Frio Deseo

Valen se sobresalto ante el tono autoritario de su hermana, lo que hizo que cuando intento incorporarse sus manos resbalaran y su cara diera de lleno contra el tronco duro de su jefe.

-Reyes tratas de matarme- dijo con voz ronca Alex.

Ella se movió pasando sus labios contra la dureza de él y le dio la sonrisa más tierna e inocente lo que lo volvió jodidamente loco. Fueron dos segundos, pero en esos segundos él supo que estaba perdido.

Por su parte Cami estaba impaciente porque su hermana saliera del auto. Como pudo Valen salió y Alex siguió su ejemplo, él no sabía que podía pasar a continuación con el oficial y la hermana sé su secretaria.

-Gracias oficial Mitchell estoy en deuda con vos, cualquier cosa que necesites me buscas- dijo Cami estrechando la mano del oficial.

Cuando este se marchó Cami se giró hacia ellos que estaban esperando en la vereda como dos colegiales atrapados con las manos en las masas.

-Cami es una confusión- dijo Valen aunque su hermana la fulmino con la mirada.

-Confusión, el oficial vio como te restregabas en su verga Valentina y cuando llegue tu cara estaba en su entrepierna.

-Es que me asuste- afirma Valen.

-Y el mejor escondite fue su verga.

-Oficial Reyes- empezó a decir Alex y ella lo paro con la mano.

-Teniente- hace una pausa- Valentina a casa ahora.

-No soy una niña- refuta ella- no podes tratarme así.

-A casa ahora.

El tono de Cami era jodidamente feroz y Valen no quería contradecirla nunca la vio así. Por lo cual se despidió rápidamente con la mano de Alex y entro. Ahora solos Cami se giró hacia él.

-No se a que está jugando, pero con ella- señalo hacia la casa- NO, jodidamente No- repitió.

-Creo que malinterpreto la situación teniente.

-Y una mierda, mi hermana no es un pasatiempo, no es un polvo rápido, no es tu puta de turno- Alex la quiso interrumpir, pero Cami siguió- Ella es la mejor persona del mundo, no sabes por todo lo que está pasando. No necesita un puto rico que juegue con ella.

-No estoy jugando- dice él casi susurrando.

-Mira- dice acercándose y apuntando su dedo en el pecho de él- hasta que no tengas las cosas claras te quiero a kilómetros de ella. No vas a romperle el corazón y no la vas a usar y tirar.

-Teniente Reyes, no es así.

-La charla se terminó, espero haber sido clara. A kilómetros hasta que sepas que querés de mi hermana, no me hagas usar esto- dice tocando su arma.

Y así sin más se gira y entra en casa de Valen dejándolo solo en la vereda.

-Cami- dice Valen casi al borde de llorar.

Lo siguiente que se siente es una carcajada sonora proveniente de Camila y la cara de incertidumbre de ella es evidente.

-La jodiste Valen y tuve que arreglar el juego- dice Cami.

-¿Qué?

-La idea era seducirlo no tirártelo de una y que piense que eres una puta.

-No entiendo- le dice a su hermana.

-Le deje algo que pensar, mientras pasamos al plan B. Hay que llamar a Anastasia.

Cuando llego el dia siguiente Valen había logrado mantener una máscara de profesionalismo durante la mañana, pero el equilibrio se quebró cuando Catherine, una de las asistentes de eventos, entró a su oficina con una sonrisa traviesa.

-¡Val! Hay una gala el viernes. Está organizada por la fundación benéfica de moda internacional. Todos los Sullivan están invitados. Y adivina quién también fue incluida en la lista.

-¿Yo?- dijo dudando.

-Si y no es un error. Alexander lo aprobó.- dijo sonriendo la mujer.

Cuando Valen le conto a Ana y Cami las mente maquiavelicas empezaron a trazar como desarrollar el plan B.

El viernes llegó más rápido de lo que Valentina esperaba. Se había probado al menos cinco vestidos que Ana le dio y rechazo todos. Finalmente, optó por uno sencillo, elegante y lo suficientemente sobrio para un evento formal, pero que resaltaba lo justo su figura. No quería que pareciera que estaba intentando impresionar al ogro.

La idea era llamar su atencion para que siguiera sus movimientos hasta el momento justo del show que habia organizado Ana.

Cuando llegó a la entrada del hotel donde se celebraba la gala, Alex ya estaba allí.

Con un traje negro impecable, corbata perfectamente alineada y ese porte imposible de ignorar, la estaba esperando junto al auto de la empresa. Y las bragas de Valen se mojaron sin mas, no podia ser tan sexi y elegante a la vez ese hombre.

