Dinorah mira las facturas médicas de su madre, a su alrededor, su hermana adolescente Dalila, parlotea haciendo peticiones totalmente ridículas en vista de la precaria economía; no sólo es la convalecencia de su progenitora, si no que tampoco tiene empleo y los ahorros familiares ya están en cero.
Su belleza serena, su porte elegante y la necesidad impresa en sus gestos apenas perceptibles por un experto jugador de poker, hacen que Renzo llegue con una propuesta, que significa soluciones a corto plazo, ¿se cuestiona?, sí, pero la necesidad vence sus barreras morales, sin saber que es sólo el inicio de una red de mentiras, dónde si él corazón no se involucra tal vez podría salir ilesa.
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Capítulo 14
El teléfono, que aún tiembla en la mano de Dana, la acusación de extorsión contra Dalila, pronunciada por la supuesta voz del empleador de Dinorah, está clavada en su mente, ella no puede creerlo, no quiere creerlo; está segura de haberle dado ejemplo de valores a sus hijas; ella, que no aceptó atajos, para ser una gran diseñadora y eso le costó quedar siendo sólo una modista con sus sueños en pausa, criando sola a dos niñas, pero la seguridad en la voz del hombre había sido demasiado real.
Necesita respuestas, y solo Dinorah puede dárselas, así que, con un esfuerzo que le hizo sudar, la madre marca el número de su hija mayor, los tres (3) tonos que da el teléfono aumentan la tensión en el pequeño apartamento; finalmente, Dinorah responde.
—¿Mamá?, hola, ¿todo bien?, ¿necesitas algo?— pregunta la chica, con nerviosismo.
—Dinorah, necesito que me digas la verdad —la voz de Dana se quiebra, a pesar de sus esfuerzos por mantener la compostura— Acabo de recibir la llamada de un hombre que dice ser tu empleador y me dijo algo terrible sobre Dalila— el silencio que se hace al otro lado de la línea, le auguran a la mujer que la respuesta no es la que ella quiere escuchar.
—¿Qué dijo el señor Costa, mamá?— cuestiona con voz baja y tensa.
—Dijo que Dalila te está extorsionando— suelta, las palabras quemándole la garganta— ¿Es eso cierto, Dinorah?, por favor, dime que no, dime que es una mentira, un error.
El silencio es más largo esta vez y Dana siente su corazón encogerse.
—Mamá, yo...— la chica tartamudea — es, es complicado, nmno es lo que parece no te preocupes, yo me encargo de mi hermana.
La mujer cierra los ojos ante la respuesta, no lo afirmó, pero tampoco lo negó, las lágrimas que se le acumulan en los ojos, nublan su visión. La idea de que una de sus hijas pudiera hacerle algo así a la otra, y esa confirmación, aunque fuera a medias, es muy dolorosa.
—¿Complicado?, ¿complicado, Dinorah? —la voz de Dana se eleva, una mezcla de dolor y furia que rara vez mostraba—. ¡Tu hermana te está extorsionando! ¿Cómo puedes únicamente decir que es complicado?
Dinorah intenta explicar, su voz suena preocupada, pero Dana apenas la escucha, la idea de que sus propias hijas pudieran estar envueltas en algo tan oscuro, es demasiado para su frágil estado.
—No, no quiero escuchar más —cortó Dana, con la voz temblorosa de rabia y decepción— sólo, sólo necesito que Dalila llegue a casa, necesito hablar con ella.
Cuelga la llamada antes de que su hija pueda decir una palabra más y se recuesta contra los cojines, sintiendo que el aire se le escapa de los pulmones...
En el vehículo de Renzo, Dinorah guarda silencio apretando los labios.
—Todo solucionado ¿verdad?— cuestiona él, con una sonrisa de suficiencia.
—¿Tú nunca te has puesto a pensar en los demás?, ¿en cómo se pueda sentir otro?, mi madre en este momento debe estar muriendo de la decepción, ¿tenías que hablar abiertamente del chantaje de Dalila?— pregunta mirándolo con reproche —eres tan egoísta y ruin que solamente te importa el beneficio que puedas sacar, ni siquiera te importan los sentimientos de esa familia que tienes; ellos saben el tipo de persona que eres y sin embargo, aún así te aman.
A medida que habla las lágrimas de Dinorah se deslizan por sus mejillas y por primera vez en su vida, Renzo se cuestiona...
El sonido de la llave en la cerradura saca a Dana de su estupor, la puerta se abre y la jovencita entra al apartamento, dejando caer su mochila con un ruido sordo.
—¿Mamá?—la voz de Dalila resuena en en la sala, ajena a la tormenta que se ha desatado.
Dana la observa desde el sofá, sus ojos inyectados en sangre, el dolor físico de su enfermedad se fusiona con el dolor emocional, creando una punzada aguda en todo su cuerpo.
