Después de una ruptura, Camila encuentra consuelo en un hombre prohibido con el que descubre sensaciones que nunca había sentido, Pero las cosas cambiarán cuando descubra que es casado
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viaje
Ala mañana siguiente..
Desperté muy temprano esa mañana. El día se presentaba realmente hermoso, con el sol brillando y el cielo despejado. Mientras empacaba , escuché el sonido de mi teléfono. Era mi mamá, que me llamaba para recordarme que debía empacar para ir a la playa.
—Cuídate mucho, cariño. Espero verte pronto —me dijo con su voz cariñosa, llena de calidez.
—Yo espero lo mismo, ¡te amo! —le respondí, esbozando una sonrisa mientras organizaba mis cosas y cerraba mi maleta, sintiendo la emoción de la aventura que me esperaba.
Una vez colgué la llamada con mi mamá, no pude evitar dejarme caer de nuevo sobre mi cama. Miré mi celular, sintiéndome ansiosa por lo que vendría. Decidí revisar mis redes sociales para distraerme un poco. Mientras navegaba por las publicaciones, de repente, me apareció una foto de Sebastián, el hijo de Jimena. Fue una imagen que llamó mi atención de inmediato.
Él nunca solía publicar fotos, y hacía años que no lo veía, así que me detuve a observarlo. Había cambiado tanto que apenas podía reconocerlo; lucía realmente atractivo y su cuerpo estaba más grande lleno de músculos ya no era nada de aquel chicho flaco y todos los comentarios en su foto lo dejaban claro. Como era de esperarse, la mayoría de ellos eran de chicas que suspiraban por él.
Lo que antes era un chico inteligente, ahora se había convertido en un hombre perfecto. Pensé para mis adentros, mientras torcía los ojos y seguía adelante, deslizándome por su foto, pues ambos éramos como el agua y el aceite y solamente habíamos convivido dos veces.
Vamos hija se hará tarde.!_ dijo mi padre tomando mi equipaje.
Cuando llegué al aeropuerto, mi padre se ocupó de todos los trámites y preparativos necesarios. Me despedí de él con un fuerte abrazo y con una sonrisa en el rostro, sintiendo una mezcla de emoción y un poco de nostalgia. Después de eso, me dirigí hacia la puerta del avión, donde ya me esperaban todas mis amigas. Al verlas, una oleada de alegría me invadió; no sentía miedo en absoluto, solo una gran ansiedad por la aventura que estaba a punto de vivir. Mi mente se llenaba de imágenes de la playa, con su suave arena dorada y el sonido relajante de las olas. Estaba lista para disfrutar de esta nueva experiencia con mis amigas.
Cuando llegamos, todas estábamos realmente agotadas. Así que decidimos tomar un baño para relajarnos y refrescarnos. Luego, nos repartimos en nuestras respectivas habitaciones para descansar y recuperarnos del día tan intenso que habíamos tenido.
Para cuando llegó la noche, yo todavía estaba profundamente dormida; el calor del día me había dejado agotada.
“Camila, despierta, vamos a nuestra primera fiesta en la playa,” dijo Violeta mientras sostenía en sus manos dos hermosos vestidos.
“Estoy tan cansada,” respondí mientras cerraba los ojos con fuerza, intentando ignorarla.
“¡Para nada! No permitiré que sigas sintiéndote mal por lo que te hizo Miguel. ¡Iremos, así tenga que sacarte a patadas de la cama!” exclamó Violeta con determinación.
Ve diviértete por mi.!_ dije mirándola.
Vamos, levántate, perezosa. Te vas a poner este vestido, y yo me pondré este otro. Verás que muy pronto encontrarás a otro chico y Miguel se convertirá solo en un recuerdo. Dijo Violeta sonriendo, mientras yo contemplaba el vestido, que aunque era bonito, resultaba ser bastante revelador.
Por dios esto es muy ajustado y transparente.!_ dije asustada.
No seas santurona este vestido es perfecto así que ya ve a vestirte.!_ dijo violeta.
Me dirigí a vestirme, pero no me sentía nada cómoda con la ropa que tenía. Violeta, al percatarse de mi incomodidad, decidió cambiar su vestido y me ofreció uno más largo. Sin embargo, el nuevo vestido era un poco transparente, lo que me hacía sentir aún más insegura. A pesar de ello, intenté salir de mi zona de confort y me uní a las chicas para salir. Una vez que llegamos, no podía dejar de contemplar el mar; su belleza me absorbía por completo.
vamos, cami no te quedes atrás.! Dijo violeta tomando mi mano.
Nos paseábamos entre la multitud, y los chicos nos observaban a las dos con atención. No era de extrañar, ya que la ropa que llevábamos puesta llamaba la atención desde lejos. A medida que avanzábamos, el sol comenzaba a esconderse rápidamente en el horizonte, mientras mis ojos se perdían en la multitud que nos rodeaba. La diversidad de personas a nuestro alrededor creaba un ambiente vibrante que añadía emoción a nuestra caminata.
Mientras disfrutaba de una refrescante piña colada, sintiendo el dulce sabor de la mezcla de piña y coco en mi paladar, de repente percibí una mirada sobre mí. Al instante, voltee hacia la dirección de donde provenía aquella sensación. Y, para mi asombro, ahí estaba Sebastián, observándome con esos ojos que siempre parecían llenos de desprecio. Era como si, en ese momento, cada fibra de su ser estuviera imbuida de un profundo rencor hacia mí.
Ho.! Carajo que hace ese tipo aquí.!_ dije intentando guardar la calma y no mirarlo, pues el podría arruinar mi viaje.