El Esposo Vegetativo y la Esposa Virgen

Bryan tragó saliva mientras luchaba fuertemente para no besar a Natalia en la boca.

Bryan siempre fue un hombre de gran autocontrol, conocido por su capacidad de controlar sus emociones y decisiones. Siempre caminaba con la confianza de un líder, pero todo cambió con la llegada de Natalia. Sus labios atractivos y su sonrisa encantadora dejaron a Bryan desorientado, como si el suelo hubiera desaparecido bajo sus pies. Cada encuentro con ella lo dejaba más vulnerable y, día tras día, su resistencia disminuía.

La atmósfera estaba cargada de tensión, cada mirada intercambiada parecía electrificar el aire entre ellos. Bryan sentía su corazón acelerarse a medida que los segundos pasaban, luchando contra la ansiedad que crecía dentro de él. Sabía que ese momento podría culminar en un beso, un deseo ardiente que quemaba en su cuerpo.

Un impulso incontrolable se apoderó de él, Bryan finalmente se inclinó para besar los labios seductores de Natalia.

Natalia, dándose cuenta de la intensidad del momento, rápidamente lo empujó, evitando que sus bocas se tocaran haciendo que Bryan dudara en su avance. El gesto la dejó confundida y asustada, pero también reveló la profundidad de sus propios sentimientos reprimidos. La frustración y la tristeza de Bryan se mezclaron con su sorpresa, generando un torbellino emocional inesperado.

-- Estoy aquí solo para ayudarte a elegir la ropa. Y eso es lo que voy a hacer.

Natalia le recuerda mirando sus camisas, que estaban cuidadosamente organizadas en el armario.

Mientras ella observaba la ropa, Bryan la miraba sin pestañear.

-- Quiero que salgas de mi habitación.

Dijo él, pero ella no hizo caso a la arrogante petición de su marido.

Natalia sentía una mezcla de curiosidad y valentía desafiante. Bryan la miraba con el ceño fruncido, su arrogancia era evidente en sus gestos. Natalia, absorta en sus propios pensamientos, ignoró su orden con una sonrisa provocadora.

— No voy a salir. Mira, esta camisa blanca es muy bonita. ¿Qué tal si usas esta? — dijo ella, sosteniendo la prenda con aire de conquista. La camisa, con sus delicados detalles y su suave tejido, parecía simbolizar una nueva etapa para ambos. Natalia sabía que, al sugerir eso, estaba desafiando la autoridad de Bryan, pero también revelando un lado de él que él intentaba ocultar.

-- No quiero usar blanco.

-- Está bien. Natalia asintió y buscó de nuevo otra camisa. -- Esta es hermosa. Me encanta el color negro.

Natalia sacó del armario una bonita camisa negra.

-- ¡Tampoco quiero esta!

-- Mira, señor Navarro... Vas a usar esta camisa, si tienes un poco de consideración, quiero que uses esta camisa combinada con esos jeans azules.

Natalia arrojó la camisa sobre su pecho, obligándolo a agarrar la prenda. Bryan quería irritar a Natalia, y lo logró, pero no pensó que ella le arrojaría la ropa.

Bryan se quedó paralizado por la audacia de Natalia. Aunque nunca lo admitiría, eso la hacía aún más atractiva para él.

Tomó una toalla y en silencio se dirigió al baño.

En el baño, Bryan se apoyó contra la pared fría y respiró hondo. El agua de la ducha comenzó a correr, llenando el ambiente con su sonido reconfortante. El calor del agua lavando su cuerpo aliviaba lentamente la tensión acumulada. Era como si cada gota que caía sobre él fuera una forma de purificar sus emociones turbulentas.

El baño de Bryan no duró mucho. Salió del baño y encontró a Natalia sentada en el sillón esperándolo.

Al mirarlo, Natalia tragó saliva al ver el musculoso pecho de su marido. Rápidamente, una sonrisa pícara se dibujó en los labios de Bryan, haciendo que Natalia girara la cara hacia otro lado.

-- ¿Qué haces todavía aquí? ¿Quieres verme vestirme?

-- Estoy esperando que te vistas. Quiero asegurarme de que te pongas lo que elegí.

Natalia miraba hacia la puerta de la habitación mientras sus pies golpeaban el suelo incómodamente.

Todavía vestido solo con la toalla alrededor de la cintura, Bryan caminó hacia Natalia con pasos firmes y seguros. Su cuerpo musculoso reflejaba el brillo de los rayos del sol que entraban por la ventana de vidrio de la habitación, dejándola sin aliento por un momento mientras lo escuchaba acercarse.

-- Creo que quieres verme desnudo, ¿verdad? —río mientras observaba cómo cambiaban las facciones de su rostro.

-- Basta, pervertido. No tengo ningún deseo de verte desnudo. ¿Y sabes qué? Usa la ropa que quieras... no me importa...

Natalia se levanta del sillón para salir de la habitación, pero Bryan la toma de la mano rápidamente.

-- Espera, Natalia. Necesito preguntarte algo.

La voz de Bryan era baja y melancólica.

-- Pregunta. —Respondió ella con la mirada fija en la suya.

-- Sobre ayer... Quiero disculparme por la forma en que te traté.

Natalia estaba sorprendida por las palabras de Bryan.

Natalia sintió que su corazón se derretía con las disculpas de Bryan. Era la primera vez que él mostraba vulnerabilidad de esa manera y eso la conmovió profundamente, pero Bryan había lastimado mucho a Natalia, y eso la hacía temer acercarse a él.

-- Bryan, me juzgaste sin siquiera conocerme. Pero no te guardo rencor. Y sí, te perdono por las palabras arrogantes que me dijiste, pero de una cosa estoy segura... Somos muy diferentes. Creo que tienes razón en una cosa... Deberíamos divorciarnos.

Argumentó bastante emocionada.

Bryan soltó su mano al escuchar las palabras de Natalia.

Bryan se sintió paralizado al escuchar las decididas palabras de Natalia sobre el divorcio. Su mundo parecía derrumbarse ante sus ojos al darse cuenta de la gravedad de la situación. Había sido arrogante e insensible durante todo el matrimonio, ahora estaba cosechando los frutos amargos de su propio comportamiento. ¿Era demasiado tarde para remediar sus acciones y recuperarla?

-- ¿Estás segura de eso? —Pregunta Bryan con voz temblorosa.

Natalia miró a Bryan con tristeza en sus ojos, pero su expresión era firme. Sabía que tenía que tomar esa decisión por sí misma, aunque le doliera en el corazón.

-- Sí, estoy segura.

Al escuchar su respuesta, Bryan se entristeció aún más... Bryan no estaba seguro de si se había enamorado de ella, pero de una cosa estaba seguro... Natalia era una mujer especial en su corazón.

-- Si eso es lo que quieres... que así sea. Pero ahora no. Mi madre está enferma y temo que algo le suceda. Dentro de unos meses nos divorciaremos.

Dijo Bryan y se dirigió al armario.

Natalia se quedó paralizada. Sus sentimientos eran confusos. Una extraña sensación recorrió su cuerpo y Natalia se sintió angustiada.

Ella se fue al otro cuarto y Bryan golpeaba la pared, completamente irritado porque ella quisiera separarse de él.

Bryan respiró hondo, tratando de calmar la ira que lo consumía. Sabía que estaba mal reaccionar de esa manera, pero la perspectiva de perder a Natalia era insoportable para él. Sus pensamientos eran profundos...

-- ¿Qué me está pasando? Nunca me había sentido así por ninguna mujer.

Se preguntó Bryan a sí mismo mientras pensaba en Natalia.