"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
NovelToon tiene autorización de Angie de Suaza para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo Once
—Hoy, ¿y eso por qué? ¿Y tu grado? —Athanasiau no entendía.
—Papá, me inscribí en un pregrado. Si pasaba en Oxford, lo activaba para empezar inmediatamente, y por el grado no te preocupes. No me interesa ir a la ceremonia, solo que envíen por correo el diploma para finalizar el proceso de matrícula. Sabes que a mí esas ceremonias protocolarias no me gustan —Su padre la entendía, así era él, pero aún no se convencía del todo de dejarla ir tan pronto a Londres.
—¿Y allá quién te va a acompañar? Yo te puedo llevar la otra semana que regrese Kostas de Estados Unidos. —Athina se estaba desesperando; necesita convencer a su papá antes de verse con Kostas y tener que explicar por qué él no la va a tratar igual. No se quiere encontrar con él y ver de nuevo el desprecio en su mirada.
—Papá, en Londres no me va a faltar nada. Allá están Hada y Philips, ellos me ayudarán en lo que necesite. —Athanasiau seguía sin estar muy seguro de dejar ir a su hija.
—Hija, pero no me gusta la idea de que viajes sola, es eso. Que al menos alguien te acompañe hasta Londres y este contigo en el penthouse. ¿Pero quién? —Athina se acordó de su amiga Ivet.
—Papá, ¿y si le decimos a Ivet que viaje conmigo? Aunque creo que va a decir que no, ya que no quiso acompañarme cuando viajé, pues argumentó que en el instituto había mucho trabajo. Pero, ¿y si la contratas como mi asistente? —Esta era la última carta que tenía Athina para convencer a su papá.
—Está bien. Llámala, que renuncie al instituto; yo le pagaré más de lo que gana allá con tal de que acepte estar contigo. Ya con ella acompañándote me siento más seguro de dejarte ir. —Athina estaba feliz, por fin convenció a su papá de que la dejara ir. Pero debía llamar rápido a su amiga. Ella era otra a la que debía convencer.
Mientras que Athina resuelve su prácticamente huida a Londres, pues es mentira que se haya inscrito en un pregrado. Otro que ya huyó se encuentra en una habitación de hotel bebiendo.
Cuando Kostas salió del hotel, le pidió a uno de sus custodios que lo llevara a un laboratorio privado. Mientras llegaba, llamó a su asistente para que reactivara un proyecto que tenia junto a su socio para la apertura de una sucursal de su empresa: "Hygieia Kostas Silas" en México. Ya estaba todo listo, pero ellos aún no se animaban a invertir en América, pero las circunstancias lo animaron a hacerlo. Está todo prácticamente listo, solo es buscar la locación y activar los permisos con el gobierno mexicano.
Luego de que le fueron tomadas las muestras de sangre, Kostas le pidió al gerente del laboratorio que le enviara los resultados a su correo, pero antes le hizo firmar un documento de confidencialidad. Llamó a su sobrino y le pidió que no le contara a nadie que estuvo en Atenas, y lo mismo le pidió a sus custodios. Jamás se enterarán de que él estuvo esa noche con Athina. De ella no se preocupa, está seguro de que tampoco divulgará que él estuvo en esa discoteca y mucho menos lo que pasó entre ellos.
El solo pensar lo que pasó hace que una corriente lo estremezca. Sacude su cabeza para alejar esas escenas y sube a su jet de regreso a Estados Unidos.
Una vez allí, se dirige a su cuarto de hotel a beber. Piensa que fue un error lo que hizo, algo aberrante y está convencido de que algo tenía ese coctel qué le pasó Athina. En dos días lo averiguará.
Al día siguiente, se reúne con su amigo Agustín. Este ya está liderando su empresa como heredero de Mariano Hidalgo. Kostas le comenta de su proyecto de abrir una sucursal en Toluca y Agustín le confiesa qué tiene planeado pasar la sede principal de KC Corporation a Ciudad de México. Pues allí está el amor de su vida y piensa reconquistarla.
Luego Kostas viaja a Toluca y se concentra en su proyecto. Ese día llega su asistente Karol desde Atenas con toda la documentación que tenían ya elaborada, y se ponen en la tarea de abrir la sucursal. Esto le sirve para estar entretenido y no pensar en Athina. Pero de nada vale que en el día esté tan ocupado, si en la noche, en la soledad de su habitación, sueña con ella, con su entrega y como le decía que lo amaba.
Pasaron los dos días y Kostas abrió con temor su correo. En la bandeja de entrada había un mensaje del laboratorio de Atenas.
No podía creer lo que leyó:
Informe toxicológico
Paciente: Kostas Papadakis
Positivo para MDMA (metileno-dioxi-met
Kostas ya no leyó más; sabía que algo lo había hecho actuar así. Esa pequeña demonía lo había drogado. Aunque ella lo negó, ¿quien más lo quería fuera de sus cinco sentidos?
¿Quién le vendió esa droga a Athina? No se podía imaginar que ella tenga acceso a ese tipo de drogas; lo más seguro es que en esa discoteca la vendan, pero si ella la obtuvo, su sobrino se debió de haber enterado si es verdad que solo la descuidó un segundo.
Debía investigar más a fondo y, para hacerlo, llamó a su jefe de seguridad.
📱 Porthos, necesito que investigues algo. Ya le envío a su WhatsApp lo que necesito.
Colgo la llamada y le envío la información de la droga, en qué momento Athina la consiguió y se la dio.
Había hecho bien en alejarse de ella. Lo único que necesitaba era tiempo para olvidar lo que pasó con Athina y que ella también se olvide de él. Agradecía haber bloqueado su número de teléfono y así no recibir sus estúpidos mensajes con los que lo acoso por dos meses.
Tiempo era lo que más necesitaba y tiempo era lo que más tenía. Kostas adelantó los planes de expandirse a América y esto no sorprendió a Athanasiau, pues así era su socio, tomaba decisiones de un momento a otro, pero él no le reprochaba, ya que estas decisiones de improvisto eran tan acertadas que su fortuna ha crecido gracias a esto. Pero lo que sí le reprocha es que ahora está recargado este trabajo cuidando a Alondra y su delicado embarazo, y estando pendiente de la empresa. Menos mal que tiene la ayuda de Constantin, pero aún así no ha podido viajar a visitar su princesa.
Athina lo llama tres veces a la semana, así como era su rutina cuando estaba en el internado. Estaba acompañada de Ivet y sus empleados del penthouse. Estaba en buenas manos y eso lo tranquilizaba.
Pasó un mes y Athina empezaba clases en la universidad. Un día antes, Ivet la acompañó a comprar sus libros y todo lo que iba a necesitar para sus estudios. Antes de salir del centro comercial, Athina entró a una farmacia.
Ivet la seguía, ignorante de lo que su amiga iba a comprar allí. Se imaginó que necesitaba toallas higiénicas o sus pastillas de planificar.
—Buenas tardes, ¿me vende, por favor, cinco pruebas de embarazo de diferentes marcas?