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La Manzana Del Pecado.

La Manzana Del Pecado.

Status: Terminada
Genre:Batalla por el trono / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación / Mundo mágico / El Ascenso de la Reina / Completas
Popularitas:27.3k
Nilai: 4.9
nombre de autor: abbylu

Mi nombre era Rosana, pero morí en un motel de mala muerte con olor a humedad y fracaso. Lo último que recuerdo antes de desmayarme fue un tipo que pensaba que pagarme le daba derecho a todo. Spoiler: casi lo logra.

Desperté en una cabaña en medio del bosque, con siete hombres mirándome como si hubiera caído del cielo... o del catálogo de fantasías medievales. Y yo, sin entender nada, tuve la brillante idea de decirles que me llamaba Blancanieves. Porque, total, ¿qué más daba? Ya había vendido hasta mi orgullo… ¿por qué no mi identidad?

NovelToon tiene autorización de abbylu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 23

La lluvia había comenzado a caer en el momento en que Rosana —la verdadera Blancanieves— cruzó el umbral del castillo de Ravena. Sus botas resonaban en los pasillos de piedra húmeda, el eco se perdía en la penumbra. Afuera, el estruendo de la batalla continuaba; sus hombres se enfrentaban a la última línea de soldados oscuros que protegían la entrada del palacio. Cada grito, cada choque de acero, era un recordatorio de que el tiempo corría.

Nikolai caminaba a su lado, en silencio. El mago mantenía los ojos fijos hacia adelante, sus dedos jugueteaban con la empuñadura de su bastón como si repasara mentalmente cada hechizo. Sus pasos eran firmes, pero Rosana podía sentir la tensión en él.

—¿Lista? —preguntó él sin mirarla.

—Nunca se está lista para algo así —respondió ella, su voz cargada de una mezcla de miedo y determinación—. Pero sí… voy a terminarlo hoy.

Avanzaron hasta un enorme portón de madera negra, adornado con relieves de serpientes y rosas marchitas. Con un empujón conjunto, las hojas se abrieron revelando el salón del trono.

Allí estaba Ravena.

Sentada con elegancia antinatural en su trono de ónix, la reina bruja lucía un vestido de seda negra que se movía como humo con cada respiración. Sus ojos, tan oscuros como la noche sin luna, se clavaron en Rosana con una sonrisa fría. A sus pies, el horror: varios cuerpos de doncellas yacían marchitos, la piel grisácea y el cabello sin brillo, como flores arrancadas y olvidadas.

—Por fin… la gran bruja blanca está aquí —dijo Ravena, con voz cargada de veneno—. Y… —sus ojos se posaron en Nikolai con desdén— su lacayo.

El mago apretó la mandíbula y se adelantó un paso, interponiéndose sutilmente entre la reina y Rosana.

—No soy su lacayo —dijo en tono gélido—. Soy su aliado… y tu peor enemigo esta noche.

Ravena soltó una carcajada baja.

—Oh, qué adorable. Vamos a comprobarlo.

En un parpadeo, la bruja se levantó del trono y el aire se tornó denso, cargado de magia. Nikolai alzó su bastón y un círculo de runas brillantes se formó bajo sus pies. Un rayo de luz pura salió disparado hacia Ravena, que lo bloqueó con un muro de sombra. El impacto sacudió las paredes y rompió algunos de los vitrales, dejando entrar la luz grisácea de la tormenta.

Rosana desenvainó su espada y se lanzó al combate, pero la magia de ambas contendientes llenaba el salón como una tormenta invisible. Nikolai y Ravena se atacaban con ráfagas de energía, fuego azul y descargas negras que crepitaban como relámpagos.

Ravena, con un destello de malicia en sus ojos, levantó ambas manos y conjuró un rayo oscuro que atravesó las defensas del mago. El impacto en su pecho lo lanzó varios metros atrás, estampándolo contra una columna. El bastón rodó por el suelo y Nikolai cayó de rodillas, con un hilo de sangre escapando por la comisura de sus labios.

—¡Nikolai! —gritó Rosana, corriendo hacia él.

El mago intentó decir algo, pero su respiración era irregular y su cuerpo temblaba. Ravena, jadeante pero con una sonrisa de triunfo, aprovechó su distracción.

En un par de pasos, se plantó frente a Rosana y la tomó del cuello con una fuerza sorprendente.

—Niña tonta… ¿en serio creíste que podrías acabar conmigo? —susurró, sus uñas como garras hundiéndose en la piel de la joven.

Las lágrimas ardían en los ojos de Rosana, no solo por el dolor físico, sino por la furia que hervía en su pecho. Una luz comenzó a emanar de sus manos, cálida al principio, luego cegadora. Instintivamente, llevó ambas manos a los brazos de la reina para apartarla. Ravena soltó un grito ahogado: la luz le quemaba.

Rosana no se detuvo. Una de sus manos se alzó hasta el rostro de la bruja, y el fulgor aumentó, obligándola a retroceder y soltarla.

Recuperando el aliento, la joven dijo con voz grave:

—Tú no peleas con la niña que maltrataste por años… peleas con una mujer que no está dispuesta a morir otra vez.

Sin más, lanzó un rayo de magia blanca. Ravena respondió con un relámpago de oscuridad.

Las dos corrientes de energía chocaron en el centro del salón con un estruendo ensordecedor. Chispas y rayos se dispersaban por las paredes, destrozando pilares, quemando alfombras y derribando trozos del techo.

