cómo se desenvuelve con seguridad y precisión. Me pide un documento, y se lo entrego. Dos horas más tarde, el trato está cerrado. Ordenamos el menú, y noto que ambos, especialmente Armando, observan mi elección al azar: pedí langosta.
—Esto es para abrirla —me indica el socio, mostrándome unas pinzas. Agradezco y, al intentar usarlas, salpica un poco sobre mi ropa. Lo miro con pena, y él se ríe.
Intento limpiar con una servilleta, pero un brazo me lo impide: es Armando.
—¿Por qué no vas al baño a limpiarte? —le dice al socio, quien asiente y se retira. Armando me suelta inmediatamente.
—Por favor, empaquen la langosta para que la señorita se la lleve —dice el socio, mientras me susurra algo al mesero.
Cuando estamos por irnos, el mismo mesero llega con un pastel.
—Me habló Julián; dijo que era el cumpleaños de tu secretaria y que eres demasiado penosa para pedirlo, así que lo hice yo —me explica.
El rostro de Armando refleja un coraje palpable. Lo observo alejarse con su celular en mano.
—Felicidades, Valentina —dice Julián.
—Sí, muchas gracias —respondo.
—¿20 años? —pregunta, y niego con rapidez.
—Dicen que es una falta de respeto preguntarle a una joven por su edad —añade con una sonrisa amplia.
—Así que eres la joven que desespera a Armando —dice, pero cambia su actitud cuando él regresa.
—Que le empaquen el pastel también —indica, y me pregunto cómo saldré del restaurante con langosta, pastel y cafetería en las manos.
Sujeto la langosta mientras me entregan el pastel. Armando estira la mano para tomarlo y sale del restaurante con su socio, como si nada. Lo veo sonreír en el estacionamiento, despidiéndose de su socio.
Caminamos hacia su carro. Por un momento creo que tirará el pastel, pero solo abre la puerta del copiloto. Me siento y coloca el pastel en mis piernas, mientras la langosta sigue en mis manos. Luego toma la langosta y la coloca en el asiento de atrás.
—Si mi carro se mancha, me tendrás que pagar la limpieza —dice, con su típico comentario seco.
—No pagaré nada —respondo, sonriendo.
Llegamos a la empresa. Bajo con el pastel, pero me quedo helada al ver a mi hija con Trini en la entrada principal.
—Tu hija quería verte —me dice Armando, deteniéndose a mirarla.
—Papá, él es mi papi —grita Emma, señalando a Armando, y en ese momento desearía desaparecer.
Trini sonríe orgullosa, y yo, por primera vez, me quedo sin palabras.
Ahora se le va a complicar la vida a Valentina.
Y tan chismoso, si claro ella está viajando ? /Awkward//Awkward/