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VENDIDA AL MEJOR POSTOR

VENDIDA AL MEJOR POSTOR

Status: Terminada
Genre:Traiciones y engaños / Novia sustituta / Matrimonio arreglado / Novia subastada / Amor-odio / Diferencia de edad / Completas
Popularitas:1.1M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Yazz García

Ella siempre supo que no encajaba en esa mansión. No era querida, no era esperada, y cada día se lo recordaban. Criada entre lujos que no le pertenecían, sobrevivió a las humillaciones de su madre y a la indiferencia de su hermanastra. Pero nada la preparó para el día en que su madre decidió venderla… como si fuera una propiedad más. Él no creía en el amor. Sólo en el control, el poder y los acuerdos. Hasta que la compró. Por capricho. Por venganza. O tal vez por algo que ni él mismo entendía. Ahora ella pertenece a él. Y él… jamás permitirá que escape.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¡He tomado una decisión!

El chisme se había esparcido como pólvora en una sala cerrada.

“¿Sabías que la esposa de Adrián Muñoz era la mucama de la casa?”

“Una cualquiera que se ganó la lotería.”

“Pobre niña, Amelia, crecer con una mujer como esa…”

Thalía no tenía redes sociales, pero hasta en el supermercado, cuando la miraban de reojo, cuando murmuraban al entrar a algún establecimiento, lo sentía. Como si todo el mundo supiera lo que ni siquiera ella entendía bien.

Y, aún así, cada vez que Amelia se lanzaba a sus brazos por las tardes o la tomaba de la mano para enseñarle sus dibujos, todo eso desaparecía. La niña no le pedía explicaciones, ni le exigía aparentar nada. Solo estaba ahí, confiando en ella con una inocencia que Thalía no recordaba haber tenido jamás.

Esa mañana, después de dejar a Amelia en el jardín infantil, se quedó un momento más en la reja del lugar. Observó a través del enrejado cómo la pequeña jugaba con otros niños, cómo reía, cómo compartía los colores como si no existiera ni pasado ni futuro, solo presente.

Y algo le hizo clic.

Ese mismo día, al volver a la mansión, pidió hablar con la asistente de Adrián. No con él. A él lo esquivaba. Porque después de la bofetada que recibió de su padre, la forma en que Adrián no la defendió… y como la está tratando actualmente, no sabía cómo enfrentarlo.

—Quisiera información sobre carreras universitarias —dijo con firmeza, sentada derecha en el sofá.

La asistente parpadeó, confundida.

—¿Usted desea estudiar, señora Muñoz?

Thalía sonrió con orgullo. El “señora Muñoz” aún sonaba a disfraz, a una etiqueta que no terminaba de encajarle.

—Sí. Licenciatura en Educación Infantil.

—¿Educación…?

—Para trabajar con niños —aclaró—. Como Amelia. Me inspira.

La asistente le consiguió folletos, horarios y algunas opciones. Thalía pasó la tarde leyendo cada detalle, apuntando fechas, anotando requisitos. No lo hacía para demostrarle nada a nadie. Ni siquiera a Adrián. Lo hacía porque, por primera vez, deseaba algo para sí misma. Y porque, al ver cómo brillaban los ojos de Amelia con las historias que contaba del jardín, sintió que quería formar parte de más historias así. Historias reales. De verdad.

Esa noche, mientras le preparaba un vaso de leche caliente a Amelia, escuchó pasos detrás suyo.

Era Adrián.

No la miró directamente, pero se detuvo en la cocina, tomándose su tiempo para servirse un vaso de agua.

—¿Qué hacías esta tarde? —preguntó sin levantar la vista.

Thalía giró a verlo, con calma.

—Estudiando opciones para empezar una carrera. Voy a inscribirme esta semana, aprovechando que están por iniciar semestre.

Adrián la observó por primera vez con un atisbo de sorpresa.

—¿Una carrera?

—Licenciatura en Educación Infantil —repitió—. Me inspiró Amelia.

Un silencio incómodo se instaló entre los dos.

—¿Y vas a estudiar eso… por ella?

—Por mí —respondió—. Pero sí. Gracias a ella descubrí que me gustaría enseñarle cosas a niños como ella. Cuidarlos. Escucharlos.

Él asintió con la cabeza, muy levemente, pero no dijo más. Solo se fue. Como si no supiera cómo reaccionar a una versión de Thalía que decidía por sí misma.

