Math Ruttherfrod es un hombre de gran poder y envergadura en el mundo de los negocios, conocido por su frialdad, carácter fuerte y un temple irrefutable, a sus treinta y cuatro años de edad, se ve obligado a aceptar un matrimonio por contrato, solo para ayudar a su hermano menor a salir de la mafia. Ahora debe lidiar con un matrimonio el cual no deseaba con nada menos que la nieta de la mafia, quien además es conocida como, una mujer perdida y descarada entre la sociedad. Por otro lado, Samanta es una mujer que desde niña fue criada para llevar una responsabilidad a la que no estaba preparada para enfrentar, aparte ahora debe lidiar con un matrimonio sin amor y un esposo que no le importa en lo mas mínimo demostrarle abiertamente su odio hacia ella. ¿Qué podría resultar de una unión en la que ambos estuvieron obligados?
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Capitulo 20. Un día agotador
Desde muy temprano llegaron al club, Samanta acompañada de su personal, tenían un largo día por delante donde necesitarían la ayuda de todos los que pudieran.
- Yo me encargare de la cocina – les dice a los trabajadores, para hacer todo de forma más eficiente y ordenada, decidió dividirlos en grupos – el grupo uno se encargará de ayudarme, grupo dos encárguense de la decoración del lugar, grupo tres ustedes deben encargarse del sonido y de las bebidas y por último el grupo cuatro ustedes se encargarán de hacer el traslado de los comuniones y del personal, también apoyaran en lo que puedan al grupo tres y dos, luego veremos quienes serán los mesoneros – les dice, acatando sus órdenes, todos se pusieron manos a la obra.
- Jefa, ¿yo que debo hacer? – le dice Richard con cara de cachorro abandonado
- No seas tonto, tu estarás en la cocina conmigo – le dice caminando hacia la cocina – vamos, tenemos mucho por hacer – eran las siete de la mañana y contaban con muy pocas horas para poder realizar todo lo que debían hacer, Samanta ya se había acostumbrado a cocinar para miles de personas, pero en esta ocasión, el tiempo no era algo que tenían a su favor.
- Claro Jefa – dice riendo y entrando en la cocina siguiendo a la mujer.
Durante seis horas seguidas estuvo cocinando sin parar, diferentes platillos, preparaciones, ingredientes y cocciones, eran algo que requerían de mucha atención y concentración para poder obtener el resultado deseado al culminar con la receta. A la una de la tarde ya tenían una pila enorme de comida envasada y otras empaquetadas, listas para ser cargadas en los camiones, algo que enseguida el grupo cuatro comenzó a hacer.
- Richard, iré a darme una ducha en alguna en el baño de alguna de las habitaciones – le dice, estaba sudada por todo el tiempo en el calor de la cocina y que además el cuello tortuga no era lo ideal para ese ambiente – los demás que hagan lo mismo luego de que terminen de limpiar, de ese modo ahorraremos más tiempo para poder salir de aquí – le dice a Rcihard, mientras camina fuera de la cocina, dejando el delantal a un lado del mesón de trabajo.
- Si jefa – le dice en tono agotado – ya oyeron chicos, terminemos aquí para poder ir a ducharnos, tenemos aún un largo día, así que apresuremos las manos – le dice mientras va limpiando los plafones.
Salieron del club a las dos de la tarde, corriendo todos apresurados porque ya estaban retrasados, Samanta se subió al coche, seguida por Richard y sus dos guardias, quienes también estaban cansados porque la mujer los había puesto a ayudar también. El chofer se puso en marcha enseguida todos estaban dentro del auto, yendo lo más rápido posible, hasta que llegaron al parque de atracciones. Corriendo salieron del auto y se pusieron manos a la obra.
- Hagamos esto – les dice Samanta, mientras todos observan el batallón de niños, ruidosos y alborotados, emocionados por disfrutar del día que habían planificado para todos ellos.
- Dios, espero salir vivió de aquí – dice Richard, al ver tantos niños juntos un escalofrió corrió por su espalda, Quinientos pequeños, mesclados entre niñas y niños.
- Señora – le dice uno de los guardias a Samanta, se acerca y le dice al oído en voz baja – tenemos una situación – le dice y luego comienza a explicarle.
- Mmmm, entiendo – le dice volteando de forma disimulada – tranquilo, yo me encargo – le dice mientras camina cruzando la calle al otro lado del parque, a unos pocos metros de allí se encontraba un auto negro estacionado, el cual subió sus vidrios en el momento en que vio a Samanta acercarse – James – le dice tocando el vidrio del auto – baja el vidrio, ya sé que estas allí – le dice calmada.
- Señora, que grata coincidencia – le dice el hombre luego de bajar el vidrio – estaba por aquí viendo las nuevas áreas recreativas que…
- No mienta, sé que mi esposo lo envió a seguirme – le dice cortando al hombre – tiene suerte de que lo haya reconocido – le dice – de lo contrario ese hombre le iba a dar una paliza – le dice señalando el lado contrario del carro.
- ¡Que! – dice James sorprendido, luego de darse la vuelta y ver al hombre armado apuntándolo desde el otro extremo. Esos dos guardias aún no habían tenido la oportunidad de ir a la mansión a conocer al personal de Math, ya que Frederick los había enviado ese mismo día para cuidar de ella.
- Baja del auto – le dice al hombre.
- Pa… ¿para qué? – le dice nervioso mientras observa aun al hombre armado
- Necesitamos toda la ayuda posible y dado que lo enviaron a espiar, creo que viniendo con nosotros es la mejor forma de vigilarme – le dice, pero el hombre parecía renuente en hacerlo – le aconsejo que lo haga, de lo contrario ese chico lo sacara de allí de una forma menos pacifica – le dice sonriendo, estaba jugando con el hombre, ya que su personal no era violento a menos de que ella se los ordenara, algo que no le gustaba hacer – asi que, ¿Qué decide? – le dice
- Bi.. Bien, bajare - le dice quitando el seguro de la puerta.
- Excelente – le dice Samanta mientras el hombre sale del auto
- ¿Podría decirle que baje el arma? – le dice viendo al hombre
- Oh, si – le hace una seña con la mano para que se calmara, enseguida el hombre bajo su arma y la guardo – Bien, ahora sígame – le dice mientras camina de regreso al parque.
- ¿Qué debo hacer? – le dice el hombre aun nervioso de lo que la mujer podría hacer con él
- Usted es un mayordomo, así que supongo que puede ser un buen mesonero, ¿no es así? – le dice sonriendo.
- Eso es algo degradante mi señora, ya que como mayordomo tengo un alto y capacitado conocimiento en...
- Si, si, lo que sea James – le dice Samanta – hoy nos ayudaras a servirle a todos estos niños, así que, hoy serás un mesonero – le dice entregándole su delantal – Muy bien chicos, comencemos.
espero que pueda encontrar suplicas y arrepentimiento 😉💜