La Obsesión De Mí Esposo

Samira … 

Cuando pusimos en el buscador el nombre de Frederick Ruso, automáticamente nos salto que era un importante abogado de la ciudad de las Vegas, las chicas estaban que saltaban de felicidad al ver las fotos de él en todas las páginas a las que entrábamos 

Pero había algo que a mí no me cerraba y eso era que un simple abogado no podía tener tanta seguridad, podía tener uno o dos guardias pero ya tener más de 5 hombres custodiandote, eso me pareció muy raro 

— Ay amiga por dios, mira lo que es este bomboncito, ¿cómo te vas a querer divorciar de un Adonis tan guapo como él? — me dice Julieta 

— Amiga piénsalo bien, mira lo que es este hombre, ni siquiera Ian le llega a los talones — me dice Camil 

— Chicas, entiendo que está muy bueno y todo lo que digan, pero yo no estoy preparada para tener un esposo, apenas tengo 22 años, estoy terminando mí carrera en la universidad. Además no les parece raro que un simple abogado tenga más de 5 guardias escoltandolo?, hay algo que no me termina de cuadrar en él — les digo yo 

— Tal vez le gusta presumir la plata que tiene — dice Camil .

— O tal vez defiende a muchas personas malas y debe andar bien escoltado para que no lo maten o algo así. He visto películas donde algunos abogados trabajan para la mafia o cosas así y por eso deben andar escoltados — me dice Julieta y eso me aterra aún más 

— Eso es aún peor, ahora con más razón me niego a seguir casada con ese hombre — les digo yo asustada 

— Pero Sami, fue solo una suposición lo que dijimos, no sabemos si realmente trabaja con gente mala — dice Camil 

— Yo… no puedo chicas, no quiero irme, no estoy lista y no lo conozco, debo ponerle fin a ese hombre — digo levantándome del sofá y luego saliendo de la casa de Camil para volver a la mía 

Estaba asustada, no quería esto que me estaba pasando, tenía una vida feliz y tranquila antes de viajar a las Vegas 

— Maldito el día en que se me cruzó por la cabeza, la idea de celebrar nuestro cumpleaños en las Vegas — me digo a mí misma golpeando el volante mientras voy conduciendo 

Miro por el espejo retrovisor y ese auto viene detrás de mí, maldita sea, no puedo hacer nada para sacarmelos de encima, ¿Por qué carajos tuvo que venir ese hombre hasta acá? 

Al llegar a mí casa, bajo rápidamente del auto y entro sin mirar, subo corriendo las escaleras hasta mí habitación y ahí me quedo

Debía pensar que iba a hacer de ahora en más, pero no podía dejar que mis padres se enteraran de lo que había pasado en las Vegas y lo que me estaba pasando ahora 

Me acosté en la cama pensando en todo eso que me había pasado en la mañana, hasta quedarme dormida.

Al despertar ya era de tarde, me levanto, voy al baño a darme una ducha y una vez lista, bajo a ver si mis padres habían llegado 

Al llegar a la sala, mí madre se encontraba con mis tías, Lili, Mimi y Selena conversando, yo me acerco hasta ellas y las saludo 

— Hola tías — les digo dándoles un abrazo a las tres 

— Hola mí nena preciosa, ¿Cómo estás? — me pregunta mí tía Mimi 

— Bien, algo estresada por los exámenes del colegio, pero por suerte me va bien — le respondo yo 

— Que bueno cariño, muy pronto estarás al mando de la gran editorial — me dice mí tía Selena 

— ¿Papá no ha venido? — le pregunto a mí madre

— No, está en una reunión con un posible inversionista, que está interesado en comprar varios de los autos más caros que lanzó tu padre al mercado — me dice mí madre 

— Si, han de haberlo visto, lástima que es joven para mí, por qué estaba muy bueno el condenado — dice mí tía Lili 

— No es de acá, por su acento me di cuenta — dice mí tía Mimi 

— No, es de las Vegas, un abogado muy importante — dice mí tía Lili y yo me levanto del sofá como si un resorte me impulsará 

— ¿Co…como se llama? — pregunto asustada, rezandole a todos los dioses que no sea él 

— Creo que algo de Ruso… A si, Frederick Ruso se llama — y mí corazón comenzó a latir rápidamente 

¿Por qué me estaba haciendo esto? ¿Por qué no me dejaba tranquila? ¿Por qué tenía que meterse en mí vida de esta manera? 

