Tal Vez Lo Nuestro Era Conocernos, Pero No Estar Juntos

Fui reproduciendo uno a uno cada audio, con el corazón encogido y una creciente confusión.

— Mira, tengo un par de cositas que comentarte, que hablar contigo... no me gusta la situación que está pasando. Mira, primero, es el tema contigo. El es tema que te noto muy alejada, muy apartada. Y realmente, si tú vas a seguir con esa vaina de que yo no soy nadie, vamos a hacer lo siguiente con respecto a esa situación: vamos a dejarlo así. Si tú no me buscas, yo no te busco, y ya. Sencillo. Así lo vamos a hacer, porque al darme cuenta, como tú misma me has dicho, que si tú no me buscas, yo no te busco... entonces vamos a hacerlo realidad, y ya.

Primer audio y yo estaba tipo: no entiendo a dónde va esto, ¿qué hice?, ¿qué le molestó? No entendía absolutamente nada. Un nudo se formó en mi estómago, presagiando algo peor.

— Segundo: el hecho. Yo no te prohíbo nada. Yo no te digo qué hacer, ni te limito. Te dejo en total libertad. Nunca te he dicho: "no hables con este", "no hables con aquel", para acá y para allá... ¿cierto? Pero con respecto a las peleas, o algunas discusiones, que tuvimos anteriormente especialmente lo de Mike — el era un compañero de la uni que la verdad ninguno trataba mucho pero aparentemente a él le molestaba que hablara con el — yo no te prohíbo nada. Lo único que te pido es que me des mi lugar, mi espacio. Si tú como persona ves que yo no tengo ningún tipo de espacio, si ves que soy un apartado en tu vida, házmelo saber. Pero no me lo hagas saber de la manera más cruda que a nadie le gusta, que es dándome cuenta por mí mismo.

— Entonces, si vamos a seguir con esta situación, hazme el favor y coméntame todo lo que está sucediendo, todo lo que está pasando. Porque de verdad, yo te veo a ti y creo que todavía no sabes asumir el papel que se debe como novia. Porque lo único que estoy viendo en este rol de novio o supuesto novio, es que en los momentos donde deberías darme mi lugar, es cuando menos lo haces; y en los momentos donde debería haber comunicación, es cuando menos existe. Entonces dime. Intento ser diferente contigo, intento hacer cosas distintas, pero veo que para ti todo da igual, que nada resulta. Así que háblame claro y dime realmente qué está sucediendo o qué te está sucediendo, porque tú a mí no me comentas absolutamente nada. Nada.

— Entonces Jen, si vamos a seguir con este jueguito, con esa estupidez de: "si tú no me buscas, yo no te busco", si vamos a estar con esa paja... entonces házmelo saber. Y dime que ya.

Cuatro audios que caían como golpes secos sobre mi tranquilidad. Y yo no sabía cómo reaccionar, no sabía por qué había sucedido todo esto ni por qué salieron todos estos puntos. Claramente sé que hay veces que tengo actitudes algo raras, por así decirlo, pero no lo hago a mal, y mucho menos para hacerlo sentir mal a él. Sentía una punzada de culpa, pero no entendía el origen de su furia.

Simplemente respondí:

Jen — A ver, yo también he notado el alejamiento, obviamente de parte de los dos, cabe aclarar. Pero a ver, Josh, esto te lo dije uff muchísimo antes de empezar a ser algo, y es que a mí me da miedo o como lo quieras llamar acercarme a ti y que tú me rechaces; acercarme a ti y sentir que no me quieres ahí, o que vas a decir o hacer algo que me duela. Ya te lo había dicho, y te lo vuelvo a decir por si no lo recuerdas. No pasa nada, pero es la verdad: no me gusta el rechazo.

Y fue una sensación que sentí hoy dos veces, como si no me quisieras ahí. Te lo dije ayer: si tú estás estresado y necesitas espacio, yo te lo voy a dar, porque lo que menos quiero es ser intensa y sofocarte.

