A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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Acercandose.
Dennis sostiene del brazo a Penélope, y cierra las puertas nuevamente, dejando a Florencia, Ana y Clarisa confundida. Aprieta un botón haciendo que el ascensor no se mueve del piso. Penélope lo mira nerviosa y se deja dominar de manera tímida, ambos buscan más contacto, pero no se animan a tomar la iniciativa.
—¿Dime por qué correspondiste a mi beso? — pregunto, sobre sus labios.
—¿Qué? —
—Quiero escucharte. — devora sus labios, con pasión y furia.
—Es…pera… — lo aleja, empujándolo. — ¿Y tú porque me besaste? —
—Porque… — él se quedo callado.
—No exijas, sino que vas a dar nada. —
Penélope abre las puertas y se aleja sujetando la mano de Ana. Ambas caminan por el largo pasillo y llegan a una oficina en donde no hay nadie y entrar, cerrando la puerta. Ana preocupada porque lo que paso con su amiga Penélope, deja que ella hable primero. Penélope siente como sus piernas le duelen, y tiemblan al recordar como Dennis la levanto como si no pesara nada, siente como el sudor cae por su espalda.
—Perdóname, no quería agarrarte de esa manera. — se disculpa.
—Vamos, Pen ¿Qué sucedió? —
—¿Quieres quedarte en mi casa hoy? — pregunto, apretando sus manos nerviosa.
Mientras tanto, en la casa de Sofía, Gloria habla con Justina sobre lo que paso con James. Sofía que está presente se queda impactada, al saber el motivo de esos hematomas. Los ojos de Gloria se llenan de lágrimas y Sofía consuela a su hija, Justina se levanta para salir de la casa, junto a su chofer. Esa misma tarde, Justina aparece en la casa de James y ve que la familia empaca sus cosas en un gran camión.
—¡Sarah! — grito Justina. — ¿En dónde se encuentra Javier? —
—No está disponible, Justina. Y no es un buen momento. — hablo una mujer con una caja en las manos.
—Pues tendrá que atenderme. — Justina se queda mirándola. — ¿Se van de Alicante? —
—¿Qué has venido a buscar Justina? — pregunto dejando caja.
—Al bastardo de tu hijo, se atrevió a lastimar a mi nieta y ahora se hacen los santos. — se quejo, mirándola a los ojos.
—James le pidió disculpas, a Gloria. — Justina se carcajea. — ¿Por qué te ríes? —
—Porque siempre piensas que tu hijastro era inocente y ahora, que sabes la verdad se ven obligados a irse… Y todo por un capullo sin escrúpulos. — se aleja de ella.
—Y dile a la gorda de tu otra nieta, que no vuelva a golpear a mi hijo. O se las verá conmigo. — amenaza, cruzando los brazos.
—La otra no es mi nieta. —
—No evites lo obvio Justina, tu hija siempre fue una zorra se metió con los maridos de sus amigas y aun así siempre la defendías. — Sara camina hasta Justina.
—Mi hija será la zorra que todos dicen que es, pero convengamos que tú eres la que robo una familia, solo porque le tenías envidia a tu hermana. — entra al auto.
—Vieja zorra. — aprieta los dientes.
En la casa de Penélope, en la vereda Gloria espera a la llegada de Penélope y la ve llegar junto a Ana. Ambas se saludan y entran a la casa, se preparan en la sala para poder hablar más tranquilas mientras comer y bebe algo. Luego de algunos minutos Andy y Joe llegaron, pero Joe al ver a Gloria se quedo sorprendida, al verla sus ojos recorrieron el cuerpo de Gloria de pies a cabeza, mirándola cada detalles de ella.
—¿De qué hablan niñas? — Andy se sirve un poco de gaseosa.
—De que Penélope, tuvo su primer encuentro cachondo con Dennis Donovan, en el ascensor. — Gloria, Joe y Andy escupen lo que estaban bebiendo. — Ostia, al menos disimulen. —
—Tú deberías ser un poco más delicada. — agrego Penélope. — Pero… Dennis y yo nos besamos cuando nos quedamos encerrados en el ascensor. —
—Te dejamos un par de días sola y mira lo que pasa. — todos ríen.