Uno de esos rayos errantes impactó contra el espejo mágico de la reina, que estalló en mil fragmentos. De la nube de polvo y vidrio emergió Cedric, liberado de su prisión.

Confuso y tambaleante, el príncipe vio el duelo entre las dos mujeres. Sin pensarlo, tomó un trozo afilado de cristal y corrió hacia Ravena.

—¡Cedric, no! —gritó Rosana, pero ya era tarde.

La bruja giró apenas la cabeza, deteniendo su ataque mágico y atrapando al príncipe por el cuello con una sola mano.

—Eres un traidor —escupió.

—¡Suéltalo! —rugió Rosana, intensificando el flujo de magia en su rayo.

Ravena, con una sonrisa perversa, apretó más fuerte. Sabía que ese hombre era una debilidad para su oponente.

Rosana sintió cómo su poder flaqueaba, cómo el miedo amenazaba con doblegarla. Pero Cedric, en un último acto de desafío, hundió el vidrio en las costillas de la reina. Ravena gritó, soltándolo, pero lo lanzó lejos con un empujón mágico. El cuerpo del príncipe golpeó una pared y quedó inconsciente en el suelo.

Ravena sangraba, su respiración agitada, su vestido manchado. Aun así, elevó las manos y reunió toda su magia oscura para un último ataque.

Rosana también estaba exhausta, pero en ese momento… algo cambió.

En su mente resonó una voz, suave y urgente:

"Rosana… falta poco. No puedes morir. No puedes dejarnos sin haber tenido nuestro final feliz."

Su marca lunar brilló intensamente en su frente, iluminando la sala con un fulgor plateado. Era de noche, y la luna, oculta tras las nubes, parecía volcar su poder en ella.

Con un grito de pura determinación, Rosana liberó un segundo rayo de magia blanca, más poderoso que cualquier otro. Atravesó el corazón de Ravena antes de que esta pudiera reaccionar.

La reina bruja gimió, escupiendo sangre. Su piel comenzó a arrugarse, su cabello a volverse blanco, sus ojos a marchitarse como flores muertas.

Rosana avanzó lentamente hacia ella, sacando de entre sus ropas la daga que Gael le había entregado. Se arrodilló junto a la caída soberana.

—Esto no debió pasar así… —susurró Ravena, su voz apenas un hilo.

—Esto era lo que tenía que suceder desde el principio —respondió Rosana sin temblar.

Y hundió la daga en su pecho.

Un estallido de luz pura llenó el salón, atravesando ventanas y grietas. Afuera, el cielo se abrió, dejando pasar la luz de la luna.

En el campo de batalla, los soldados del ejército oscuro cayeron de rodillas, gimiendo, mientras sus cuerpos recuperaban la forma humana. El trance se rompía.

Gael, Elías, Luciel, Tobías, Zev, Rurik… todos corrieron hacia el castillo, sus corazones latiendo con fuerza.

Cuando llegaron al salón del trono, encontraron a Rosana arrodillada junto a Nikolai, sus ojos llenos de lágrimas, su respiración entrecortada. El mago apenas respiraba, pero seguía vivo.

Elías fue el primero en llegar a su lado.

—Rosana… —susurró, tocando su hombro—, ya terminó.

Ella intentó sonreír, pero el cansancio la venció. Su cuerpo se desplomó en brazos de Elías.

En el silencio que siguió, solo se escuchaba el golpeteo de la lluvia contra las ventanas y el eco lejano de un mundo que, al fin, despertaba de una larga pesadilla.

1
Thibizay Garcia
Me gustó mucho leerte/Proud//Proud//Proud/
Thibizay Garcia
Excelente
Maria Kupke Probst
Muy buena la historia como las otras que he leído tuyas. Me encantó. Voy por más. Felicitaciones
Maria Kupke Probst
Muy buena la historia, me encantó. Felicitaciones
Anny De hoyos
si. que se quedé con los siete hombres
Maria Kupke Probst
Yo me preguntaba si ella quedaba embarazada de cual sería? Pero al ser Tobias quien tiene los mismos síntomas ya sabemos quien es el padre. Jaja
Marlucha💋
Estos viejos se van a infartar!
/Facepalm/
Marlucha💋
Ese espejo chismoso!, bruja
Marlucha💋
Upa!, aquí no son 7 enanos? sino 7 parasotes!
/Facepalm//Facepalm//Facepalm//Drool/
Marlucha💋
Esto es como la versión de la Película Blancanieves
Angel
cuánta paciencia
Bettzi Iseth Nieto Peralta
muy buena y super entretenida 😍😍
MariaVG😘
muy buena de principio a fin. recomendadisima. Felicidades 👍🥰🥰
Vale Barrera
Me encantó!!! Muchas felicidades autora por haber terminado otra bebé... aquí estaremos esperando una nueva historia ☺️
Belenchiipaz
uff el hermano, que será de el
Bettzi Iseth Nieto Peralta
me encanta!!! 😍😍 estoy que 🤤
MariaVG😘
Tobias fue el primero y la pegó de una. 😂😂
Bettzi Iseth Nieto Peralta
yo tambien te aconsejamos lo mismo 🤣🤣
Bettzi Iseth Nieto Peralta
en tus dos vidas te persigue la desgracia
Isley García
/Good/
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