Ella lo vio alejarse. No esperaba reconocimiento. Solo quería, esta vez, elegir su camino.

Pero lo que no sabía… es que Adrián, desde el pasillo, se había quedado quieto, con el vaso aún en la mano, repitiéndose sus palabras en la mente.

“Gracias a ella descubrí que me gustaría enseñarle cosas a niños como ella.”

El temió que su hija pudiera llegar a querer más a alguien que a él.

...****************...

El sol caía con suavidad sobre las hojas del parque, pintando destellos dorados en el suelo. Amelia corría tras una mariposa, riendo con esa energía imparable que parecía no conocer tristeza. Thalía la observaba desde una banca, sus manos entrelazadas sobre su regazo y una leve sonrisa en los labios.

Fue entonces cuando Joshua apareció, como si el universo lo hubiera enviado justo en el momento en que ella más necesitaba hablar con alguien.

—¿Puedo sentarme o prefieres seguir fingiendo que no me ves? —bromeó él, con su sonrisa ladeada.

Thalía soltó una risa suave y asintió.

—Amelia está por ahí, acechando mariposas. Espero que no decida adoptarla y llevarla a conmigo.

—No la culparía. Es encantadora. —Joshua la observó un instante y luego, sin rodeos, preguntó—: ¿Cómo estás, Thalía?

Ella suspiró, sin rodeos.

—Confundida… pero decidida. Eso cuenta, ¿no?

—Suena a que por fin estás tomando las riendas —dijo él con suavidad.

Thalía asintió, y tras un breve silencio, compartió:

—Voy a estudiar. Licenciatura en Educación Infantil. Quiero ser maestra.

Joshua la miró sorprendido, pero con una chispa de orgullo en los ojos.

—¿En serio? Eso es… eso es increíble. ¿Ya elegiste universidad?

—Estoy viendo opciones. La verdad es que apenas estoy entendiendo cómo se hace todo eso. No tengo idea de papeleos ni requisitos.

Joshua sonrió de lado, divertido.

—Entonces te va a venir bien tener un amigo profesor. Trabajo en la facultad de educación y en la escuela primaria, ¿recuerdas?

Thalía parpadeó.

—¿Tú enseñas ahí?

—No solo eso —respondió con una pizca de orgullo—. Coordino algunas materias básicas del primer año. Si te animas a entrar en la universidad donde trabajo, puedo ayudarte con todo el proceso.

Ella lo miró, visiblemente emocionada.

—¿Harías eso por mí?

—Thalía, —respondió, mirándola de una forma distinta— claro que lo haría. Quiero verte crecer. Brillar. Ser la mujer que siempre debiste tener oportunidad de ser.

Ella apartó la mirada, algo incómoda pero conmovida. Amelia volvió corriendo hacia ellos con una hoja entre las manos y se la mostró a Joshua.

—¡Mira! Es una hoja en forma de corazón. Es para ti. Porque eres mi amigo también.

Joshua la tomó con cuidado, como si fuera un tesoro.

—Gracias, princesa. Es el mejor regalo que recibí hoy.

Joshua observó cómo Amelia se distraía dibujando con un palo sobre la tierra, sentada sobre el césped. Luego miró a Thalía, con la hoja en forma de corazón todavía entre sus dedos.

—Tiene algo especial contigo —comentó—. Se nota que te quiere mucho.

Thalía bajó la mirada, esbozando una sonrisa cargada de ternura.

—A veces olvido que no es mi hija… —susurró.

Joshua se quedó en silencio, notando el peso de esas palabras.

—¿Y Adrián? —preguntó con cautela— ¿Él está involucrado en su crianza?

Thalía dudó. Luego negó con la cabeza.

—Lo justo… o lo que cree que es justo. —Sus dedos se apretaron un poco sobre su falda—. Pero no la conoce. No sabe cuál es su postre favorito, ni qué le da miedo por las noches. No sabe que le gusta dormir abrazada a un peluche que le falta un ojo, o que siempre dibuja soles con gafas porque dice que así son “cool”. Solo la ve como… una responsabilidad más.

Joshua frunció el ceño.

—Ella merece más que eso. Y tú también.

Thalía lo miró, y por un momento, sus ojos hablaron de todo lo que llevaba callando. El dolor, el desgaste, las ganas de huir… y la fuerza que había tenido que reunir para seguir adelante.