—Lo dices como si fuera el fin del mundo. — Penélope, ceba mate. — Aparte el me beso, yo no tengo la culpa. —
—¡Vale! Acabemos con esto y vámonos de fiesta, quiero bailar y embriagarme. — Joe, suspira por el comentario de Ana.
—¿Qué dices Pen? — pregunto Joe.
—Pero es miércoles… y nosotras tenemos que trabajar. — le reprocha a Ana.
—Vamos tía, tampoco se vendrá el fin del mundo porque salgas un día de entre semana. — aclara Gloria.
—De acuerdo, vamos. — todos gritan de emoción. — Son un desastre. —
Todos se preparan para salir, Andy sale de la casa para buscar la ropa que había dejado dentro del auto de Joe, y poder cambiarse. Gloria, se pone un vestido que le había regalado a Penélope, pero no le entraba, en cuanto a Ana, ella solo se quedo con lo que tenía puesto. Las horas fueron pasando y dieron las 21:30 de la noche, todos salen de la casa y se suben al auto de Penélope.
Ella conduce y llegan al antro en donde ven a Evan parado afuera, apoyado sobre su auto, mirando su celular. Penélope se queda mirándolo y tiene el presentimiento que algo malo pasara, pero detrás de él aparece Frederik mirando hacia el auto de ellos, y Andy no quiere bajar.
—Ustedes adelántense, yo necesito hablar un momento con Andy. — aviso Penélope.
—Bueno, los vemos adentro. — hablo Joe.
Ellos se bajan y caminan a la entrada, pero Frederik se acerca para hablar con Joe y preguntarle algo, para luego hacer que Joe a punto él auto.
—Decirle algo a Joe, es sentenciarme a la guillotina. — golpea su frente contra el vidrio.
—Bajemos pero no le sigua la corriente. —
—Vale, vamos. — se bajan.
—Hola Andy. — Frederik saluda.
—Hola. — responde con un sonrisa amplia.
—¿Tan necesitado estás? — ella se aleja, mirándolos hasta que choca contra alguien. — Lo siento Evan. —
—¿A quién llamas así? — se gira para mirarlo.
—¿En serio no tenés nada mejor que hacer? Voy a regalarte un perro. —
—Si lo criamos juntos lo acepto. — sus mejillas se sonrojan. — Amo tu mirada. —
Ahora antes. En la oficina de Dennis, Florencia intenta mantener en calma su enojo, por la escena que presencio horas antes entre Penélope y Dennis. Se sienta en el silla enfrente de él y se cruza de piernas, mirándolo, esperando a que hablara pero este habla por teléfono y ella lo nota distraído, y recuerda la manera en que miraba a Penélope cuando se fue. Aquella mirada le dolió más que él rechazo que la dio varias veces, aquella mirada que tanto deseaba que fuera para ella, se la quito una chica gorda de 20 años. Le resultaba imposible no odiar a Penélope, le quito por lo que tanto había estado luchando, por la atención de Dennis Donovan.
—¿Flor estás bien? — pregunto dejando el celular sobre el escritorio.
—Sí... eh ¿Qué decías? —
—Si no te siente bien, será mejor que te vayas a casa. —
—¿Dennis porque no quieres andar conmigo? — le pregunta desprevenido.
—Otra vez no Flor, ya hablamos de esto. — se quejo. — Vete a casa. —
—Eres un gilipolla. —
—¿FLORENCIA QUE ES LO QUE QUIERES? — grito levantándose de la silla.
—¿Recuerdas el motivo del porqué estoy aquí? — se quedo parada dándole la espalda.
—No puedo corresponderte cómo quieres, porque… — lo interrumpe.
—¿Por qué no soy gorda? ¿Por qué no tengo 20 años? — Dennis se queda callado.
por qué