—¿Mamá? ¿Estás bien?— inquiere la menor, acercándose con cautela, notando la tensión en el aire; en tanto su madre se incorpora con dificultad, con la mirada fija en ella, dejando ver en sus ojos una mezcla de reproche y profunda tristeza.
—¡Dalila! —la voz de Dana, aunque débil, estaba cargada de una autoridad que Dalila rara vez escuchaba—. ¡Necesito que me expliques qué te está pasando! ¿cómo es posible que después de toda la carga que ha recaído sobre tu hermana, la estés extorsionando?, ¿cómo pudiste?, ¿cómo pudiste hacerle algo así a tu propia hermana?.
El rostro de Dalila se descompe, quedó pálida después de las palabras de su madre y con los ojos abiertos de par en par, y el color se le fue del rostro.
El silencio en el apartamento es ensordecedor, Dana la observa con los ojos enrojecidos, mostrando una profunda decepción. La falta de respuesta es peor que cualquier grito; Dalila siente un nudo en la garganta, por un momento quiso negar todo, pero la mirada inquebrantable de su madre la desarman por completo...
En el estudio de la mansión Costa, padre e hijo se sirven un whisky, el hielo tintinea suavemente en los vasos de cristal, Roberto, lo saborea, ajeno a la atenta observación de su padre; un hombre de negocios, con una suspicacia que rara vez falla y que lo ha estado vigilando desde hace semanas; específicamente desde el momento en que le presentaron a Laura Villamizar.
Esta seguro del interés de Roberto en la mujer que su hermano menor, presentó como prometida, no pasó desapercibida la forma como la miró; toma un sorbo de su propia bebida, sin perder de vista a su hijo que siempre es tan centrado y que ahora parece estar a la deriva.
—¿Te has fijado en lo rápida que es la vida aquí, Roberto? —comienza Fernando, rompiendo el silencio, sin apartar la mirada de su primogénito —un día estás construyendo algo, y al siguiente, todo puede cambiar.
Roberto se gira con una ceja arqueada y el vaso a medio camino de sus labios.
—Supongo que sí, papá, Nueva York nunca duerme, ¿verdad?— responde.
—No me refiero solamente a la ciudad, me refiero a las personas, a las decisiones que tomamos y a las alianzas que forjamos.
Hace una pausa dejando que las palabras calen en él, había mandado investigar a Laura Villamizar, y el informe que recibió es exhaustivo, revelando una red de mentiras y motivos ocultos, sabe que la "inocente" prometida es una farsante, que la relación con Renzo es una fachada, un simple acuerdo de negocios con su hijo menor, para no ser despojado de los beneficios de los que goza sin ningún esfuerzo, incluso sabe su verdadero nombre; sin embargo, sorprendentemente, a Fernando, quien comprende perfectamente las acciones de esa estafadora, cuyo nombre real es Dinorah Vega, le cae bien. Hay algo en ella, una determinación silenciosa, una vulnerabilidad camuflada, que le impide juzgarla dureza.; pero le preocupa es Roberto.
—Renzo parece muy comprometido con Laura— dice sin quitarle la vista de encima —Es una chica muy peculiar.
Roberto asiente, su expresión se mantuvo impasible, aunque un ligero rubor coloreó sus mejillas, que no lo pasó por alto a la aguda vista de su padre.
—Sí. Lo es.
—¿Y a ti qué te parece? —Fernando lo sondea, con los ojos fijos en los de su hijo— veo que la has analizado bastante últimamente. ¿Qué opinión tienes de ella? más allá de que sea la prometida de tu hermano, claro...
Se Acabó el tormento de la mentira!
Aunq ahora esta ese Tormento llamado Roberto, Instalado en tu cora!!!
Por ahora concéntrate en Ti y en tus proyectos. No dejes q Te Afecte lo q Otros, piensan de Ti...
Por q Si No , Creerán q es Verdad¡!!!
A otra cosa Mariposa,por q te Aseguro q Nuestros Suegritos Chilos, No dejaran de visitarte!!!
Vaya, vayaaaaaa!!!
Renzo menso, por fin empieza a utilizar ese pedazo de Neurona q aun vive dentro de esa cabezota!!!
Val, ay te encargo q le des su bue a dosis de Ubícatex y de Humildad!!
Tu tienes esa encomienda mana, tal vez seas Tú quien le enseñe por fin lo q es Vivir sin Mentiras!!!
Roberto pemdejo, a chillar a la Maternidad cabron!!!
Ahora la Bebes o la Derramas!!!
No puedo con esta angustiacion mana!!!!
Osea q de la mañana y yo pensando como partirle la mema a Beto!!!!
se pasoooo!!!!