En un mundo muy distinto al nuestro, en el que los seres humanos se han expandido por toda la galaxia y criaturas extrañas conviven con nosotros, vive Olivia Temple.
Su vida es perfecta, tiene un novio maravilloso y el trabajo que siempre quiso.
Pero una noche todo cambia para ella.
Alberto la deja y Olivia, despechada, se emborracha y pasa la noche con un desconocido.
Unos días después empieza a sentirse mal y, siguiendo un presentimiento, se hace una prueba de embarazo que resulta positiva.
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10
Me desperté mareada, y agradecí a Daniel que me convenciera para pedir la baja ayer.
Miré mi móvil y me sorprendí al ver que eran más de las nueve.
No recuerdo cuando fue la última vez que dormí hasta tan tarde.
Recordé mi sueño de anoche y me sonrojé.
Le eché la culpa a las hormonas.
Daniel es un amigo. Un gran amigo, cierto, pero solamente eso.
Me sentía dichosa por tenerlo en mi vida.
Era normal que tuviera ese sueño anoche, no quiere decir nada.
Tras asentir para mí misma, me levanté de la cama.
Luego de ducharme y cambiarme de ropa no me quedó más remedio que matar el tiempo hasta que fueran las tres de la tarde para llamar a Mónica.
Cuando faltaba poco para la hora estaba agotada.
Había cambiado las sábanas de la cama, puesto una lavadora, limpiado el polvo, tender la ropa, barrer el suelo, hice de comer un pastel de carne y volví a limpiar el polvo que quedaba.
Mi piso nunca había estado más impoluto.
Y el pastel de carne me salió delicioso.
A las tres y cinco me senté en el sillón y llamé a Mónica.
Me froté la rodilla en círculos con la palma de la mano, nerviosa.
—¿Sí? — respondió por fin.
—Ho... — carraspeé —. Hola Mónica. Soy Olivia. Daniel me dio tu número, espero que no te moleste.
—¡Olivia, hola! No, para nada, no te preocupes. He hechado de menos ver tu hermosa cabellera roja por aquí.
—Sí... Bueno... Es que no me siento muy bien que digamos. Estaré un tiempo de baja.
—Lo siento chica. Se te echará en falta.
Lo dudaba, pero no pude evitar sonreír.
—Respecto a lo que hablamos ayer...—empecé a decir, pero ella me interrumpió.
—¡Ah, sí! Sobre eso, le hablé de ti a Nick anoche.
Mi corazón se aceleró.
—No recuerda haberte visto, y me pide que te pase sus disculpas, pero que ahora está muy ocupado con el trabajo y no tiene tiempo para relaciones.
Lo lamento chica.
—¡Sólo quería verlo para charlar! ¿Qué demonios le dijiste?
—¿Pues que estabas interesada en tener un lío con él? Eso fue lo que me dijiste.
A la porra. Voy a matar a Mónica. Con suerte será Nick quién me detenga y así podré hablar con él.
—¿No puedes darme su número de teléfono? En verdad quiero hablar con él— imploré.
—Olivia, ¿qué rayos te pasa? Esto no es porque estás interesada en él
¿cierto?
Me mordí el labio.
—Nada, no importa. Gracias por intentarlo, Mónica. Ya hablaremos.
Colgué y revoleé el móvil a la otra esquina del sofá, frustrada.
Contuve las ganas de gritar.
Cálmate Olivia. Piensa.
¿Y si me acerco a la comisaría y pregunto por él? Eso podría funcionar.
Lo intentaré.
Pero antes necesito hacer una cosa.
Llamé a Daniel. No tardó en responder.
—Hola Olivia. ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo?
Me sonrojé al escucharle, recordando mi sueño de anoche.
—Me gustaría saber si es posible que quedemos. No he sido del todo sincera contigo y necesito desahogarme con alguien. Si quieres, claro.
—Por supuesto. ¿Dónde quedamos?
En serio es un tipo estupendo.
—¿Te parece bien en mi piso? Te mando la dirección en un mensaje.
—Claro, Liv. Iré lo más pronto que pueda.
Me senté, intentando tranquilizar a mi corazón, que latía desbocado.
¿Qué me pasaba?
A la media hora escuché el timbre de la puerta.
Me levanté del sillón como impulsada por un resolte y corrí a abrir.
Daniel sonrió al verme, y yo le devolví la sonrisa, notando que mis mejillas se calentaban.
—Hola,Liv. Te ves bien. — me saludó.
Asentí con la cabeza.
—Gracias, tú también. Quiero decir...—Daniel se rio—. Pasa,por favor. Olvida este intercambio.
Aún sonriendo, Daniel entró y se quedó de pie en medio del salón.
Cerré la puerta y me senté en una esquina del sillón.
—Siéntate por favor. ¿Quieres algo de beber? — ofrecí.
Daniel negó con la cabeza.
—No, tranquila, acabo de comer. ¿Qué pasa? Me estás preocupando.
Me quedé pensando unos segundos en cómo explicar el tema.
Decidí empezar por el principio.
—Sabes que Alberto rompió conmigo hará un mes ¿verdad? — él asintió
—. De acuerdo, te contaré todo lo que me ha pasado, porque de verdad necesito la ayuda de alguien y eres en quien más confío.
Noté como se sonrojaba ante el cumplido y no pude evitar sonreír.
—Esa misma noche, luego de salir del restaurante enfadada, me dirijí al bar más cercano que encontré. Conocí a un tipo y fue tan atento conmigo que yo solo... Necesitaba vengarme de Alberto ¿comprendes?
—¿Te acostaste con él? — me preguntó. — Eso ya me lo contaste, Liv. —Sí, lo sé, pero es como empezó todo y no sé otra forma de contarlo. Daniel asintió.
—Bien, también te dije que la nueva novia loca de Alberto me llamó advirtiéndome que me mantuviese alejado de él. Como si hubiera una mínima posibilidad de que le perdonase. Lo que no te conté es lo que me pasó después.
—¿Qué ocurrió?
Me toqué el cuello.
—Intentaron sacarme de la carretera mientras conducía. Y he recibido fotos de lo que hice aquella noche, y luego están las flores...
—¡Espera, espera! ¿Me estás diciendo que te están acosando? Asentí.
—Te admito que estoy asustada, Dani. Sabe donde vivo y no creo que sea Rebecca, parecía realmente sorprendida cuando la acusé de intentar matarme.
Daniel se levantó de repente y me agarró la mano, arrastrándome hacia la puerta.
—Vamos, vamos. No puedo creer que no me lo hayas dicho antes.
—¿Adonde vamos? — pregunté aturdida. Solo sentía el calor de su mano sobre mi piel.
—A poner una denuncia, Liv. ¿Adonde más?
Me sentí como una estúpida por preguntar. Era el paso lógico.
Me sentó a empujones en su coche y lo puso en marcha.
Me pregunté si me encontraría con Nick allí.