Dentro del salón, la elegancia era abrumadora. Diseñadores, modelos, empresarios, flashes, discursos. Pero Valen solo podía concentrarse en él.

Alexander la trataba con respeto, pero también con una atención silenciosa que no pasaba desapercibida.

A mitad de la noche Valen vio a su amiga Ana y su hermana en la fiesta, se habian infiltrado para ver que el plan no fallara

Y cuando Alex se alejó un momento para contestar una llamada fue la señal, Uno de los invitados se acercó a Valentina con una copa en la mano.

-¡Hola! No recuerdo haberte visto en otros eventos. ¿Trabajas con Alexander?

Valentina sonrió. Si esa era la señal era el enviado de Ana.

-Soy su asistente.

El hombre asintió.

-Debe ser interesante.

Pero antes de que pudiera responder, Alexander estaba de regreso.

-Ismael -dijo con tono firme, sin dejar de mirar al hombre.

-Alexander. Solo conversaba con tu asistente.

-Ya terminaste.

La tensión fue palpable. Ismael levantó las manos y se alejó con una sonrisa forzada.

Alexander miró a Valentina con una mezcla de frialdad y preocupación.

-Él es un imbécil. No tienes que hablar con gente así.

-No necesito que me defiendas. Puedo manejarlo.- dijo cruzandose de brazos.

-Lo sé. Pero no quiero que tengas que hacerlo.- dijo en tono bajo.

Valentina se quedó inmóvil. Fueron interrumpidos por Nick que como siempre era muy poco oportuno aunque Valen empezaba a creer que lo hacía a propósito.

Alex le pidio que lo acompañe al hotel donde se alojaba para buscar unos papeles y ella accedio.

En el camino de regreso al hotel, ninguno de los dos habló.vEl silencio no era incómodo. Era denso. Lleno de cosas que no se decían.

Cuando llegaron al vestíbulo, Alexander se giró hacia ella.

-Sube conmigo.

Valentina lo miró, con el corazón retumbando en los oídos.

-¡Qué!

-A hablar. A aclarar esto. No quiero seguir fingiendo.

Y fue esa última frase la que la hizo asentir. Subieron juntos en silencio, y cuando entraron en la suite, Alex cerró la puerta tras ellos.

Y Valen lo supo no habia marcha atras el se acerco y sin mediar palabras se apodero de su boca, se devoraban con ansias, con deseo con impaciencia. No hubo palabras solo dos cuerpos ansiosos por saciar todo lo contenido, sus ropas volaron y no habia barrera entre ellos.

La noche se volvió fuego. Valen se entrego con anhelo y pasion, pero tenia miedo lo que fuera a decir Alex no estaba lista para otro rechazo por lo cual tomo su ropa y lo dejo durmiendo.

Valentina llegó a la oficina más temprano de lo habitual. Necesitaba ese espacio de calma antes de que Alex apareciera. Pero para su sorpresa, él ya estaba allí.

Con una taza de café en la mano, mirando por la ventana del piso 21 como si la ciudad pudiera darle respuestas.

Cuando se giró y la vio, no dijo nada.

Tampoco ella. Pero el silencio estaba cargado.

-Café -dijo él finalmente, ofreciéndole una taza que había dejado lista.

Valentina se acercó lentamente, tomó la taza y rozó su mano sin querer.

El contacto fue mínimo. Pero ambos lo sintieron como una descarga.

No hablaron de lo que paso, solo bebieron cafe y luego se marcho a tabajar.

Durante la mañana, Valen intentó enfocarse en su trabajo, pero su mente no la dejaba en paz. Pensaba en él. En lo que estaban haciendo. En lo que eso podía costarle.

-Está mal. Es mi jefe. Esto podría arruinar todo.- se repetia

Pero también pensaba en cómo la había mirado la noche anterior, como la toco, como la hizo gemir de placer. La hizo sentir como si ella fuera la única persona que había importado en el mundo por un segundo. Y eso hacía que todo lo demás se desdibujara.

En su despacho, Alexander también estaba lejos de cualquier sentido de paz.

Tenía control sobre todos los aspectos de su vida. Hasta ahora.

Pero Valentina había cruzado todas sus barreras, una a una. No había sido intencional. No era manipuladora. No era seductora. Era ella. Torpe, directa, irritantemente dulce y honesta. Y eso lo destruía por dentro.

Sabía que podía perderlo todo. Que mezclar lo profesional con lo personal era un error que podía costarle su reputación, su empresa, su equilibrio.

Pero también sabía que estaba más vivo con ella cerca que en toda su vida anterior. Y la noche anterior se lo confirmo.