No podía permitir que mis padres se enteraran de él o eso me traería muchos problemas 

Salí de mí casa hecha una furia, por el atrevimiento que había tomado ese hombre al presentarse frente a mí padre 

Caminé hasta el auto donde se encontraban esos hombres custodiando mí casa y les grité 

— DIGANLE A SU JEFE, QUE SE ALEJE DE MI FAMILIA Y DE MI, O LO DENUNCIARÉ A LA POLICÍA POR ACOSO — les grité para luego volver adentro de mí casa

Mí madre y mis tías seguían en su conversación, yo volví a subir a mí habitación y comencé a tirar todo lo que tenía a mí alcance

Todo esto me estaba aterrando demasiado, no sabía cómo manejarlo o que debía hacer, me estaba enloqueciendo, debía divorciarme de él cuánto antes y sacarmelo de encima 

No sé cuánto tiempo estuve en mí habitación, hasta que siento que golpean la puerta 

— Sami hija, la cena ya está lista — dice mí madre entrando a la habitación — Samira ¿que sucedió aquí? — dice mirando mí cuarto desordenado por las cosas que había roto 

— Nada mamá, mucho estrés por los exámenes, lo siento, acomodare de inmediato, pero no bajaré a cenar, me duele la cabeza y no tengo hambre — le digo levantándome de la cama 

— Hija, ¿qué te sucede?, ¿Sabes que puedes confiar en mí para lo que sea? ¿Dime que te tiene tan mal? Por qué no me creo eso de los exámenes — me dice mí mamá acercándose hasta mí 

Moría de ganas de decirle lo que me estaba pasando, pero sabía que se enojaría cuando le dijera que me había casado con un desconocido, por lo que decidí callar 

— Estoy bien mamá, en verdad no es nada grave — le miento

— ¿Es por ese chico Ian? Dime la verdad, ¿Que te hizo para que estés así? — me dice ella y eso me viene de excusa para no decir sobre lo otro 

— Es que está saliendo con otra chica — le digo 

— Ay hija, no estés triste, ya verás que llegara alguien mucho mejor a tu vida que te hará olvidarte de él enseguida, solo no estés triste cariño — me dice mí mamá y yo solo agachó la cabeza, por lo mal que me siento por haberle mentido 

— Lo sé mamá, gracias por tus palabras — le digo abrazándola y me sentí segura en sus brazos aunque no le dijera la verdad

— Acuéstate cariño sino te sientes bien, deja que Camila se encargue de limpiar tu habitación mañana, descansa — me dice mí madre dándome un beso en la frente 

Me volví a acostar, mí mamá me arropo como cuando era niña y luego salió dejándome sola.

Al día siguiente me vuelvo a levantar, ya un poco más animada y decidida, seguiré con mí vida normalmente, no permitiré que ese hombre me desestabilice la vida 

Me cambio y luego bajo a desayunar con mí familia 

— Buenos días — digo llegando al comedor y sentándome en la mesa para desayunar 

— Buenos días hija, ¿Cómo te sientes hoy? — pregunta mí madre 

— Bien mamá, mucho mejor que anoche, hoy me siento muy bien — le digo sonriendo 

— Que bueno cariño — me responde ella 

Luego del desayuno salgo de casa y paso a buscar a las chicas, aunque ellas tenían autos, ya se nos había hecho costumbre que yo las pasara a buscar y llegar junta al colegio 

Al llegar a la universidad es lo mismo que días anteriores, mí hermano está con Santino y con Ian que está con esa chica a su lado 

Yo solo me dirijo a la entrada sin darle importancia 

El resto de la mañana transcurre sin problemas ni contratiempos hasta la hora de la salida 

Al salir del colegio las chicas ya me esperaban, caminamos hasta mí auto mientras vamos conversando, pero al llegar, junto a mí auto había otro auto y sobre él estaba ese hombre recostado sobre el

Las chicas lo vieron y me miraron, pero no dijeron nada, solo se limitaron a subir al auto, yo me paré en la puerta del conductor, lo miré de reojo y luego me iba a subir sin darle importancia a ese hombre, pero antes de hacerlo se acerco rápidamente hasta mí y me cargó en sus hombros como un costal de papas 

— Haaaaa ¿qué haces?, bájame demente, lunático — le gritó para que me baje 

— Tu te lo buscaste, solo vine a verte y simplemente me ignoras — dice él 

— Y yo no quiero saber de ti, aléjate de mí vida — le sigo diciendo enojada 

Al llegar a su auto puedo ver qué sus hombres tienen a mí hermano y a los chicos en el piso, han de haber querido salvarme y los neutralizaron ahí 

— Está bien, está bien, pero deja a mí hermano, diles a tus hombres que lo suelten — le digo resignada, para que dejaran a mí hermano y a los chicos tranquilos 

El solo le hace señas a sus guardias y estos los sueltan 

— SAMIRA, SAMIRA ¿QUE SUCEDE? ¿ESTAS BIEN? — me grita mí hermano, los hombres ya los habían soltado, pero no le permitían el paso 

— Camil, llévatelo — le digo lanzandole las llaves de mí auto, y luego me subo al auto de este hombre sin poner más resistencia 

Sabía que una vez que me fuera, Camil le contaría todo a mí hermano 

Una vez arriba del auto, observo por la ventana como Camil lo sostiene a mí hermano para que no se acercara, y comienza a contarle, y Ian me miraba con preocupación, ahora sí le importaba, pero ya era tarde 

Frederick sube del lado del conductor y arranca el auto, para luego salir de ahí.