EL SEXY GENIO Y EL MAFIOSO DE JUGUETE

Dimitri pasó sus dedos por el rostro de la pequeña y ella arrugó la naricita. Esa tierna acción le trajo a Dimitri recuerdos de su amada. Luna acostumbraba a hacer esa expresión. Dimitri se llenó de nostalgia y se giró con la niña hacia la niñera.

Estrella lo vio acercarse a la mujer y se aferró a la camisa del mafioso.

Dimitri se inclinó hacia la niñera y sintió como la pequeña se negaba a dejarlo ir.

La niñera, con un poco de fuerza, la tomó en sus brazos, pero la pequeña no tardó en soltar en llanto.

Dimitri al oírla llorar sintió un vacío en su corazón, por lo que no tardó en volver a cargarla.

La pequeña instantáneamente le sonrió a Dimitri.

—Pequeña manipuladora —le susurró Dimitri, mientras le limpiaba las falsas lágrimas a la pequeña.

La niñera se sorprendió por la audacia de la pequeña, Pero más se sorprendió por ver el interés del mafioso en la niña.

—A ver, a ver, pequeña maléfica. Vamos con la abuela Genoveva. Quiero saber de dónde saliste.

Dimitri caminó con la niña hacia el comedor y todos se sorprendieron al verlo llegar con ella en brazos. La primera en hablar fue Genoveva.

—Oh, por Dios. Dimitri Santibáñez. ¿Qué le hiciste a mi pequeña? —le preguntó Genoveva molesta al ver a la niña despeinada.

Todos en la mesa comenzaron a reír y Estrella se contagió y volvió a reír.

Dimitri trató de peinar a la pequeña con sus dedos, para aplacar un poco su cabello, pero al oírla reír. Sintió su corazón latir desenfrenadamente y quiso inmortalizar el momento, entonces sacó su teléfono y le tomó una foto.

Todos los miraban fijamente. Era muy extraño ver al malvado mafioso con un pequeño en brazos y más mostrándose tan cómodo y alegre.

Máximo Jr. frunció el ceño y limpió la comisura de sus labios con una servilleta antes de preguntarle.

—¿Y esa pequeña?

Todos estaban a la expectativa de la respuesta. Solo Cristiano y Genoveva conocían la verdad.

Dimitri se sintió orgulloso de presentar a su pequeño bodoque a su sobrino. Él sentía como si había encontrado un valioso tesoro y que nadie podía quitárselo. Sin embargo, no quería demostrarlo.

—Ja, ja, ja. ¿Esto? —le preguntó Dimitri, levantando a la pequeña con su mano derecha —Es mi nueva secuas.

Todos comenzaron a reír. Menos Genoveva que se levantó molesta y caminó hacia Dimitri para quitarle la pequeña.

—Dimitri, no seas tan malvado. Algún día Dios te castigará.

Dimitri caminó lejos de Genoveva, negándose a entregar a la pequeña.

—¿Malvado? Abuela no te dejes engañar por esta carita inocente. Ella es una pequeña mafélica. Le hice todas las maldades con las que hago llorar a los mocosos de esta casa y no logré que derramará ni una lágrima. Además, solo lloró cuando quise dejarla con la niñera.

Genoveva sonrió satisfecha, era evidente que Estrella se había robado el corazón de su padre. Así que decidió dejarla un poco más en sus brazos.

—¿De verdad? —le preguntó Máximo Jr. sorprendido.

Y Dimitri se sintió orgulloso de afirmarlo.

—Sí, este pequeño bodoque está lleno de maldad.

Genoveva volvió a reprender a Dimitri.

—¡¡Dimitri!! No digas eso. Eres muy malo.

Dimitri volvió a reír y Estrella soltó una pequeña risa. Todos se rieron con ellos.

Dimitri se sentó con la pequeña en sus piernas y se dispuso a comer y a darle comida a Estrella de su propio plato, pero no podía evitar jugar con ella. Entonces, le acercaba el cubierto y cuando ella inclinaba la cabeza, Dimitri lo alejaba y se lo movía alrededor de sus mejillas. La pequeña Estrella giraba su cabeza tratando de llegar a él.

Todos estaban a la expectativa. La pequeña Estrella reía a carcajadas, mientras le seguía el juego a Dimitri. Pero unos segundos después, la pequeña metió su mano en el plato y la lleno de comida para después llevarla a la boca de Dimitri y restregarle en sus labios.

La pequeña fue tan ágil, que el mafioso ni siquiera lo vio venir, cuando reaccionó ya tenía la cara sucia.

Todos comenzaron a reír. Definitivamente, esta pequeña traviesa era la horma del zapato de este malvado mafioso.

Dimitri tomó una servilleta para limpiarse, mientras reía.

—¿Lo vieron? Esta pequeña es la hija de Mafélica con Voldemort.

Cristiano soltó una carcajada.

—Ja, ja, ja. No sabes cuánta verdad hay en tus palabras. Ja, ja, ja

Todos terminaron de comer y Genoveva camino hacia Dimitri con la intención de tomar a la pequeña para limpiarla.

—Ven mi pequeña. Vamos a cambiarte, tu madre debe estar por venir a buscarte.

Pero la pequeña negó con la cabeza y se aferró al cuello de su nuevo amigo. Jamás se había sentido tan segura como en los brazos del mafioso y se negaba a dejarlo ir.

Pero ella no era la única que se sentía así. Dimitri sintió un vacío en su corazón al escuchar esas palabras.

—¿A buscarla? Pensé que se quedaría contigo.

Genoveva negó con la cabeza.

—No, solo la cuidé hoy. Además, no creo que vuelvas a verla por este mes. Su madre tiene mucho trabajo y prefiere llevársela con ella.

Dimitri necesitaba resolver este tema. Era la primera vez que se sentía a gusto con una pequeña, se sentía completo y no quería perderla.

—¿Llevársela a su trabajo? Pero, Pero. Dile que tú la cuidas y yo te ayudo.

Genoveva soltó una pequeña risa.

—No amor, no creo que ella acepte. Ahora dame a la niña que tengo que cambiarla.

Dimitri negó con la cabeza y se aferró a su pequeña antes de correr hacia el jardín.

—No, no y no. Nosotros estamos jugando. Dile que venga mañana.

Genoveva se sonrió y sacó su teléfono y le tomó una foto juntos y se la pasó a Luna.

La joven mujer se levantó al oír el sonido de su teléfono y una sonrisa se dibujó en su rostro. La apariencia despeinada de su pequeña le evidenciaba que había sido víctima de su padre.