OBSESIÓN

- Desde el momento que el tío me prohibió usar el apellido Mondragón en la empresa y en recursos humanos me dijeron que tenía que usar el elevador de empleados o las escaleras y ni por accidente mencionara que el señor Mondragón es mi tío, debí sospechar que las cosas serían difíciles para mí en este sitio, el señor Mondragón es un hombre de mal carácter apenas llevo una semana en el trabajo y me ha gritado varias veces, hoy dado a que la cafetera de presidencia se averió, me envió hasta la cafetería por un café, al entregararselo tomó un sorbo e inmediatamente lo escupió en el cesto de basura.

- A esto le llamas café, grito.

- Acto seguido me aventó el café restante de la taza sobre el pecho salpicando mi rostro por fortuna no estaba muy caliente, ¿qué le pasa? Le pregunté con tono de molestia.

- ¿Cómo te atreves a traerme esa porquería?

- Es lo que hay en la cafetería.

- Señor, que no se te olvide que eres una empleada, cuando te refieras a mí haslo con respeto, ¡desaparecete de mi vista no quiero verte!

- ¡Váyase al diablo! Quería gritarle y renunciar en este mismo instante, sin embargo me tuve que morder la lengua, salí de la oficina con los ojos llorosos por la rabia que tenía, su actitud era inaceptable pero no podía darme el lujo de renunciar ya había encontrado un departamento, tenía una hija que mantener, pese a que no hay ninguna razón para que me traten así, tengo que tragarme el orgullo y hacer de cuenta que no paso nada.

- Peor no puede ir mi día, salelieron del elevador dos mujeres rubias, bueno una medio rubia trae como tres dedos de raíz oscura en la cabeza, apenas vieron mi blusa mojada.

- ¿Qué haces tú vestida así? Preguntó la señora mayor golpeando o con las dos manos el escritorio, esta es una empresa respetable no un bar de mala muerte.

- No alcancé a contestarle a la que no se sabe si se pinta el pelo de rubio o las raíces del mismo de negro, cuando la menor agregó, te lo dije madre está mosca muerta es pretenciosa sin duda alguna se quiere ligar a mi papá o mi novio para que la saquen de la miseria.

- Abrí los ojos como platos, ¿estaba hablando de mi? ¿No nos conocemos y me esta juzgando de arribaista? ¡Oh por Dios voy a tener que lidiar con una familia de enfermos! Por no decir locos, me dije a mi misma, sin más dieron la vuelta y entraron a la oficina dejándome con mi cara de asombro

- Señorita Rozzo venga a la oficina llama el jefe por teléfono.

- ¿Aún lleva puesta esa ropa? Preguntó apenas entre por la puerta.

- Disculpe señor nuncaa imaginé que tendría un accidente así y no tengo ropa extra.

- Vaya a que le den otro uniforme y que no se vuelva a repetir el próximo se lo voy a cobrar, lme dijo con una sonrisa macabra en los labios, como si fuera yo la causante del incidente.

- Lo vez mamá.

- Alcance a escuchar a la primita echarle más leña al fuego, ¡Dios mío! Exclame al ver en el espejo que mí brasier se veía a través de la blusa blanca aún mojada por el café.