Josh — Okay, okay, lo entiendo. Escúchame, y vuelvo y te lo repito: ¿cómo esperas que yo te rechace?, ¿cómo esperas que yo te diga algo malo?, ¿cómo esperas que yo salga con algo si nunca me comentas nada? Tengo que enterarme por otras personas para saber qué te pasa a ti.

¿Cómo esperas que yo no reaccione mal si tú no me comentas nada? ¿Tengo que hacer el papel de adivino? O sea, ¿yo sí te tengo que comentar todo? Porque a mí también me da miedo el rechazo. A mí también me da miedo sentirme así, pero yo sí tengo el valor de contarte todo. ¿Por qué tú no puedes hacerlo?

Yo sí puedo dar por ti ese mínimo paso. Tenemos tantas diferencias, porque como tú misma me dijiste, te da miedo... pero a mí también. Y aun así, estoy dispuesto a decírtelo. ¿Por qué no me dices si te rechacé hoy? Dímelo. Yo no soy adivino.

Mira, por favor, no me vengas con eso. Esa no es excusa. Ya me lo habías dicho antes, y aun así, siempre te repito: coméntame, cuéntame. Yo nunca te voy a salir con una patada ni con algo feo, y menos siendo tú... a menos que me salgas con una estupidez, con una tontería.

Si supuestamente tenemos una relación, se supone que la base de esa relación es una sola: la comunicación. Entonces, ¿cómo esperas que yo sepa lo que te pasa si todo se lo cuentas a Sara? Tengo que enterarme por boca de ella de lo que te sucede.

¿Y por qué? Porque Sara viene, por voluntad propia, a contármelo. Porque a la niña le da miedo contarle a su novio lo que le pasa. Entonces, ¿cómo esperas que yo confíe en ti, sabiendo que tú no tienes ni siquiera esa mínima capacidad de contarme las cosas, aunque sea algo tan pequeño como que te duele un pelo?

“Wow” fue mi único comentario a todo esto, sintiendo cómo sus palabras me perforaban. Su voz sonaba alterada, como si llevara tiempo guardando eso. Su frustración era palpable, casi tangible.

Josh — Yo no soy adivino y tampoco te voy a comer si tú llegas y me dices: “Josh, está pasando esto y esto, y no me está gustando tu actitud.”

Yo, como una persona madura, me voy a poner la mano en el corazón, voy a entender y voy a intentar cambiar eso. Pero no, tú no me comentas; tú te quedas callada y te guardas todo.

Jen — Yo sé que tú no eres agresivo ni mucho menos, pero voy a volver otra vez con mi "excusa" de que me da miedo. ¿Cómo esperas que no me dé, si cada vez que te molestas de más, me insultas y me ofendes?

Yo sé que son cosas que tal vez no sientes y no mides por la calentura del momento, y eso lo entiendo, en serio.

Pero igual me da miedo que yo llegue y te diga: “Josh, está pasando esto,” y me trates mal. Más sabiendo que cada vez que vamos a hablar, terminamos peleando.

Hoy le dije a Mary que no te iba a decir nada. Sí, me dolió que no me determinaras en todo el día, pero no te iba a decir nada, porque lo que menos quería era discutir contigo. Porque en esas nos la pasamos...

Y sí, tienes razón en muchas cosas. Pero, ¿qué quieres que haga?

Tengo miedo de todo, absolutamente de todo. En estos momentos tengo mucho miedo porque sé que estás cansado, agotado de mi actitud de mierda, y sé que probablemente digas “hasta aquí.”

Y no te quiero perder.

Yo sé que debo decirte las cosas a ti, pero es que no me gusta estar en esto.

Después de eso, no respondió más. Le dejé dos mensajes más. Le pregunté si nos íbamos a dormir molestos, pero simplemente no respondió.

Quedé como un poco en el aire porque no sabía qué estaba pasando ni a qué iba a llegar todo esto. La incertidumbre me oprimía el pecho.

Y la verdad es que lo que menos quería era perder a ese ser.

Pero simplemente, esa noche me tocó dormir con la angustia de qué pasaría después. El insomnio se volvió mi compañero, mientras mi mente daba vueltas a cada palabra, a cada silencio.