Alianza Con El Mafioso 2... La Niña De Mis Pesadillas.

Mientras tanto en el cuarto del hospital...

Lucia estaba inquieta en su cama, no encontraba ninguna posición que le sea cómoda, solo en brazos de Danilo se olvidaba por completo del ardor que sentía bajo la venda. Le molestaba horrores tener la pierna elevada, pero sobre todo ver como su hermana no le quitaba los ojos de encima de manera inquisitiva cómo esperando el momento exacto para conversar, aunque desde que Danilo salió del cuarto junto a Dimitrio no había pronunciado ni una sola palabra, solo caminaba sin sentido por la pequeña habitación moviendo su cabeza de forma negativa.

La tensión en el ambiente era evidente, el silencio de Loreta se traducía de mil maneras diferentes, entonces Lucia suspiró resignada, levanto la vista y jugando con su pulsera identificatoria preguntó

—¿Qué sucede? Te noto intranquila, molesta como si algo te preocupara y no debes hacerlo , yo estoy fuera de peligro, mi pierna está bien y pronto volveré a casa—sus palabras en vez de tranquilizar a su hermana parece que hubieran tenido el efecto contrario y la miró desconcertada.

—¿Estás segura de querer regresar? Aún te faltan algunos meses para que culmines la investigación, aquí está tu futuro. No tienes que dejar todo por seguir a ese tonto—dijo al fin.

—Mi investigación está lo suficientemente avanzada para volver. El campamento está casi por completo destrozado e inhabitable, no tiene sentido que me quede en Brasil por más tiempo y no sé de que tonto hablas.

—De Danilo—dijo y se acercó a la cama—. Los ví, hace solo un momento ustedes se estaban besando y no creo que sea lo correcto.  Tú te encuentras vulnerable, seguramente la medicación te hace actuar de manera irracional, pero debes pensar bien las cosas. Él es …

—Es el hombre que amó—la interrumpió decidida a defenderlo—. Aunque no lo aceptes lo amo desde que era pequeña y por más que intenté alejarme de él viniendo a este lugar me fue imposible arrancarlo de mi corazón y ahora que sé que siente lo mismo por mí  no pienso perder ni un minuto más lejos de su lado—confesó y sus ojos se cristalizaron de la emoción—. Si no piensas apoyar nuestra relación lo entiendo, sin embargo te suplico que no interfieras, déjame crecer, equivocarme y amar a mi manera. No soy tu propiedad para que decidas por mí, no soy un objeto de cristal que debes seguir protegiendo, solo soy tu hermana, una mujer adulta que toma sus propias decisiones—dijo mientras con desesperación se rascaba la piel como cuando era niña y los nervios la consumían.

Loreta se acercó a la cama tomó la mano y la detuvo, no debía permitir que se hiciera daño solo por su culpa.

—¡Basta, no te lastimes, no te hagas daño por mi culpa!

—No es por tu culpa, es por mí. Porque ya no aguanto tanta soledad, no soporto tener que fingir mis sentimientos solo por complacerte, fingir que no lo amo cuando mi alma llora con desesperación por estar entre sus brazos. Necesito que lo entiendas de una vez por todas, todo mi ser vibra por estar a su lado.

—¿Cuándo creciste tanto?¿Cuándo te volviste tan sensata y dejaste de necesitarme?—preguntó visiblemente conmovida.

— Aunque no lo quieras aceptar, Danilo es el responsable.

—¿Cómo?

— No quiero que pienses que  te guardo rencor o que no comprendo que ese era tu deber pero mientras tú cuidabas de tus hijos, lentamente me dejaste de lado para ocuparte de tu familia, y está perfecto, eso es lo que corresponde. Sin embargo ya  no había lugar en tu agenda para acompañarme a la psicóloga, llevarme al doctor, o buscar un colegio acorde a mi condición y fue entonces que  Danilo me vio a la deriva y él se ocupó de mí—sus ojos ya no podían contener tantas lágrimas acumuladas, entonces parpadeo y una pequeña gota recorrió su mejilla—. Ese tonto como tú lo llamas con su forma tan peculiar de protegerme me enseño que soy fuerte, que no dependo de nada ni de nadie para ser feliz, solo de mi misma, que el mundo no es mi enemigo, que los enemigos están en mi cabeza y yo sola domino ese mundo. Soy una persona segura, responsable y que se animó a salir de ese cuarto de cristal donde tú me pusiste solo porque él me abrió la puerta y me mostró que hay mucho más que estar frente a una computadora. Solo por él soy la veterinaria Lucia Rosietti, él me impulsó a que estudiara lo que realmente amaba y no siguiera tus pasos, no necesito pertenecer a la mafia, puedo ser una joven con sueños propios por cumplir y con anhelos de formar una familia.

Loreta estaba en shock, jamás pensó que su hermana se hubiera sentido desplazada de su vida hasta ese momento, entonces recordó cómo cada vez que Dimitrio y Danilo salían a alguna misión, ella se angustiaba y se encerraba por días en su cuarto sin siquiera salir para comer y solo se alegraba cuando ambos volvían, pero al único que corría a abrazar con desesperación era al joven de ojos claros.

—Lo siento, nunca imaginé que te sentías de esa forma, los niños me agotaban y no tengo excusas para haberte ignorado de esa manera, tú eras pequeña y me necesitabas tanto.

—Eso ya no importa.

—Claro que importa, porque fui egoísta y lo sigo siendo. Siempre pienso en mí y eso está mal. No quiero que tengas una relación con Danilo porque me aterra perderlo porque él es mi confidente, el hermano que siempre quise y fui tan tonta que lo alejé de mi lado, le di la espalda y todo por mis celos estúpidos y por comportarme como una niña.  Cuando él me confesó que te amaba me enfurecí, no quería que me quitaras a mi mejor amigo—confesó.

—Yo jamás te alejaría de su lado, no pienso interferir en su relación, lo de ustedes es muy diferente a lo que nosotros tenemos o lo que podemos llegar a tener—dijo abrazando a su hermana.

—Ahora lo sé y me siento avergonzada. Perdón cariño.

—Te perdono, pero debes hablar con él y decirle como te sientes, perdieron casi dos años de amistad por un mal entendido sin sentido y ahora que seremos novios, no quiero que su disgusto interfiera en nuestra relación. Lo amo y no quiero perderlo solo porque no pueden sentarse a conversar como dos personas adultas.

—Tienes razón. Lo haré y le diré que estoy de acuerdo, que aceptó su relación porque ahora comprendo que él te hace mejor persona.

—Gracias, solo eso quería escuchar.

Lucia lloraba de felicidad, todos sus temores se esfumaron de manera inmediata, al conversar de manera sincera con su hermana. Ahora estaba convencida que ya no había nada ni nadie que lo separara de su gran amor.