—Quiero ser alguien para ella, Josh. —Su voz tembló—. No solo la mujer que estaba ahí por accidente. Quiero que algún día, cuando ella crezca, me mire y piense que fui un buen ejemplo.

Joshua le tomó la mano con suavidad.

—Lo vas a lograr. Ya lo estás logrando.

Ella sonrió, pero una lágrima se le escapó sin permiso. Joshua no dijo nada más. Solo le acarició el dorso de la mano, y en ese gesto, Thalía sintió más apoyo del que había recibido en mucho tiempo.

Amelia regresó corriendo hacia ellos.

—¡Tengo hambre!

Joshua se puso de pie, ofreciéndole la mano.

—¿Qué te parece si vamos por pizza?

Amelia asintió con entusiasmo. Thalía los observó, levantándose con ellos, sintiendo por primera vez en semanas que podía respirar sin tener miedo de ahogarse.

Y mientras caminaban juntos, los tres, bajo el cielo de una tarde que se teñía de rosa, Thalía no notó que, desde una camioneta oscura estacionada a la distancia, alguien los observaba.

Alguien que no sabía que mirar a Thalía riendo tan cerca de otro hombre podía doler tanto… y que no estaba listo para admitirlo.

Adrián cerró los dedos sobre el volante con fuerza.

No era celos, se dijo.

No podía serlo.

¿O sí?

1
Lucía Antonieta Rodríguez de Reboratti
muy bueno
Monserrat Elisa
muy tristey de mucho coraje temas sebsibles de maltrato emocional felicito a la autora
Soledad Pacheco
es difícil entender la trama de esta novela. hay mucho lío y nada resuelto. ella ni si quiera es dueña de su vidá.
TuRegaloFloral (Krmn)
felicitaciones eres fantástica
Claudia Collado
Excelente historia, felicidades!
Anonymous
Me gustó muchísimo labovelaxGRACUAS
EIOC 23
Hermosa historia, con una trama diferente. Pero sobre todo con un mensaje esperanzador.
Gracias autora!!! /Rose//Rose//Pray/
sofi
excelente erizo la piel y saco lagrimas y risas y suspiros d paz m encanto👏👏👏
EIOC 23
Me da dolor solo por la pequeña Amelia, no tiene un padre tiene un mostruo
Elia Barreto
Por fin, se hizo justicia. Sin embargo, el padre también debería pagar tanta maldad y prepotencia, él contribuyó para crear ese monstruo que fue su hijo. Gracias Autora por tu gran novela. Éxitos.
El Regazo de Jesús
Felicitaciones. Bendiciones
Al principio no quería seguir leyendo por cómo presentaste las durezas de la vida, pero poco a poco fui aceptando que es la cotidianidad. Solo que muchos quieren ignorarla. Gracias por cada uno de los mensajes de aliento y esperanza. El amor quita todo temor.
Mildred Álvarez
Excelente
Mildred Álvarez
Muy bella historia,de sufrimiento, intriga,rabia desilusión pero también de amor puro sincero gracias por compartir 🙏
Mabel Hernandez
Estupendo ☺️
Mildred Álvarez
hasta cuándo autora ya elimina a esa basura y dale un final feliz a ésta historia.
Mildred Álvarez
Que pasa con Thiago porqué no está presente allí con su heri para que se entere de la clase de padre que es el Señor Muñoz.
Mildred Álvarez
Además Thalia es falsa no lo quiere,solo le interesa su hijo,y la protección que Joshua les brinda y aún así no lo agradece.
Mildred Álvarez
muy bello tu gesto Joshua Pero eres tonto como la vas a llevar a tu casa, porque no se .marchan todos bien lejos antes de que él monstruo los acabe.
Mildred Álvarez
Tiene razón Joshua .Thalia solo lo ha utilizado como un salvavidas,del cuál se agarró para no hundirse,es una estúpida que prefiere que su hijo no sepa quien es el monstruo de su padre para no enfermarlo psicológicamente,pero noe importó Amelia ni que ésta se enterara de quien era su padre, cuando sacaron a la luz pública todas sus fechorías,ni de como maltrataba a Diana su madre,porque ella no protegió también a Amelia?
Mildred Álvarez
Que HDP más dañino que su propio padre.
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